―Lo sé. Se cuanto quieres a tu hermano. Nina asintió y luego con los ojos llenos de lágrimas le respondió: ―Si, y después lo que hice… por esa amenaza… te incluye a ti. Soraya me dijo que te hiciera algo. —¿A mi? —preguntó Salomón con mirada asesina, con su respiración ya poniéndose pesada como la de una bestia preparándose para atacar. Nina sintió miedo al ver la transformación completa en el rostro del hombre que tenía frente a ella, pero se armó de valor y le dijo con voz temblorosa: —Me dijo que... para no acusarme con la policía, o matar a Emir… te vigilara a ti y que fuera tu espía para ver si no eres un mafioso. En ese momento, Salomón abrió sus ojos verdes y enfurecido le dijo: —¿Cómo? —aquella voz era baja, pero letal, como un león furioso. —Yo no iba a hacer eso. Te lo j

