CAPÍTULO ONCE Oliver miró el pequeño cuaderno que tenía en sus manos. Estaba cubierto de garabatos y monigotes. El nombre Theodore Blue estaba escrito en pulcra cursiva en la esquina de arriba a la derecha. Lo abrió y miró lo que había escrito dentro. Solo eran apuntes de clase, pero él lo examinó todo con la esperanza de encontrar pistas. ¡Casi no podía creer que estas eran las palabras de su padre! El corazón empezó a latirle rápido. Realmente tenía en sus manos un trozo de sus padres. Continuó hojeando las páginas, desesperado por alguna información que pudiera hacerlo avanzar. Pero no había nada. Solo fórmulas y esquemas y ecuaciones matemáticas indescifrables. Notó que se le hundía el pecho. Ahora lo único que tenía para continuar era el cuaderno de su padre. Pero por lo menos era

