|Oleg Ferraro|
Esto es una maldita mierda. Esa mujer está complicándolo todo. ¿Qué demonios le costaba aceptar el anillo y cerrar la boca? No nos vamos a casar por amor, eso está claro. Lo más sensato sería hacer que este maldito teatro sea menos incómodo para ambos. Pero no. La muy caprichosa quiere una boda de ensueño, toda la jodida pompa y, por supuesto, la estúpida fiesta de compromiso.
—¡Pero es que si serás imbécil! —me ruge Giuliano Ferraro, mi abuelo, lanzándome el anillo a los pies con desprecio absoluto—. ¿Qué es esta baratija, Oleg? ¿Esto es lo mejor que puedes conseguir? Te vas a casar con una Hartmann, no con una cualquiera de la calle.
—¿Lo compraste tú? —pregunta Maxim, mi padre.
—Se lo encargué a Igor —me encojo de hombros—. Tengo asuntos mucho más importantes que eleg
