Max
Tenía que hablar con Seolyun. Sacarme las dudas acerca del peligro que Samantha corría aquí o sobre cualquier cosa que supiera y pudiera ayudarme.
No sé si se debía a la adrenalina del momento o al miedo que toda la nueva información me generaba, pero mis pies nunca se sintieron tan ligeros, ni mi corazón tan pesado al imaginar que no podría encontrarla. Pues, en su casa no estaba, tampoco en el hostal en dónde su madre trabajaba. Solo me quedaba seguir mi instinto y revisar en dónde sabía que su corazón rebelde quería estar.
El bosque. Justamente en aquel árbol en dónde la vi escalar cuál ardilla salvaje.
Grande fue mi sorpresa al comprobar que mi instinto, incluso mis sentidos, estaban más despiertos que nunca. Mi lobo y yo, por primera vez en la vida, estábamos siendo uno. Pu
