Capítulo 2

1306 Palabras
El silencio solo tardo unos minutos cuando nuevamente escuché pasos y al voltear lista para encontrarme con esos idiotas nuevamente, me lleve la sorpresa que no eran ninguno de ellos. —Ya que no quieres ir en mi auto, deja que te acompañe hasta tu casa, me sentiría mucho más tranquilo. Nuevamente seguí mi camino, no me importaba lo que el hiciera, pero odiaba ir en silencio sabiendo que no estaba sola. Aunque el era un total desconocido sabía que tenía que agradecer por su ayuda, yo habría podido sola, pero no reclamaría nada, no lo conocía y no sabía cómo reaccionaria. —¿Cuál es tu nombré? —me preguntó rompiendo el silencio, su voz era toda una joya varonil, apostaba que de los 30 años no pasaba y yo jamas me equivocaba. —Tamara. —¿Cuantos años tienes? —me preguntó y suspire nerviosa, estaba haciendo demasiadas preguntas. —23. Eso era mentira, apenas había cumplido los 20, pero no le diría mi edad real. —¿Podrías decirme que hacías tan tarde por estás calles peligrosas? —Sali de trabajar tarde, por eso pase a esta hora, normalmente salgo mas temprano, pero las personas como yo, tenemos que esforzarnos mas en conseguir lo que queramos. —¿Las personas como tu? —Si, las personas con escasez economica, por no decir pobreza, no somos como las personas como usted, nosotros nos sacrificamos. —¿Y como son las personas como yo? ya me dio mucha curiosidad. —Los ricos, los empresarios, herederos, personas que dicen que se esfuerzan en conseguir las cosas pero realmente no es nada con lo que nosotros pasamos, ustedes no pasan hambre, nosotros si, ustedes tiene dinero para salvar vidas, nosotros las perdemos por no tenerlas, esas son las comparaciones, vera mucha diferencia señor. Él sonrió de lado y asintió. —Tienes razón. —Por cierto ¿Cual es su nombré? Yo, ya le di mi nombre. —Xandro, Xandro D' Angelo. Solo asentí, no quería saber nada más, por suerte llegamos a la esquina de mi casa, por lo que podía impedir que llegará más cerca. —Puede dejarme aquí, mi casa está cerca. Note que su auto estaba cerca, por lo que imaginó que tiene chófer. —Muchas Gracias señor D'Angelo, por ayudarme con esos idiotas. —No agradezcas, no fue nada, aunque no pensé encontrarte nuevamente después que casi me tiras al suelo está mañana. La sorpresa es evidente en mi rostro, por lo que su risa no se hace esperar, definitivamente tiene risa de Millonario. —Me disculpó señor, pero llegaba tarde a la escuela y odio llegar tarde. —No te preocupes, me lo compensaras después, ahora ve a tu casa, que tienes que descansar. Un poco confundida con sus palabras camine directo a mi casa. Al momento de entrar, mi vista fue a dar a la sala donde estaba mi mamá dormida, me estaba esperando. Rápidamente me acerque a ella y le di un beso en la mejilla. —Mamá, he llegado a casa —le dije en voz baja moviéndola un poco, ella abrió sus ojos y me sonrió —Vaya a descansar —le dije y ella asintió. —Te deje la cena lista en la estufa cariño. —Gracias mamá, en cuanto termine me iré a estudiar y después a dormir. —No te desveles. —No te preocupes mamá. Ella se fue a la habitación mientras yo acomodaba un poco las cosas, guarde las propinas en el recipiente de siempre y fui a buscar mi comida. Estudiaba mientras comía, así era mas fácil en vez de hacer las cosas por separado, pero siempre tenía cuidado de ensuciar, odiaba eso. Mis ojos comenzaron a cerrarse, el sueño se estaba apoderando de mi, mire la hora en mi celular y eran pasadito de las once de la noche, suspire cansada y guarde todas mis cosas, lave los trastes y asegure la casa, apague las luces y me fui a la habitación, la misma que compartía con mi madre. me di un baño, me puse la pijama y me acosté, solo que no podía conciliar el sueño rápidamente, mi mente se puso a pensar en ese desconocido¿Que hacia él en esa calle? Bueno ahora no era tan desconocido, podría buscar su Nombre en internet y probablemente pueda encontrar información de él Esperaba que todo fuera una simple casualidad del destino. (•••••) La molesta alarma sonó, hoy no tenia práctica por lo que me quería un rato mas con mi madre antes de irme a la escuela, ella aun seguía dormida, me levante y baje para preparar el desayuno, dejaría todo listo antes de que comenzará a arreglarme. Todo estaba casi listo, cuando escuche sus pasos por el pasillo. —Mami, ven a desayunar —le dije haciéndola sonreír. Por mis prácticas, la escuela y mi trabajo, no nos vemos mucho, así qué este día seria diferente, no habría práctica, ni Tampoco trabajo, solo la escuela y ya, lo demás del día lo pasaría a su lado. —¿No tienes práctica hoy hija? —No mamá, tampoco trabajo hoy, así que solo iré a la escuela y saliendo me vendré a la casa. Mientras desayunábamos, le conté el incidente en la calle y como Xandro me ayudó y me trajo a casa. —Sabes, se me hace muy sospechoso que un hombre como él, ande por estos rumbos —dijo y asentí dándole la razón. —También pensé lo mismo, pero prefiero no tomarle importancia, no creo que nos volvamos a topar. termine mi desayuno y mi madre se levantó a lavar los platos antes de que yo lo hiciera, fui a la habitación para tomar un baño y comenzar a cambiarme. Prepare mi bolso donde siempre llevo mis zapatillas de Ballet, se que practicaría en el receso y no descansaría, hasta que sea hora de la siguiente clase. Termine de alistarme, seque mi pelo y lo deje suelto, para cuando llegara a la escuela, ya tenia que estar completamente secó. Tome mis cosas y salí de la habitación y fui rumbo a la sala, deje mi bolso y mi mochila en un mueble y fui a la cocina para ver a mi mamá. Se había quedado viendo nuestro tesoro, nuestro álbum de fotos, todos esos momentos que estuvimos juntas, como un gran equipo, me gustaba verla asi, no se veía preocupada por nada, tampoco estaba mortificada por su enfermedad, yo me encargaba de quitarle todo ese estrés, que todo estuviera bien a su alrededor, sabia qué si no tenia cuidados ni las medicinas indicadas, el cáncer la alcanzaría. —Mamá, ya me tengo que ir —le dije y me acerque a abrazarla —Nos vemos en la tarde. —Suerte hija. Tome mis cosas y salí de la casa, comencé a caminar hacia la parada de autobús, mire la hora de mi celular y estaba a tiempo. Al estar en la parada revisaba mi celular, un auto se estacionó enfrenté, pero no era mi asunto, solo me hice un poco hacia atrás, lista para correr por si querían asaltarme, uno nunca sabe. —Señorita Tamara Esa voz, yo conocía esa voz. Levante la mirada para ver el auto de Xandro. —¿Señor D'Angelo? —Qué sorpresa encontrarla Nuevamente ¿Sería mucho pedir que me permita llevarla a su escuela en esta ocasión? Si alguien me ve llegar en este auto, los chismes no tardarán en llegar a toda la escuela. Pero lo importante era ¿Puedo confiar en él? Supongo que si no me arriesgo no podré saberlo. Bien dicen que la curiosidad mató al gato, solo esperó y está curiosidad no me llegue a matar un día de estos. —Esta bien señor D'Angelo, puede llevarme. Maldita sea Támara.
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