Estos días habían sido un sueño. Visitamos muchos restaurantes, lugares históricos y paradisíacos que sería capaz de quedarme toda la vida en Grecia. Pero había llegado la hora de regresar a casa y retomar nuestros trabajo. Una pasarela nos esperaba y yo estaba ansiosa porque al fin la sociedad entre ambas empresas terminaría y no tendría que volver a ver ni a Paulo ni a Lorena. Al llegar al aeropuerto de Grecia el avión de la familia ya nos esperaba listo con todo nuestro equipaje a bordo faltando solo nosotros. Al subir y el avión despegar nos acomodamos porque nos espera un vuelo de casi 12 horas. Luego de unas largas 12 horas aterrizamos en el aeropuerto a horas de la mañana. Al bajar y subir a la camioneta donde nos recibe Lucas Cristhoper toma su teléfono y empieza a teclear.

