Matthew
La noche antes del beso.
Soy un hombre bastante activo y adicto al sexo. Me gustan las mujeres rubias y bastante ostentosas, de esas que por poco les falta operarse el cerebro. Son más fáciles de llevar a la cama porque solo buscan su placer y yo las busco para que me den placer.
«Tener sexo sin ataduras es la mejor creación del hombre», orgulloso pensé.
Últimamente me ha estado molestando mi cerebro. Me explico, no dejo de pensar en la mujer que vive en mi casa. Solo pienso que estará haciendo ahora y me hierve la sangre cuando la imagino con cualquier hombre.
—En mis tiempos le decíamos celos —opina la voz en mi cabeza. Según internet, esa voz es mi conciencia, pero estoy seguro de que estoy enloqueciendo.
Y aquí me encuentro teniendo sexo con Samantha en la silla de la coc
