—No —rió—. Excepto por aquel pequeño desliz adolescente que tuve con Alecks hace años, soy prácticamente virgen, y si de verdad quieres casarte conmigo, creo que sería bueno esperar —se sonrojó intensamente, incapaz de ocultar su ansiedad ante la idea de tener relaciones sexuales con él, dada su reputación.
—¿Entonces nos fugamos mañana? —preguntó esperanzado.
—No mañana, pero fugarnos pronto suena bien. ¿A quién invitaría a una boda formal? —preguntó Maggie, avergonzada porque su voz se quebró y tembló ligeramente.
Kaeden observó cómo su aparente calma se desmoronaba y su labio inferior temblaba. La atrajo hacia sí y la abrazó con fuerza. «Ha sido una noche larga», dijo en voz baja. «Necesitas dormir», murmuró en su cuello y cabello, aspirando su aroma único. Se levantó del sofá con el
