2:00 am… ―Ah, me largo―murmuraba, Salomón despierto. Estaba frustrado y molesto porque pensó pasársela con Nina toda la noche hasta el amanecer, pero eso le era imposible y más con su personalidad, “Ahmed” aquel hombre “comprensible y buena gente”. Su conejita arisca se le escapó de nuevo y no podía hacer nada. Por ende, ya se estaba hartando de ocultarse, y tener que reprimirse. Ya se estaba obsesionando con ella y no quería dejarla ni un instante. Sumado a que debía viajar y quien sabe cuanto tiempo ese problema se resolvería. Los saudíes eran complicados y él lo sabia. Estaba ahí apretando su mandíbula tendido sobre aquel colchón demasiado pequeño para su cuerpo imponente. Cada crujido de los viejos resortes le recordaba cuán lejos estaba de su cama king-size con su colchón ortopédi

