Sin más, salió corriendo hasta la puerta donde daba la cocina y se perdió en ella. No era ese tipo de jefa estricta, me gustaba hablar con mis empleados y entenderme con ellos, podían confiar en mi para lo que necesitaran y le doy gracias a dios por conseguirme unos empleados increíbles como eran Sally y Sam pero mi cabeza crecía en solo pensar buscar por lo menos dos empleados más para que ayudaran a Sally en el mostrador y otro para la cocina donde se hacia la magia de mis postres, yo prácticamente era de todo el en negocio. Repartidora, chef pastelera, atención al cliente, contable, aunque no me llevo todo el crédito en eso gracias a mi amiga madi que es contadora y su ayuda es la mejor de todas. Siempre tiene café y pastelitos gratis por su ayuda.
Cuando me dispuse a entrar en la cocina ya Sam estaba a toda marcha con los pedidos que teníamos que entregar, mientras que el terminaba de rellenar los mini pastelitos de arándanos yo terminaba con los últimos retoques con el pastel de boda.
El pastel de revelación de sexo ya estaba listo y solo faltaba subirlo a la camioneta, cuando terminamos todo, solo llevamos los pastelitos de arándanos y el pastel de revelación que eran los primero que tenía que entregar. Me fui a entregar los pedidos mientras que Sally atendía a los clientes y Sam sacaba más muffins ya para cuando había vuelto teníamos que llevar el pastel de boda que era de cuatro pisos, lo llevamos en partes y ya yo lo armaría en el salón, cuando acomodamos todo me marche de nuevo.
Cuando por fin termine con todos los pedidos me quede en el negocio ayudando a los chicos que estaban full en ese momento pero mi estómago empezó a rugir recordándome que no había desayunado, así que decidí pedir algo de comida.
Cuando vi la hora eran las 12:30 de la tarde, decidí quedarme con los chicos hasta cerrar el negocio ya que no tenía que hacer, cuando terminamos de almorzar me quede ayudando a Sam para tener algunos bizcochos listos para mañana ya que no iba a poder venir por cosas personales según él.
Luego de estar un rato solo el negocio Sally y yo empezamos hablar de unas ideas que podía facilitarnos el trabajo con un sistema nuevo de computadora para ordenar mejor y tener mejor inventario, hablamos un rato del tema y antes que se me olvidara le dije a Sam que me envolviera unos muffins con fresa y chocolate que había apartado temprano.
No me digas que el señor William te pidió más muffins. – comento Sam alegre.
No son para papa. – dije distraída, me percate por el rabillo del ojo que Sam y Sally se miraban.
Me gustaría saber para quien son estos Muffins entonces. – hablo ahora Sally con sumo interés mirando la caja de los Muffins.
Tengo un vecino nuevo. – dije burlándome de la expresión de Sally. – y no es lo que piensas, solo quiero darle la bienvenida con mis muffins para un posible comprador más. – termine haciendo una mueca con mis labios.
Pero… ¿ya lo viste? ¿Es guapo? – dijo con mucho más interés Sally, Sam le halo un pequeño mechón de cabello y rápidamente se dio la vuelta para entrar por la puerta de la cocina.
Auch. – dijo Sally tocándose la cabeza. – me reí fuerte por el gesto y supuse que Sam estaría celoso, nunca se sabía con ellos, un día son como perros y gatos y al otro parecen monos, lo que más me mortificaba era que ninguno de los dos se sinceraba con sus sentimientos.
Para responder a tu pregunta, no lo he visto y menos sé si es guapo. – dije con una sonrisa en mi rostro.
Sally entro a la cocina posiblemente a discutir con Sam mientras yo me quedaba en el mostrador atendiendo a una pareja. Cuando decidieron por una torta red velvet se marcharon felices, por eso me encantaba hacer dulces, le sacaban una sonrisa hasta el más malhumorado del mundo.
Ya estaba lista para irme y deje a cargo a Sally para que cerrara el negocio, me estaba muriendo del cansancio y solo quería llegar a mi casa solitaria y acostarme en el sofá con una sopa instantánea viendo cualquier programa. Me despedí de los chicos y saliendo con la caja de los muffins para mi nuevo vecino tome mi coche y me fui directo a mi morada.
Cuando llegue a mi casa solo tenía la luz de entrada encendida, bajándome del coche y bajando las cosas vi los muffins que tenía que entregar, me dispuse a entrar a mi casa dejando mi bolso el portátil en la mesa del comedor, abrí la caja de los muffins para chequear que no se hubieran dañado y estaban perfectos, me mire al espejo haciendo algo con mi aspecto pero estaba totalmente destrozada, me di cuenta mirándome en el espejo que mi maquillaje estaba algo corrido pero también tenía algunas manchas de crema de chocolate y mermelada de fresa en mi blusa, me retoque el maquillaje y me coloque una chaqueta encima para tapar las gotas de crema de chocolate y la mermelada de fresa, mientras me miraba de nuevo se me vino a la mente la moto y no me percate si estaba afuera estacionada así que ignore mis pensamientos y fui a entregarle los muffins a mi vecino nuevo.
