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Von
Me estiré para alcanzar su delgada silueta y la acerqué hacia mí hasta que sus caderas se encontraran con las mías. Su gemido me aseguró que ella se sentía como yo quería, como yo lo necesitaba, y mi m*****o estaba duro y listo, ansiosa de reclamarla. Cerró los párpados lentamente y su cuerpo se derretía en el mío mientras sus ojos se oscurecían con la pasión.
Dios, era perfecta. Tan inocente, y aun así tan sensual. Me había confesado anoche, en nuestra primera reunión en sueños, que era virgen, que no había sido reclamada. Despertar la naturaleza apasionada de su cuerpo sería un verdadero placer. No podía esperar para reclamarla de la forma tradicional: su boca, luego su trasero, y finalmente, cuando aceptara mi reclamo, llenaría su dulce feminidad con mi semen, y su vientre con
