-¿Qué carajo dijo?- pregunté muy alterada, no fue nada fino de mi parte pero el hombre que se dedicaba a soltar esa clase de bombas debía estar acostumbrado a ese tipo de respuestas tan elegantes. Mi boca se abrió y poco importó el dolor en mi rostro, vi como Malor caminaba con los ojos muy abiertos y caía de espaldas contra una silla que estaba en el fondo de la habitación, no me miraba, parecía en la estratosfera y me pregunté si habría que internarlo en el lugar del que sacamos a Madelaine- Es imposible doctor, tengo la T de cobre en mi vientre, ¿Está usted seguro? El hombre rió, claro que era estúpido preguntarle si estaba seguro, ¿Pero qué pasaba con la efectividad de esa mierda?¿A quién reclamaba yo? -¿Cuanto tiempo tenía con el dispositivo?- preguntó curioso, eché cabeza con un tr