Cuando iba camino a la casa de al lado me di un golpe mental por pensar que solo podía ser un hombre, a lo mejor era una pareja de recién casados o una familia… quien sabe, este era un vecindario muy familiar y no creo que un guapo soltero sea tan loco como yo para vivir rodeado de ancianos, niños y recién casados así que me dispuse a pensar en los recién casados que habían comprado la casa de alado.
Cuando llegue a la entrada vi que en la parte de afuera de su garaje estaba parado un jaguar F-Type último modelo, cuando vi el carro quede boquiabierta por lo hermoso que era, era completamente n***o, no vi moto pero tenía las puertas del garaje cerradas así que era posible que estuviera resguardada y si no era el vecino de la moto ya tenía que olvidar el tema. Cuando toque la puerta me recompuse pero no podía apartar la vista del carro, tenía envidia de la buena, tal vez si me hiciera amiga de ellos podría montarme una vez en ese coche. Mientras soñaba despierta con el carro delante de mis ojos no me di cuenta que la puerta de la entrada se había abierto de par en par y mucho menos me di cuenta hasta que estaba un hombre parado a mi costado hasta que carraspeo para llamar mi atención. Cuando voltee la mirada hacia la puerta solo vi un pecho frente a mis ojos muy fuerte con una camiseta blanca y sentí que todo fue en cámara lenta cuando subí mis ojos para mirar a mi nuevo guapo y sexy vecino, mi boca estaba aun levemente abierta cuando lo mire a los ojos, su expresión era impenetrable, estaba con una ceja levantada con curiosidad marcando sus rasgos aún más atractivo. ¿Era posible quedarse sin palabras al ver a un hombre? Si. Completamente sí, claro que si mil veces, sentí como mi sangre se empezaba acumular en mi rostro y me di otro golpe mental por sonrojarme cuando no soy ninguna colegiala.
Eh… - dije tartamudeando. – hola, soy tu vecina. – señale mi casa al otro lado pero él ni se molestó en mirar a la dirección que le estaba señalando. – perdón por interrumpir. – continúe diciendo lo más serena posible. – solo vine a traerte un presente de bienvenida. – termine estirando mis brazos para darle la cajita con los muffins.
El observo mis manos sosteniendo la caja con mi logo de la pastelería en la tapa de la caja y por una vez me sentí ridículamente incomoda y tonta por hacer esto pero esto fue mi idea desde que Salí de la casa así que no podía culpar a nadie más pero mentalmente ya me estaba regañando y dándome golpes una y otra vez, pensé que nunca iba a tomar la maldita caja hasta que estiro un brazo y divise un gran tatuaje en su antebrazo, era una especie de serpiente enredada en su antebrazo pero no pude seguir con mis pensamientos por qué respondió.
Gracias. – dijo con voz gruesa y alta. – no tenías que molestarte por el detalle. – termino, mi cabeza tenía que levantarse para poder mirarlo así que estaba sorprendida por su altura.
No es por nada, solo quería darle la bienvenida a ti y tú ¿esposa? – pregunte algo curiosa. Su cara se arrugo más al escuchar mi pregunta y cerré la boca hasta colocar mis labios en una línea fina. La había cagado.
No tengo esposa, solo soy yo. – dijo con rudeza, así que era loco por la tranquilidad como yo. Su mirada se posó en mí más dura para tal vez intimidarme más y hacer que me fuera.
Por cierto me llamo Emma, Emma Johnson. – estire mi mano y el antes de tomar la mía lo pensó un momento.
Riley Brown. – dijo tajante.
Espero que te gusten mis Muffins. – el miro la caja con el logo algo escéptico.
Es mi pastelería, queda en Henley Beach por si quieres pasar a tomar y comer algo dulce. – dije con una sonrisa pero él no la respondió, ya era hora de irme antes de poner las cosas más incomodas que la que ya estaban. – bueno, fue un placer que tengas buenas noches.
Buenas noches. – dijo aun parado en el umbral.
Cuando empecé a bajar las escaleras para salir de su entrada le dije.
Tu coche esta bonito.
No me quede a escuchar su respuesta ya que prácticamente Salí corriendo de su entrada para regresar a mi casa segura de una terrible bienvenida, aun sentía mi cara algo roja y tenía mucho calor, el tipo era intimidante pero era realmente caliente y sexy. Esto era culpa de mis hormonas, toda la culpa era del maldito periodo, subí las escaleras quitándome la ropa para ducharme e irme directo a la cama para poder recuperarme del es trasnocho del día anterior.
