Las presentaciones estaban volviendo loca a Adriana, eran muchísimas las personas que tenía conocer. Es que ni siquiera lograba memorizar algún nombre, y todo el mundo le sonría, y muchos la observaban de abajo hacia arriba. Era una locura aquel supuesto compromiso. Por otro lado, el idiota del que se hacía llamar su prometido la había dejado sola con todo el rollo de las presentaciones, ¿Qué demonios se creía? Él también era participe de todo ese show de mierda. Se sentía tan molesta con él, es que ni conseguía verlo por ningún lado. —¿Bastián no debería de estar aquí con nosotras? —termina por preguntarle en susurro a Helena, no era justo que hiciera todo ella sola. —Ay no, él ya se conoce a todas estas personas —la señora saluda a un grupo de mujeres encanecidas, pero bien elegante

