Me levanto del sillón, dejo la copa de vino vacía en la mesa y camino hacia la ventana, mirando las luces de la ciudad. Mi ciudad. Rodrigo está acabado, y pronto todos lo sabrán. Pero esta llamada me recuerda que, incluso cuando estás en la cima, siempre hay quienes quieren derribarte. Es un ciclo sin fin. Y ahora, uno de esos "quienes" ha decidido hacer su jugada. Mi celular vuelve a vibrar, esta vez un mensaje de Luis: "Los hombres de Rodrigo ya están hablando. La policía tiene más de lo que necesitan. Morales va a cerrar el caso mañana." Bien. Todo va según lo previsto. Sin embargo, esa llamada anónima sigue rondando mi mente. Hay algo en la voz de ese tipo, algo que me dice que no es un jugador ordinario. Alguien con acceso, alguien con poder. Pero ¿quién? Mi celular vuelve a vibra