A la mañana siguiente algo desorientada y aun como mucho sueño me despertó el timbre de mi casa, cuando vi la hora eran las 9:30 de la mañana con un resoplido me levante a regañadientes. Había tomado la decisión que hoy abriera Sally con Sam y en la tarde iría ayudarlos a cerrar el negocio, llegando al piso de abajo abriendo la puerta con solo unos short de pijama y una camiseta blanca con una gran carita feliz estaba el hombre más sexy que había visto que ahora era mi vecino y estaba más guapo que anoche con unos jean desgastados negros, botas negras y camisa negra con dos bonotes sueltos en su pecho asomando un poco de bello corporal, ¿estaba soñando? Podía ser posible, estaba medio boquiabierta al verlo al frente de mi casa cuando apenas habíamos compartidos unas palabras pero luego recordé como iba vestida y mi vergüenza empezó a estallarme en la cara.
Buenos días. – dijo con su voz gruesa y ronca, pensé por un segundo que se me habían erizado los bellos de mi nuca pero creo que fue una imaginación, carraspeando para aclarar mi garganta y tratando de arreglar mi cabello desordenado le respondí con la mayor tranquilidad que podía.
Buenos días señor Brown. – dijo lo más formal que podía, este hombre me ponía nerviosa con solo su presencia.
Perdón por despertarte. – dijo dándome un vistazo a cuerpo completo ¿era posible estar roja como una remolacha? Sentía mi cara arder. – Solo vine a entregarte esto… - dijo mostrando mi teléfono. – imagino que es tuyo.
Cuando vi mi teléfono en sus manos mis ojos se agrandaron ¿Cómo llego mi teléfono en sus manos? No recuerdo haberlo sacado de mi bolso aunque bueno ayer parecía un zombi no me sorprendería mucho, al parecer leyó mi mente porque dijo.
Estaba en la caja de Muffins que me diste, tienes muchas llamadas perdidas. – dijo, estiro su mano entregándome el teléfono, lo tome mirándolo como si el objeto tuviera patas.
Oh lo siento. Se me tuvo que haber pasado cuando metí los muffins y ayer no estuve pendiente de él. – ¿para qué le explico si igual no le importa? Hice una mueca estúpida mientras me golpeaba mentalmente. – gracias, muchas gracias por entregármelo.
Tranquila. – dijo mirándome con mas atención. – me iré entonces, que tengas buen día.
Cuando le iba a decir que tuviera un buen día también ya iba a mitad de camino así que me quede callada y cerré la puerta, pasando por el espejo de la entrada y vi mi reflejo salió un gemido de frustración de mis labios. Estaba espelucada y tenía una marca de baba seca por la comisura de mis labios sin mencionar mis ojeras que no ayudaban y menos mi vestimenta, me di un golpe en la frente y quise que la tierra me tragara en ese momento, frustrada por mi segundo encuentro con el vecino sexy me fui a la cocina a prepararme un café cargado para arreglarme e irme al café ayudar a los chicos.
No podía creer que mi segundo encuentro con el vecino también allá sido un fallo total pero me dije a mi misma que trataría de estar lo más arreglada posible hasta el casa, soltando un bufido mientras miraba la calle sabía que eso iba hacer imposible de cumplir, siempre estaba en la cocina y mayormente siempre estaba manchada con chocolate u otros ingredientes, dándole un golpe al volante por ser tan estúpida Salí del coche para ir a la tienda, no necesitaba impresionar a nadie porque yo dije que iba a tener dieta de hombres idiotas y él es la viva imagen de un hombre muy idiota pero un idiota realmente sexy y caliente.
Entre a la tienda y estaba abarrotada de gente, sombrada de ver tanta gente corrí auxiliar a Sally que ya con su cara pedía ayuda a gritos. Bien, necesito esto para olvidarme de mi caliente vecino rápido o por lo menos por un momento, llegaba más gente a medida que se iban así que me prepare para cerrar hoy tarde.
Después de unas cuatro horas de estar atendiendo ya había bajado un poco la marea, aún quedaban comensales en las sillas cerca de la ventana. Empecé a limpiar el mostrador y organizar unas galletas que había traído Sam mientras que Sally estaba limpiando la cafetera. Cuando por fin se habían ido todos los clientes nos sentamos lo tres en una mesa con unos refrescos.
Por todo este ajetreo no te pregunte ¿cómo te fue con tu vecino? – pregunto curiosa tomando de su refresco, los dos pusieron su atención en mi esperando a que hablara.
Para ser sincera. – dije suspirando colocando el vaso medio lleno en la mesa. – me fue horrible.
Digno de ti. – dice Sam con una carcajada, lo mire con rabia y el amplio su sonrisa.
¿Qué paso? – ahora pregunto Sally.
