FERNANDA
—Gracias por venir a recogerme —dije al subir al auto de Anna—. Solo tenía que salir de ahí —Miré por encima de mi hombro al niño de cuatro años atado a una silla en el asiento trasero—. Hola.
—Hola —dijo él con desconfianza.
—Cariño, esta es Fernanda. Fernanda, este es mi hijo, Wesley.
—Hola, Wes —dije—. Es un placer conocerte.
Wesley me ignoró y se concentró en un juguete de superhéroe.
—Tengo el día libre, así que tu timing es perfecto —dijo Anna—. Quiero ir a Pop’s Palace.
—¿Qué es eso?
—Es un enorme parque de juegos para que los niños se diviertan. Wesley me ha estado ayudando con las tareas toda la mañana, así que se merece una recompensa.
—Quiero que me recompensen por hacer tareas —dije.
Anna rio. —Tú no haces tareas.
Me encogí de hombros. —Suena genial en teorí
