Sintió como su sangre hirvio en su interior al ver a esa mujer desconocida plácidamente sentada sobre el regazo de su esposo, entró al lugar aparentando desde, ni siquiera sabía por qué se sentía celosa cuando ella no quería a Demian, pero no pudo detener la escena en su mente, una donde tomaba el cabello de zanahoria de esa tipa y la ponía en su lugar. Demian se puso de pie, alejando a Eliza de su regazo apenas vio a Alice entrar a su despacho con un pequeño surco en su frente, observándolos, sería. —Alice. —Sonrió—. Pensé que estabas descansando —dijo mientras Eliza no se despegaba de su lado ni un centímetro. La rubia miró a la aludida de arriba abajo de forma austera, no sabía quién era, pero tampoco le importaba saber. Demian la decepcionaba cada vez que veía algo bueno en él, siem

