Amaya ¿Qué estás dispuesto hacer para conseguir una verdad? Honestamente, yo no estaba dispuesta hacer nada. Alaric, mi adorable hermanito, es tan dramático que puede llegar a hacer un espectáculo de algo tan mínimo como comer pizza con servilleta. «¿Quién come pizza así? Las pizzas se comen con tenedor y cuchillo», pensé indignada. Según mi hermano, el señor ogro no me odia, solo está un poco confundido con mi presencia. Yo que he estado viviendo con él y en ningún momento le he visto un síntoma de confusión. O sea, de por sí que normal no es, ¿ahora debo agregarle al hermano perdido de Confucio? —Quién sabe, tal vez no sabe si quiere darte duro contra la pared o la mesa —mi conciencia habla divertida. ¿Darme duro? Lo que me faltaba, que ahora el señor ogro sea un golpeador. Eso me i

