Antonia, Antonia levántate, me dije con el sueño aun pesado al despertarme por la alarma matutina, quería seguir durmiendo, sin embargo, debía ir a la agencia a trabajar. Tome una ducha fría para activarme, Sentí que debía verme diferente, no vestir tanto como una señora, más bien darle una oxigenación a mi atuendo, me vestí con lo que tenía disponible en el closets, jeans, tenis y camiseta ajustada pero cómoda para pasar el día trabajando, adicional a ello, que me resaltara la figura y me diera aire nuevo. Seque mi cabello, el cual tenía por los hombros y lo deje suelto, me maquille de manera natural pero que me diera una tonalidad distinta y resaltara mis rasgos. Listo, me veía muy bien en el espejo.
Pasado el tiempo, ya me encontraba en la agencia, ajustando algunas entregas y dejando todo listo para el fin de semana, pues el sábado era un día muy agitado para mí por los compromisos en algunos eventos y también necesitaba trabajar en el concepto de fotografía que íbamos a presentar en la propuesta para concursar en la publicidad de la empresa de muebles y enseres, Andrés estaba muy entusiasmado y por supuesto yo también, habíamos hecho un bosquejo de lo que presentaríamos mientras él se encargaba de lo legal, yo haría la parte artística y el concepto para quedarnos con el contrato, el cual iba a ser un respiro económico tanto para la agencia como para mí.
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Era sábado y tenía tres eventos, me vestí de manera adecuada para iniciar las labores, pantalón tiro alto color crema no muy ajustado a mi figura y una blusa totalmente pegada que resaltaba mis bustos, mi cabello suelto que caía perfectamente a mis hombros, un maquillaje tenue pero visible y unos zapatos altos que me había regalado mi ángel, mi hermana María.
Cumplí perfectamente con los dos primeros compromisos, estaba algo agotada pero debía terminar y no quedar mal, ya que por lo general estos eventos los conseguía gracias a mi hermana, que tenía muy buenas relaciones, teniendo en cuenta que ella era abogada asociada a un prestigioso bufete, era una litigante asombrosa y afamada, implacable algunas veces.
Estaba al volante, iba muy despacio mirando la dirección en la cual debía estar por el cumpleaños de una señora de alta sociedad, iban a ofrecer una cena y necesitaban tomar algunas fotos para el recuerdo, cuando por fin encontré la dirección, baje mis cosas y me dirigí ahí.
Cuando toque me recibió un señor muy amable, me invitó a pasar y me preguntó
- “¿eres la hermana de María? Mucho gusto, Cesar Ventura”
- “Si, mi nombre es Antonia, el gusto es mío” le respondí, dándole la mano y apartando todos mis aparatos a un lado para no tropezar nada.
- Ella habla muy bien de ti, de tu trabajo y a veces se siente muy triste por lo que te pasó- me dijo, mirándome con ojos llenos de tristeza. No podía creer que María estuviera diciendo a todo el mundo lo que me paso con el divorcio y menos que lo estuviera utilizando para que me dieran trabajo, la iba a matar literalmente. Sin embargo, no tenía porque, ya que gracias a eso pude conseguir trabajo constante y de algo tenía que servir todo lo que me había hecho mi maldito exesposo.
Una vez, en la sala, el señor Cesar me indicó
- vas a tomar las fotos de la decoración y a medida que vaya pasando la tarde vas tomando las fotos de mi madre con los invitados y con los familiares, es como una fiesta infantil - sonrió y yo le respondí asintiendo con la cabeza y sonriendo.
Estaba tomando varias tomas de la decoración, de la sala de estar, del pastel de las mesas y de la celebrada. Me senté en un espacio un poco lejos del salón donde iban a cenar los invitados esperando que llegaran todos los invitados, mientras miraba las tomas que ya había hecho para y guardando en la laptop las que ya había tomado en los eventos anteriores para hacer espacio en las memorias.
Cuando por fin recibí la orden, inicie a tomar las fotos con los invitados, con los familiares y el señor Cesar, con los niños y jóvenes que suponía eran los nietos con aquella felicidad que se marcaban, la casa era hermosa y tenía unos detalles únicos casi parecía barroca, tenía una tomas muy lindas con las que podía jugar y hacer un excelente trabajo, más que excelente, hermoso. Me sentía feliz de hacer lo que estaba haciendo, dirigiendo y ayudando que salieran todos perfectos.
