Volver a Vivir de Julianne Martz
Código de registro: 2106028007996
Todos los derechos reservados
Se prohíbe la reproducción total o parcial de este documento sin autorización expresa en cualquier idioma.
¿Qué estaba haciendo en ese lugar? Me preguntaba. El reloj marcaba las ocho y treinta de la noche, sentada sola en aquel bar del hotel con un trago en la mano replanteándome el curso que le daría a mi vida, pensando además que lo más probable es que me habían dejado plantada en aquella cita a ciegas programada por mi fantasiosa hermana, con un recién divorciado igual que yo, de seguro él fue más inteligente y no quiere una relación que lo lleve a la miseria, miseria en la que hoy día estoy metida yo por mi estúpido ex esposo.
Mientras miraba el borde de mi vestido, o el vestido de mi hermana porque en mis 40 años jamás había comprado una prenda de este precio o incluso de esta forma, color n***o, ajustado a la silueta, por encima de las rodilla y que en realidad me quedaba muy bien, había bajado de peso y pues.. Me había servido, pensaba entonces en retrospectiva el ocaso de mi vida, me case a los 19 años con mi novio de bachillerato, tuve un hijo a los 20 años, mi amado hijo que hoy estaba en la universidad, no hice nada profesional por mi vida, me dedique en cuerpo y alma a ser esposa y madre.
Mi hermana mayor, siempre ha sido mi soporte desde niña a pesar de que solo es 2 años mayor que yo. Nunca vio con buenos ojos que me casara tan joven, ella quería que entrara en una universidad como ella y antes de formar una familia tuviera una profesión, sin embargo, gracias a ella después de tener a mi hijo ingrese a un instituto e hice unos créditos de fotografía y arte, era la fotógrafa oficial de la familia y siempre me apasionó estar al tanto de las actualizaciones para mejorar la calidad de las imágenes.
Mi ex, era un hombre agradable fuimos novios desde los 14 años, me amaba y yo a él, tanto así que no pudimos separarnos una vez terminó la secundaria, nos casamos en contra de los deseos de sus padres. Mis padres siempre fueron unas personas conservadoras y el matrimonio a corta edad, no era un problema más bien era una virtud, sin embargo, le preocupaban nuestras finanzas.
Richard, mi expososo, estudió en la universidad pública finanzas con ayuda de sus padres y los míos, dado que mis padres nos dejaron quedar en su casa pagando el mínimo de gastos para que saliéramos adelante, una vez el obtuvo su título y un empleo lo suficientemente aceptable nos independizamos, de hecho, le fue tan bien, que en menos de 3 años teníamos casa propia, un auto, ahorrábamos para la universidad de nuestro hijo Alex, todo era perfecto, o eso creía yo.
Físicamente él es un hombre alto, de buena forma, cabello entre gris y oscuro, ojos azules teníamos 20 años de casados. Fueron 20 años viviendo en un mundo en el que yo solamente creía que era feliz, pues mi maldito esposo no lo era y nunca me lo dijo, hasta ese día que llegó del trabajo mientras yo terminaba la cena, entró a la cocina con el ceño fruncido y un poco retraído buscando mi presencia, sin previo aviso y sin mayor arrepentimiento me indicó
- mañana te llamara un abogado – pronunció
- ¿y cómo es eso Cariño? le respondí, mirando lo que hacía en la estufa.
- “nos divorciaremos” espetó
Lo único que se me ocurrió preguntar
- ¿es un juego?”
- No. Lo siento, pero es difícil para mí estar con alguien a quien no amo ya
- ¿Cómo que no me amas? le dije mirándolo, en ese momento apague todo buscando el consuelo en algo, mi esposo nunca bromeaba ni se daba para jugar.
- nuestra relación hace mucho que perdió la llama, al menos para mí. Trate de recuperar mis sentimientos, pero todo lo que hice fue en vano- me miró avergonzado.
- pues no hiciste lo suficiente, porque no me dijiste que esto estaba pasando, pude haber hecho más por nosotros, de hecho podemos replantear las cosas y buscar ayuda - sentencié con los ojos llenos de lágrimas albergando la esperanza de que podíamos solucionar este problema.
- Antonia, se acabó- dijo exaltado casi lleno de ira - Estoy enamorado de otra persona y no pienso volver atrás, mañana viene el abogado y si gustas busca de tu parte uno para dividir nuestros bienes y no quedes desamparada” sentenció sin más.
- “Co – como” trate de decir en mi desespero
- No sigas, por favor, no hagas esto más difícil, mañana vendrá el mensajero por mis cosas- dijo con una voz suavizada, con un tono lleno de lastima mirándome y puedo estar segura que con vergüenza.
