DAKOTA
Llevar a los niños a casa y calmarlos lo suficiente para que no estuvieran emocionales todo el tiempo fue un verdadero acto de malabarismo. Si uno empezaba a llorar, todos se alteraban, y no quería que eso pasara. Tammy era lo suficientemente grande como para intentar controlar sus emociones. No quería eso para ella—siempre quise que supieran que estaba bien sentir lo que sintieran—pero ella lo hacía por el bien de sus hermanos.
La mayor siempre cargaba con el peso de los demás, dispuesta a llevarlos. Una punzada me atravesó el pecho. Tammy se parecía tanto a Rachel en muchos aspectos, haciendo lo que había que hacer por su hermano y hermana en lugar de ponerse a sí misma en primer lugar.
Benjamin era muy emocional, y Rory era un desastre todo el tiempo.
Terminé sentada con ella
