Reencuentro

1239 Palabras
Me despedí de mis padres en el claro del bosque, aquel claro en el que había estado en mi primer encuentro con mi guardián, mi madre lloraba y mi padre estaba orgulloso. Ellos desaparecieron pronto de mi vista y me quedé a solas con mi guardián. La bestia que había atacado a mis padres estaba frente a mí, no, no era un ser peligroso, era noble y bondadoso, en nuestro primer encuentro sólo cumplía una misión, despertarme. Ahora frente a mí era una criatura indefensa, toqué su mejilla y en un abrir y cerrar de ojos se adhirió a la piel de mi muñeca izquierda como un tatuaje. -Ha hecho su elección -dijo mi guardián complacida -¿Qué es esto? -pregunté asombrada mientras veía detenidamente la nueva adhesión a mi piel -Te ha elegido como su amo -me explicó paciente -de ahora en adelante sólo responderá a tus órdenes Miré de nuevo incrédula mi nueva adquisición, era apenas una figura visible en mi piel, los colores eran espectaculares, pero ¿cómo una bestia tan grande podía convertirse en eso? a eso le llaman magia, y no podía creerlo a pesar de haberlo visto. -Circe, aún hay muchas cosas que debes comprender y conocer de nuestro mundo -me miró y luego alzó la vista al cielo -por eso es que debes ir al lugar adecuado para hacerlo -sonrió y me tendió su mano. Una nueva bestia color blanco y dorado flotó desde la muñeca izquierda de mi guardián y se convirtió en una enorme y hermosa ave, sus alas eran espectaculares, y me senté sobre su lomo delante de mi nueva tutora y el ave alzó su vuelo. Recorrimos una enorme distancia, a lo lejos, desde el cielo, podía ver mi hogar en todo su esplendor, las enormes montañas ahora sólo parecían pequeñas montañas de tierra, el gran río y sus cascadas sólo eran líneas azules en medio del minúsculo bosque, y mi casa había desaparecido. -¿Y mis padres? -intenté parecer despreocupada, no quería ser mal agradecida -Ellos deben cumplir su deber en el orden mágico -respondió pensativa -tienen puestos importantes en el mundo mágico y como han pospuesto muchas cosas, tienen mucho trabajo acumulado -Fue debido a mí ¿cierto? -Tus padres decidieron dejar su vida para darte lo que necesitabas -respondió con voz dulce -pero no debes sentirte culpable, al contrario, debes estar agradecida y feliz de tenerlos -Lo estoy -suspiré -y aún así me iré de su lado -me sentía triste y a pesar de haberlos visto apenas hace unas horas los extrañaba -¿podré verlos de nuevo? -¡Por supuesto! Pero sus palabras carecían de seguridad, quizá no iba poder verlos de nuevo, no tanto como yo quisiera y tampoco cuando deseara hacerlo, debía resignarme aceptar mi nueva vida en cualquiera que fuese el lugar al que iba. La tierra dejó de verse en un momento, desde mi posición en lo alto del cielo el mar nos rodeaba, no se veía tierra en ninguna parte, y por muchos kilómetros fue así. Disfruté de la vista aérea, de los espectáculos marinos de los delfines, ballenas y otras criaturas más que nadaban en la superficie. El ave majestuosa que me llevaba a cuestas se acercó lo suficiente al mar para que yo pudiera observar de cerca, y me sentí agradecida por tener esta oportunidad tan única y tan mágica. El ave alzó el vuelo de nuevo alejándose de la superficie del mar hasta un grupo de nubes densas. De pronto entre las nubes comencé a ver ladrillos, y mientras más nos acercábamos más estructuras podía ver; picos, puertas, ventanas, puentes; era un castillo, de esos castillos de los cuentos de hadas, pero era real y estaba ante mis ojos. -Visitaremos a mi hermano Cyrus Amaris, él es el encargado del lugar que será tu nuevo hogar -tomó una gran bocanada de aire, parecía entusiasmada por la visita -Hace mucho tiempo que no lo veo, digamos unos quince años -¿Quince años? esa es mi… -Desde tu nacimiento he tenido que vivir lejos de mi hogar, debía mantenerme cerca para protegerte -Lo siento mucho -agaché la mirada, me sentía culpable -Debes dejar de culparte, todos tenemos una misión importante en nuestras vidas, mi misión ha sido cuidarte y protegerte desde que naciste y me complace hacerlo. De todos los seres poderosos en el mundo me eligieron a mí, y es un honor ser tu guardián. Era él, al atravesar la enorme puerta de la sala, tras el escritorio estaba ese hombre, lo había visto antes, el día de mi nacimiento, él me había conocido incluso antes que mi propia madre. Sus ojos plateados aún brillaban como un diamante, en su cabello de fuego oscuro resaltaba su mecha platinada del lado derecho, su barba corta y prolija le daba personalidad, pero era joven y atractivo, aún con su delicado y fino traje elegante se notaba su complexión de hombre fuerte. Quince años después de nuestro primer encuentro y él lucía igual, en su cara el tiempo parecía no transcurrir, no había arrugas ni marcas de envejecimiento en su piel. –Por fin nos encontramos de nuevo, pequeña Circe Gaia -saludó con voz clara y cortés -No soy pequeña -bajé la voz -no como aquella vez -alegué -Eso lo sé, y has cambiado mucho desde entonces -me miró, pero no parecía asombrado -supongo que estás lista para lo que viene -miró a mi guardián y ella asintió. -El tiempo ha sido bueno contigo -agregó dirigiéndose a ella -Es cierto, y estoy agradecida -sonrió satisfecha manteniendo su postura a mi lado Él se puso de pie, su altura me sorprendió, no, no era un gigante, pero era alto, más que mi guardián y que mi padre. Con pasos firmes y serenos se acercó hasta nosotros, abrazó a su hermana y besó su frente de modo fraternal. Y esa fue la primera vez que sentí deseos de tener un hermano, alguien que me protegiera y me cuidara. -Sabes lo que opinan de esta clase de muestras fraternales -dijo ella insegura -Y tú sabes que no me importa lo que los demás opinen, eres mi hermanita, eres mi sangre y te he extrañado todo este tiempo Él era cálido y cariñoso, ella parecía renuente a aceptar su cariño, pero al mismo tiempo quería dejarse llevar por sus sentimientos. Él regresó a su puesto sobre la silla frente al escritorio y nos ofreció un asiento frente a él. -Las cosas han ocurrido como estaba planeado -dijo ella -Ya veo -respondió él -¿fue doloroso? Mi guardián sólo asintió y me miró. Lo sabía, ellos no querían tocar el tema, pero decían que toda mi vida había planeada, desde mi nacimiento se había escrito mi historia, sabía que perder a mi mejor amigo y ser maltratada por las personas eran parte de ese plan, nadie me lo dijo, pero aún así yo lo sabía todo, alguien me lo había dicho en mis sueños, y también me había dicho que debía soportar y ser fuerte, debía demostrar mi fortaleza ante cualquier adversidad y proteger lo que más amaba. Pero nunca dije nada, guardé silencio, me guardé mi dolor, guardé mis quejas y seguí adelante, un paso a la vez. -Pasará la noche aquí, por la mañana deberá ir a su nuevo hogar -anunció aquel hombre que me miraba con sospecha -¿Lo sabes todo? Asentí, pero seguí en silencio.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR