25. Simón. Unos minutos antes de que pierda el conocimiento: Simón dobló la cabeza a un lado y pudo divisar la remera azul oscuro que sobresalía del gran desorden que era mi cama. Era la remera que tenía bordado con hilo dorado el nombre de Brad, desde la primera vez que me vio usándola es que había comenzado a sospechar que entre Brad y yo había gato encerrado, pero no se lo creía del todo, quizás solo era su paranoia porque dentro de su cabeza se llevaba una gran batalla que no parecía que fuera a terminar nunca, la gran batalla que se libraba era entre su cordura y una gran paranoia, ambas deseaban tener el control de él. Por eso fue que hizo lo que hizo esa maldita tarde. Unos minutos antes, mientras yo estaba dentro de la ducha relajándome o tratándolo de hacer, él entró a mi cua

