Emir tragó profundo, con el movimiento visible en su nuez de Adán apenas desarrollada. Sus ojos, agrandados por la sorpresa, intentaban conceptualizar una cantidad de dinero que excedía completamente su marco de referencia. —¿Y si vas a hacer un bebé con la rata gigante, significa que vas a tener que acostarte con él? ¿O será en un laboratorio, así como en un experimento, como en la película es que vimos la otra vez en el celular? —preguntó, con una inocencia que contrastaba dolorosamente con la crudeza de la situación. Nina, mintiendo para protegerlo, para que la brutal realidad de su situación sonara menos degradante, asintió con una sonrisa forzada que no alcanzaba sus ojos. —Sí. Él... quiere que sea a la antigua. Me dijo... que seré como una especie de novia por un tiempo. Dormiré

