10 Nora Miro a mi marido y tengo que controlarme para no alejarme. No debí dejar que Julian viera la reacción ante mi nuevo apellido, pero había disfrutado tanto la sesión de tiro y la compañía de Julian, que olvidé cuál era mi nueva situación. Me sorprendió oír ese «señora Esguerra» de los labios de Lucas; me devolvió al sentimiento desconcertante de pérdida de identidad, y, por un momento, no fui capaz de esconder la consternación. Bastó ese instante para transformar la compañía agradable y bromista de Julian en el hombre aterrador e impredecible que me llevó a su isla. Noto que se me acelera el pulso mientras me acaricia los labios con el dedo. Su tacto es gentil a pesar de la oscuridad que destellan sus ojos. No parece molesto por mis acusaciones imprudentes; más bien parece calmad

