Capitulo XXXIV "El Día Que La Ví Volar".

2000 Palabras

El tribunal olía a madera pulida y ambición. Mark ajustó su corbata por décima vez, no por nervios, sino porque necesitaba hacer algo con las manos antes de que traicionaran su compostura. Desde su lugar en la primera fila, veía cómo *Lucifer*—como todos la llamaban en los tribunales—ordenaba sus notas con precisión quirúrgica, los tacones negros clavados en el suelo como dagas. El fiscal Martínez comenzó su argumento con la seguridad de un hombre que no sabía estaba cavando su propia tumba. Mark apenas lo escuchó. Su atención estaba pegada al modo en que Lucía jugueteaba con su pluma, los labios entreabiertos, los ojos ámbar brillando con esa chispa predadora que solo aparecía cuando olía sangre en el agua. —Su señoría —su voz cortó el aire como un látigo, haciendo que hasta el juez s

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