La noticia me tomó por sorpresa cuando Alexander sugirió que Sophía me acompañara y organizara el viaje con ella. No es que lo viera mal, sé que no tengo idea de bebés y ella sería una ayuda invaluable, pero nunca imaginé que ella aceptaría verme, mucho menos acompañarme. Había una parte de mí que se negaba a creer que no guardaba resentimiento hacia mí. Cuando hablé con ella, me trató con una normalidad desconcertante, como si nada hubiera sucedido entre nosotros, y eso, de alguna forma, me irrita. Aun así, realicé cambios en el itinerario pensando en su comodidad. No sé qué la motiva a hacer esto, pero, sea cual sea la razón, está sacrificando su tiempo para ayudarnos, y lo mínimo que puedo hacer es asegurarme de que esté bien. Cambié las rutas para que podamos parar en lugares decentes