Se fue. No lo he visto desde entonces y mi corazón se quebró en mil pedazos. No tuve que hacer mucho por lo del divorcio, mi amada hermana era abogada y se encargó, tuve que salir de mi hogar para que se pudiera vender, con mi mitad compre un hogar menos lujoso, una cámara fotográfica nueva y una Laptop, hubiera querido comprarme una vida nueva y restarme algunos años pero no se podía.
Y ahí estaba yo a las nueve de la noche, esperando algo que no iba a llegar y de hecho un poco por fuera de mis sentidos por los incontables tragos que llevaba. Me disponía a terminar esta tortura de una vez cuando..
- Muy solita por aquí” dijo un tipo de unos 33 años podría ser o menos
- Si, respondí secamente.
- déjame invitarte a un trago, veo que llevas mucho tiempo esperando” dijo
- no se preocupe señor, ya yo me voy - respondí con un gesto de desagrado, lo que menos quería era que me intentara ligar como una puta adolecente.
- Lo siento, soy Charles, mucho gusto, por favor déjeme invitarle un trago - Insistió el con un tono amable y cordial.
Voltee a mirar con más detenimiento, y vi a un hombre sumamente atractivo muy por fuera de mis posibilidades la verdad, bien vestido con traje, cabello n***o perfecto en su lugar, ojos negros grandes debajo de cejas muy pobladas, barba cerrada, fileño, alto y fornido, de lejos se podía ver que era atlético. Cuando lo vi pensé que lo que ese hombre necesitaba era una distracción antes de hacer lo que haya venido hacer acá y que en realidad no estaba atraído por mi físico ni mucho menos, mire la barra desde donde yo estaba ubicada y éramos solo los dos y por obvias razones solo tenía la oportunidad de hablar conmigo.
- está bien, mucho gusto Antonia” respondí - Con su mano hizo un gesto al mesero quien nos trajo dos tragos.
- Que haces sola aquí - preguntó inquietante
Evidentemente mis sentidos no estaban al 100, debido a los tragos anteriores y debo admitir que estaba más que sincera
- “tenía una cita y no llegó” respondí algo apenada.
- “comprendo” me dijo asintiendo y mirando mis ojos
- “y tu” pregunté queriendo desviar el tema de que me habían dejado plantada.
- yo estaba en una cena de negocios, acabó temprano y pues no quería irme tan temprano, quería relajarme un poco y este es mi lugar favorito, respondió sonriendo y tomando un sorbo de su bebida
- “oh” hice un sonido con el mayor desinterés existente, diciéndome a mí misma que no sacara el tema del divorcio, aunque no había mucho que contar sobre mi podía hablar de fotografías.
La noche fue pasando y hablábamos muy anímicamente, incluso habían cosas que no sabía que eran interesantes de mí y pude ser tan abierta con Charles que en realidad estaba sorprendida. Reímos, bromeamos incluso jugamos adivinanzas, era algo tan infantil pero en realidad sentí que ambos nos estábamos divirtiendo.
Al pasar de las horas note en él, el más mínimo interés sobre mi como mujer, parecía como si hubiera encontrado un amigo con el que podía simplemente olvidarme de lo ocurrido y ser diferente, otra mujer. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo nos volvimos más cercanos, es decir, la brecha entre nosotros estaba desapareciendo, en el sentido de que ya no éramos tan desconocidos, a pesar de que no dije nada de mi vida personal y el tampoco.
De un momento a otro estaba haciéndome una pregunta ¿Que estaba haciendo?
Sí, yo me preguntaba eso mientras él me besaba, no podía creer que estaba en una habitación de hotel con un tipo que apenas conocía, que ni siquiera era mi cita de la noche, me desconocía, siempre fui una mujer llena de valores y no podía entender porque estaba haciendo algo tan inapropiado, evidentemente estaba desubicada y un poco tomada, sin embargo, ese hombre me hizo sentir lo que hace tiempo no sentía o mejor dicho lo que nunca había sentido.
Mientras me besaba, yo jadeaba de puro placer, queriendo más cada segundo que pasaba y el calor que salía de mi era incontrolable, solo pensaba en ser suya de una vez, jamás había sido tomada de esa manera tan salvaje, su mirada era inquietante, sus ojos se habían tornado lujuriosos y sus besos de fuego hicieron estragos y mi coño estaba tan húmedo que ni cuando tenía 20 años me había pasado
Y así de simple, estaba en una habitación de hotel.