Por un momento sentí algo extraño, una sensación de que alguien me miraba de reojo, justo ahí, cuando mire, perdí todo control sobre mí, estaba Charles mirándome, nuestras miradas se encontraron y pude vislumbrar un poco de nervios en él, quizás porque no me esperaba encontrar en este lugar, quizás estos son sus familiares o la de su esposa quizás, no sé, podía crearle a él un problema mayor, de todos modos solo fue una aventura, una noche de placer.
Lo evadí, no quise hablarle ni saludarlo, seguí trabajando de la forma más normal que pude, inclusive tome una foto a un grupo de personas con la celebrada donde él estaba posando. Una vez acabe con el trabajo, el señor Cesar me agradeció y me pidió que comiera algo, lo cual no acepté, por supuesto para salir lo más rápido que pudiera de ese lugar.
En el espacio donde estaba la mesita donde tenía mis equipos, estaba tomando mis cosas para guardarlas, cuando sentí una voz familiar
- ¿Por qué no me saludas?” Susurró – mientras me miraba de arriba abajo con esos ojos negros profundos.
- no creí que me recordaras” respondí, y ni siquiera supe porque dije eso.
- ¿Por qué no te recordaría? respondió preguntándome
- no sé, tal vez pudiste haberte arrepentido, como saliste y no dejaste mucha información” - respondí con un tono un poco irónico
- me disculpo por eso- me dijo con un tono de arrepentimiento que parecía sincero.
- estas disculpado - le dije con tono amable pero con un poco de decepción - me tengo que ir Charles, el señor Cesar debe andar por ahí y no quiero que piensen mal de mí - puntualice.
Agarro mi brazo, me miró fijamente con la mirada oscurecida de la lujuria y me dijo muy despacio
- necesito que vayas al hotel otra vez, espérame ahí a las 9 pm, en la misma habitación pide las llaves en recepción.
Wowww ¿Qué acaba de pasar? No sé si estaba impresionada o indignada, porque este hombre del que solo sabía su nombre, me estaba ordenando que fuera a un hotel, para follar de seguro sin ninguna clase de vergüenza.
- ¿y porque yo haría eso que me ordenas?” le pregunte, mirándolo con cierto desdén.
- “porque tú lo quieres y yo también” respondió – y si no quieres ir, te comprendo, no vayas pero si vas te voy a joder hasta que me ruegues que te coja y te folle- me dijo en un tono autoritario y lleno de lujuria, soltó mi brazo y se fue.
Eso fue intenso, tenía humedad entre mis piernas. Tome mis cosas y las metí en el automóvil, no sabía qué hacer, me senté en el volante y arranque sin un rumbo definido, el reloj marcaba las 8 de la noche, me paré en algún lugar y pensé lo que me acababa de pasar, no lo podía creer y peor no sabía cómo iba a terminar esto. Tome mi celular y le iba a llamar a mi hermana para que me aconsejara pero esa era una mala idea.
Después de un momento, traje a colación todo los proyectos y planes que tenía para mi futuro y ¿Por qué no? Podía disfrutar sin ataduras lo que me estaba ofreciendo la vida, podía sentir, podía alocarme, sin embargo, me puse límites y era que no iba a hablar de mi vida personal ni quien era en realidad no porque me avergonzara de mi vida si no porque no veía un futuro y era un buen plan para no comprometerme.
Pensé principalmente que estaba teniendo sexo con alguien más joven, no tenía ni idea de quien era, podría asumir que tenía dinero por cómo se vestía y por el comportamiento en la fiesta de la madre del señor Cesar. Pensé también, que podría estar casado, aunque era una posibilidad, yo prefería pensar que estaba soltero.
Esto evidentemente se configuraba en una aventura, y quería volver a tener sexo con él, entonces podía acceder a su mandato pero no sin antes dejar algunos puntos claros, como si tenía esposa no iba a estar con él y al menos decirle algo, sin embargo, era mejor no decir nada de mí.
Al final de todos estos pensamientos, lo único cierto es que era una aventura, una mujer mayor que aunque creyeran que era experimentada estaba conociendo apenas la vida, un hombre menor buscando nuevas experiencias y algo que parlotear con sus amigos entre copas. Qué más da.
Llegue al Hotel, me dirigí a la recepción un poco apenada
- “buenas noches, soy Antonia” le dije a la recepcionista
- “buenas noches, señora Antonia, el señor Charles le dejo esto, disfrute su estadía” indicó la recepcionista, entregándome la llave 509.
Tome una respiración profunda, tomando el ascensor y pulse el piso 5, no hay vuelta a atrás.