Bruno la soltó y encendió las luces del dormitorio privado del sitio donde se termina con un final feliz, le da vuelta a la joven y ve de quien se trata, maldice en sus adentros. —Andrea, ¿qué demonios haces aquí? —ella abre los ojos y lo ve con claridad. —Vino a salvarme, es mi ángel, señor, Bruno, mi cuerpo arde. —Maldición, —la suspende en brazos y la acuesta, sabe que le dieron algo— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo demonios terminaste en esta situación? —Vine con mis amigos a la despedida de graduación. No sé qué me pasa. —Que tal si hubiera sido otro tipo el que te hubiera pedido. Eres muy descuidada. Bruno está muy molesto por el descuido de la joven, la ve retorcerse en la cama, maldice y sabe qué hacer, pero no se atreve, ella es prohibida, si su padre se entera es como enterrarse en

