II.RYAN

959 Palabras
He llegado a la galería con quince minutos de retraso, miró a mi alrededor asustado, buscando a la mirada a Noah, quien me invitó y prometió esperarme en la parada del autobús. Seguramente, debido a mi retraso, debió aburrirse y adelantarse a la exposición a la cual me prometió que hiramos hace dos meses, cuando mirábamos unas pinturas de un prometedor artista en el periódico. Ajusto la bufanda en mi cuello, antes de atravesar las puertas de cristal miro a mi alrededor con la esperanza de encontrar a mi amigo. Ver tantas personas me pone un poco los pelos de punta, podría estar bebiendo un café mientras escucho un poco de ópera con Poteto a mi lado en la soledad de mi apartamento, pero decidí acompañar a Noah a uno de esos tantos eventos a los cuales le gusta asistir para conocer hombres. Ya estoy aquí, así que no puedo hacer más que buscarlo entre el gentío que sonríe con folletos en sus manos. Al cruzar las puertas me choco frente a una hermosa pintura que se expone en la pared blanca, los colores rojos que se exponen en ella parecen atraparme e invitarme a descubrir los secretos que en ella se esconden. Maravillado, y más encantado, me acercó con  una sonrisa en mis labios, con la emoción de descubrir aquello que es nuevo para mí. Al estar frente a frente, tengo el leve pensamiento de acariciar el lienzo, de pasar mis dedos y sentir esa textura que seguramente me atrapara. Conteniendo mis deseos, busco el rotulador para leer el nombre de la pintura y recordar el nombre del artista que he venido a ver. Sin embargo, una mano se posa sobre el pequeño letrero blanco con delicadeza impidiéndome leer lo que allí está escrito. Frunzo el ceño con evidente molestia, ¿cómo es posible que alguien ose a interrumpir mi descubrimiento? Ladeo mi rostro buscando al culpable, mi sorpresa se convierte en vergüenza cuando veo a un hombre de cabellos negros sonriéndome de manera traviesa y coqueta ¿será este engreído? Por un momento guardo silencio, esperando que mi reacción deje en evidencia la molestia que me causa y se retire dejándome en soledad.  Pero él no se va, permanece allí con una sonrisa que me revuelve el estómago. "¿Cómo cree usted que se llama esta obra, joven?" Su voz estremece mi pecho, mis ojos se conectan con los suyos automáticamente pero los aparto con la misma velocidad. Siento que mi corazón golpea mi pecho con frenesí y que el calor se acumula con brusquedad en mis mejillas. Trago duro y miro de nuevo la pintura con un poco de timidez, ese color rojo que se conecta entre líneas y planos de cierta manera me recuerda a dos amantes. Las líneas se mueven en un idioma de amor y se juntan para culminar en el encuentro que produce felicidad. Son líneas decididas y a la vez tímidas, se extienden por calidez con el lienzo como si se buscaran entre ellas con anhelo y necesidad. "¿Para qué quiere saberlo?" El hombre alza sus cejas y abre sus ojos en demasía, parece que le sorprende un poco mi brusquedad. Su expresión se suaviza y ríe de una manera que aumenta el calor en mi interior, sus hombros se relajan y mira la pintura con un brilla que me tranquiliza. "Simple curiosidad" responde. Sus ojos negros se posan nuevamente en mí y todo se remueve en mi interior. Miro la pintura queriendo huir de eso tan incómodo que empiezo a sentir. Ese rojo me envuelve, las dos formas que logran visualizarse sobre las demás parecen buscarse con desespero, cada una tiene un elemento imperceptible que le hace única y que parece buscar el otro. "Encuentro" La palabra sale de mis labios antes de poder pensarlo, avergonzado por la estupidez de mi razonamiento miro al hombre de reojo, este me mira de una manera que me inhibe, como si me examinara y buscara abrir mi cabeza para encontrar algo que desconozco. Cambio el peso de mi pierna incómodo Noah, ¿dónde te has metido? "¿Vienes con alguien?" Su pregunta me saca de lugar, le miro con ojos abiertos y trato de decir algo coherente. ¿Está ligando? He de admitir que atractivo, bastante para mi gusto. Viste de una manera despreocupada y sonríe de una manera descarada que me atrae como una abeja a la miel. "¡Ryan!" Me estremezco al escuchar mi nombre en esa voz, me giro con una sonrisa de alivio en mi rostro y hallo a Noah viniendo hacia mí. Mi amigo me abraza y da un beso en mi mejilla sin importar que nos estén mirando, incómodo por su muestra de afecto me aparto con sutileza y le regalo una sonrisa "¿Dónde has estado?" pregunto. El niega y me toma del brazo para empezarme a jalar "Tienes que venir conmigo, he conocido a alguien espectacular" Ruedo los ojos, siempre es lo mismo que salimos "Esta vez es diferente" Añade, como si pudiera leer mis pensamiento. Recuerdo que hay alguien a mi lado, miro hacia atrás y me hallo con esos ojos negros que me miran con intensidad. Sonrío de manera amable y alzo mi mano para despedirme "Hasta pronto" Me dejo guiar por Noah entre las personas, miro las pinturas exhibidas a mi alrededor y me digo que las veré tan pronto mi amigo me suelte. Sin embargo, no lo hace, me lleva a conocer a su nueva conquista, se llama Oliver, bastante atractivo y encantador, casi salido de una película porno. Estuve con él toda la noche, mirando las pinturas y guardando mis críticas en mi pensamiento, no me gusta entrar en debates inútiles. Noah no deja de hablar con Oliver, ambos ríen y no puedo más que sentirme como un entrometido.  Bostezo y miro la hora en mi celular. Son las diez de la noche, es hora de marcharme.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR