—¿Entonces qué será? —insistió Salomón, genuinamente curioso sobre qué podría pedir la mujer que acababa de rechazar más lujos. Nina respiró profundamente, organizando sus pensamientos mientras saboreaba lentamente su comida, y luego lo miró directamente a los ojos con una honestidad que lo desarmo completamente: —No quiero salir durante el embarazo —confesó con una voz que mezclaba firmeza con vulnerabilidad—. No quiero fiestas elegantes, o apariciones públicas, o eventos sociales donde tenga que fingir que sé cómo comportarme en esos mundos. Sé que eventualmente tendré que aprender más modales y protocolo para cuando me necesites mostrar al mundo como tu esposa, pero por los momentos... quisiera tranquilidad absoluta. Hizo una pausa, con sus ojos llenándose de una nostalgia que hablab

