Mark ayudó a la pobre chica a levantarse, él se sorprendió en el momento que miró unos ojos color azul, ella parecía tener el océano en su mirada asustada.
— ¿Te encuentras bien? — ella asintió temerosa — debes ir a tu casa, este no es sitio para alguien como tú y deja a tu padre que no vale la pena.
— A pesar de lo que sea no deja de ser mi papá — ella habló en una voz casi nula — si él no sabe ser un padre pues yo voy a saber ser una hija.
La chica simplemente se fue del casino, ella salió detrás de su padre y en el momento que Mark miró que la pequeña era maltratada por su progenitor se sintió molesto e incluso estuvo a punto de intervenir sin embargo se sorprendió en el momento que Adrián fue donde el sujeto.
— Tienes una buena hija así que déjala en paz, vete a tu casa porque si me doy cuenta que no lo hiciste o que incluso la maltrataste te voy a dar una paliza que no va a dejar que te levantes de la cama.
Adrián a pesar que ignoró a la chica hizo que el progenitor de la delicada mujer se fuera directo a su casa sin oponer ninguna resistencia, ellos entraron al casino sin mirar hacia atrás y Mark miraba a su mejor amigo.
— ¿Qué demonios miras tanto? Te juro que estoy a punto de pensar que te has vuelto gay y te encuentras enamorado de mí, desde ya te digo que mis preferencias no son esas y aunque no quiero saber nada de mujeres tampoco quiero probar con el otro bando.
— Deja de hacerte el idiota, ¿Por qué fue que ayudaste a esa chica? Bien sabes que por eso es que me encuentro mirándote de esa forma.
— No sé, el tipo me pareció repugnante y ella demasiado idiota al querer jugar el papel de ser buena hija — Adrián bebió de un trago el whiskey que le habían ofrecido — debería preocuparse por si misma en vez de andar detrás de su papasito.
— Aquí es todo lo contrario que pasa contigo, mientras ella se preocupa por su padre que es un ludópata, tu padre está mortificado al ver el giro que le has decidido dar a tu vida, sabes que si no hubiera sido por él a estas alturas estarías tres metros bajo tierra.
— Estar tres metros bajo tierra no es diferente a como me encuentro en este momento, morí en vida el día que la perra de Clarisse me dejo plantado en el altar y lo sabes bien — él bebió otro trago — estaba dispuesto a ponerle el mundo a sus pies y mientras hacía planes se revolcaba con el bastardo de Massimo.
La copa de alcohol fue quebrada por la fuerza que ejerció Adrián sobre ella, poco le importó que la sangre brotaba y simplemente siguió tomando, Mark al darse cuenta de que no había sido buena idea en llevarlo fue que decidió irse con él a la mansión.
— Adrián es necesario que tomes las riendas de tu vida, el señor Lombardi no siempre va a estar ahí para resolver tu reguero, bien sabes que todos somos de la muerte y nadie tiene comprada la vida por muy rico que sea, nunca se sabe el momento en el que tendrás que ponerte al frente de todos los negocios que tu familia posee y sabes bien que son muchos, ya supera la traición de Clarisse y sigue viviendo de una jodida vez.
— Estás hablando locuras — él dijo bastante tomado — al parecer el que está borracho eres tú y no yo, el viejo goza de una perfecta salud, es un roble y siempre va a ser así; es más probable que nosotros dos pasemos a mejor vida que él.
Mark no quisó decir nada, él llegó a la mansión y miró como un carro iba saliendo de la propiedad, la persona que los recibió fue el señor Lombardi que movió su cabeza de un lado al otro para desaprobar el estado de su hijo.
— ¿Es en serio? — el padre de Adrián lo miró en un pésimo estado — te juro que ya no sé qué hacer con este muchacho, no voy a poder morir en paz si sigue tomando este camino y andaré penando por cada rincón de esta casa en vez de estar al lado de mi amada Sofía que debe de estar igual de preocupada por el cabeza dura de su hijo; vamos a tirarlo a su habitación de una buena vez y ya mañana será otro día.
Lo dejaron en la cama y luego salieron, el señor Lombardi se sentó en un enorme sofá en donde desató el nudo de su corbata para poder respirar mejor, él bebió un trago y luego tomó la misma botella para rellenar su copa.
— No todo está perdido señor Lombardi — Mark lo miró con preocupación — sucedió algo en el casino que me da una pequeña esperanza con su hijo, él defendió a una chica de su padre abusivo, no le prestó importancia a ella pero al menos la defendió.
— Eso me llena de tranquilidad — el hombre sonrió contento — muchas gracias Mark por estar siempre al pendiente de mi hijo, ve a descansar que ya es de noche, yo me quedaré aquí un momento para tomar un trago más y luego iré a dormir.