Es un vecino sexy, guapo y caliente. – cuando mire a Sally tenía los ojos sobresaliendo de su órbita.
No me digas… eso quiere decir que yo tenía razón. – pronuncio emocionada. - ¿está casado?
No, pero de seguro tiene novia… - dije pensativa. – ese semental no puede estar soltero.
¿Y si lo está? ¿Qué piensas hacer? – volvió a decir Sally.
No pienso hacer nada, ya dije que iba hacer dieta de hombres idiotas y él es la viva imagen de un hombre idiota. – termine diciendo pero Sally y Sam me miraban de una forma que no me creían pero ya estaba decidida.
¿Cómo se llama? – pregunto Sam.
Riley Brown. – corrobore.
Hasta su nombre suena sexy. – dijo Sally batiendo una mano en su cara. – ¿pero cuenta que paso?
Bueno fui a su casa a llevarle los muffins y me quede babeando su carro que era un Jaguar F-Type. – Sam se ahogó con su refresco y Sally empezó a palmearlo en la espalda. – sí, te imaginaras tal belleza. Mientras veía su carro él estaba esperando a que yo terminara de cogerme con la mirada su auto cuando carraspeo para llamar mi atención y cuando voltee solo vi un pecho ancho y fuerte frente a mis ojos y ¿saben que fue lo que hice? – les pregunte con una mano en mi frente.
¿Qué hiciste? – pregunto Sally intrigada.
También me lo cogí con la mirada, a mi defensa está muy pero muy bueno y cuando por fin pude hablar tartamudee como una estúpida. – me di otro golpe en la frente. – pero eso no fue lo peor.
¿Es que tienes algo peor? – pregunta Sam con burla.
No sé como pero deje mi teléfono en la caja y el vino a traerlo esta mañana… me estaba levantando y tenía baba seca pegada en mi barbilla, mi pijama nada favorecedora y mi cabello era un nido de pájaros. – termine enumerando todo con mis dedos.
Los chicos se miraron y rompieron en carcajadas mientras yo aún me lamentaba de mis acontecimientos, cuando ya se estaban calmando y apartando sus lágrimas de sus ojos me respondieron.
¿Por qué te preocupas? – pregunta Sally.
No quiero que piensa que soy una loca ni mucho menos. – le dije decepcionada.
Pero es mejor para ti, acabas de decir que ya no quieres saber nada de idiotas y que estas a dieta de los mismos. – dice Sam.
Se lo que dije pero igual no quiero parecer una desquiciada delante de él. – termine.
Concluyendo el tema, terminamos de tomarnos los refrescos y terminamos de dejar todo listo para el inicio de la semana. Cuando cerramos y nos despedimos yo iba camino a mi auto por la avenida cuando empezó a sonar mi teléfono de nuevo, las chicas me habían estado llamando desde temprano y no les pude devolver las llamadas.
Hola Madi. ¿Cómo estás? – respondí.
Por dios Emma hasta que por fin contestas. – dice ella algo molesta. – hola Em. – grita Ava por la línea.
Hola Ava. Perdón por no contestarles y no devolverles las llamadas, esta mañana extravié mi teléfono y luego la tienda estuvo full hoy. – dije ya abriendo mi auto.
Bueno te llamamos para informarte que el viernes tenemos una fiesta de celebración con los nuevos socios de Cooper y quería que vinieras, el mejor amigo de Cooper se vino de estados unidos y queremos presentártelo. – dijo Madi emocionada, hice una mueca negando con la cabeza. – y antes que digas una excusa tienes que venir, te mandare a buscar Max. – dijo tajante.
Bueno, ya veo que no puedo cambiar de opinión. – dije con un suspiro.
No puedes. – grito Ava, lo malo de tener tus dos amigas viviendo en el mismo vecindario es que confabulan contigo que vive en la otra punta.
Está bien a ¿qué hora viene Max? – dije ya resignada.
A las 9 de la noche, tienes que venir elegante… - dijo Madi mientras murmuraba algo con Ava.
Está bien, estaré lista a esa hora. – concluí.
Perfecto cariño te esperamos aquí. – terminaron y cortaron la llamada.
Tomando el volante y pegando mi frente en él, tome aire y lo solté, era imposible decirles que no tenía intenciones de conocer a nadie y que quería hacer dieta de hombres idiotas por que no van a dejar de pasar esto, cuando a ellas se les mete algo de entre cejas y cejas no hay nada que las pueda persuadir a menos que tengas un accidente. Eso puede ser una buena idea pero la descarte de inmediato, no iba a ser tan perra y dejar colgado al hombre, pero en fin, aún queda una semana y puedo buscar una excusa perfecta esta semana, ya encontrare algo ¿no?
Cuando llegue a la casa el Jaguar estaba parqueado a fuera y recordé el oso que cometí al frente de mi sexy vecino posiblemente soltero.