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1398 Palabras

Los doctores se negaron a darme el alta al siguiente día, alegando que no pensara en mi salud, sino en la de mi hijo. Y sí que fue un buen lavado de cerebro porque lo acepté, aunque a duras penas. Malor pasaba más horas de las que sabía tenía libres, primero porque el caso debió complicarse mucho y segundo porque aún no habían apresado a Samuel Harris, necesitábamos la firma de un juez y sorpresivamente unos cuantos se negaron rotundamente a hacerlo, ¿Más sospechas? Tomé el bolígrafo que me había traído y la libretita de notas y escribí en imprenta “¿Qué haces tanto aquí?¿El caso?” Arranqué la hojita y se la pasé mientras me miraba curioso, suspiró al leer y desvió la mirada, lo observé inquisitivamente y carraspeó. -No te preocupes por nada, sólo encárgate de sanar, Nat… No hay nada de

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