Mark accedió al verlo contento, una vez que el señor Lombardi se quedó solo miró una fotografía de una mujer muy hermosa y la tomó entre sus manos con tanto amor que no se podía describir con palabras, un beso fue depositado en la imagen y luego de eso cerró sus ojos.
Al día siguiente que Mark se levantó fue a la sala, miró al señor Lombardi dormido en el sofá y se acercó a él para despertarlo, no quería hacerlo ya que lucía muy contento mientras sostenía la foto de su difunta esposa en su mano y en la otra estaba el trago de whisky que no había terminado, pero sabía que eso no era bueno para su columna así que lo tocó.
— Señor Lombardi tiene que despertar, vaya a su cama para descansar apropiadamente — el hombre no se movió — señor, por favor despierte.
Mark por más que lo movió no logró despertarlo, al buscarle el pulso se dió cuenta que el señor Lombardi había partido hace mucho tiempo, su piel fría terminaba de confirmar el deceso del patriarca de esta familia, él fue corriendo a la habitación de Adrián y pudo ver que su amigo estaba lejos de despertar.
— Adrián — él lo sacudió con frenesí y escuchó cómo el hombre se quejó — vamos despierta de una puta vez, es necesario que lo hagas.
— Por un demonio Mark, déjame dormir que tengo tremenda resaca de ayer — él se cubrió con la sábana — después del mediodía puedo recibirte.
— Tienes que levantarte de una vez, es tu padre — él dijo en un hilo de voz que se quebró — el señor Lombardi ha muerto.
Esas simples palabras fueron suficientes para que Adrián se le fuera la resaca y saliera de la cama dando un brinco, él al ir a la habitación de su padre miró que estaba siendo acomodado por los empleados, sus lágrimas no se hicieron esperar al ver que la única persona que llevaba su sangre había partido y él no pudo despedirse debidamente.
— ¿Cómo es esto posible? — Adrián miró a Mark — él estaba sano, nunca dió indicios de nada y tampoco es tan viejo para haber muerto de esta forma tan repentina.
— Eso era lo que tú pensabas, tu padre venía enfermo desde hace algún tiempo pero nunca dijo nada y no te percataste de que su corazón estaba delicado.
— ¡¿Tú sabías que mi papá estaba mal y no me lo dijiste?! — Adrián tomó a Mark de la camisa — ¡¿Por qué lo hiciste?! Tenía todo el derecho de saber el estado de salud de mi viejo.
— ¡¿Acaso hubiera servido de algo?! Tenías ojos Adrián pero simplemente no quisiste ver más allá del engaño con Clarisse, siempre te lamentabas en tu habitación de tu desgracia y bebías hasta un punto que de milagro nunca moriste — él se soltó del agarre y miró a su mejor amigo con reproche — ya suficiente tiempo te lamentaste por una mujer que todos te dijimos que no te convenía, desde tu difunto padre hasta yo pero no quisiste hacer caso y nosotros desistimos de querer abrirte los ojos; ahora dime una cosa, ¿Valió la pena que ignorarás a tu papá por una tipa que está en los brazos de otro hombre?
Adrián perdió el control y le dió un golpe a Mark, él estaba furioso así que un puñetazo no fue suficiente, iba a darle otro pero fue detenido por la mano firme de su mejor amigo que tenía una fuerza similar a la suya.
— No es momento de hacer tal cosa, al menos respeta el cadáver de tu padre y compórtate como no lo hiciste en el tiempo que estuvo con vida.
Adrián accedió a lo que su amigo le pedía, él pronto estuvo en la sala para recibir a las personas que llegarían a acompañarlo en este momento, un esmoquín completamente n***o y poco a poco los conocidos empezaron a llegar, todos le daban el pésame al hijo del gran señor Lombardi y presentaban sus respetos ante la caja de caoba pura que se encontraba en el medio de la sala.
El momento de sepultar al hombre había llegado, fue su hijo uno de los hombres que cargó el féretro y después de meterlo en la tumba que se encontraba al lado de su madre se permitió llorar por la partida de su viejo, las personas simplemente guardaron silencio y presentaron sus debidos respetos antes de irse, cuando quedaron solamente a Mark y Adrián decidieron irse a la mansión en donde el abogado los esperaba para leer el testamento y aunque el hijo del difunto no quería hacerlo no tuvo más opción que acceder.
— Yo Andrea Lombardi en pleno uso de mis facultades mentales declaró como heredero universal a mi hijo Adrián Lombardi, él heredará cada uno de mis negocios y será la cabeza de absolutamente todo mientras cumpla con la condición de casarse con una mujer que cuente con la aprobación de Mark Cassano, tendrá que convivir con esta persona durante el lapso de un año a partir de la fecha de su matrimonio para hacerse de dicho poder…