Al llegar a casa, Mer les dio la orden de ir a sus habitaciones y hacer sus deberes, mientras me dirigía al despacho y Mer detrás de mí.
La veo caminar de un lado a otro, muerde su labio superior, es una manía que tiene cuando algo le preocupa. La agarro del brazo para que pare, no sé qué piensa y aunque creo nada bueno, se imaginan muchas cosas en esa cabeza que si tuviera poderes construyera un mundo para ella sola.
La veo a los ojos tratando de adivinar, lo piensa, ama tanto a Tami como su ella fuera su verdadera madre y lo es, no solo el hecho de no procrearla sino porque estuvo con ella desde una bebé. Cuidándola cuando se enfermaba, protegiéndola de todo peligro, nacieron mis otros dos hijos y nunca hizo diferencia y ni lo ha hecho.
—Mer, cariño mírame, vamos a salir de esta, no q
