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Universidad de Talentos: Encerrados

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En un mundo donde los recursos ya son escasos y la tecnologia domina gran parte del mercado, el talento humano se ha convertido en el bien mas preciado.

Un grupo de talentosos jóvenes son reunidos en la Universidad de Talentos Sainoo Hakken en Tokio j***n. El director, un misterioso hombre con una fortuna de dudosa procedencia invita a todos a lo que parece ser el sitio soñado. Pero pronto, los jóvenes se enteraran de que nada es gratis en la vida, las grandes ilusiones son siempre seguida de terribles desencantos. Al mismo tiempo, el periodista Ryouji se adentra en un la institución, motivado a sacar a la luz todos sus secretos.

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El Mañana es Nuestro Ahora
 |Changement de l'humanité|   El mundo avanzaba rápido, tal vez mucho más rápido de lo que se esperaba. La época en la cual el hombre no le importaba nada había desaparecido para dar paso a una época distinta. Los talentos son preciados y solo ciertas personas son capaces de demostrar habilidades que superan al promedio. La nueva humanidad no permitirá que estos talentos desaparezcan sin más, no importa de quienes deberán protegerlos, incluso si de ellos mismos se tratara. —Adelante —Respondió ante el llamado al otro lado de la puerta —Puede pas... No se vio capaz de continuar, el hombre ya había entrado y le observaba sonriente. —Buenas tardes —Saludo cordialmente —Mi nombre es Ryouji Nagano y he venido a suplantar al señor Jinmei-san del área de periodismo y mercadotecnia. Es un placer conocerlo, Yakuso-san. Haciendo una breve reverencia mostró su curriculum. —Abres la puerta sin tener una cita previa y aun así te inclinas para presentarte como suplente de alguien que apenas se ha velado —Hablo con desagrado—. Osado y estúpido podrían ser las palabras que lo definan, Nagano-san. Tomando la carpeta entre sus manos le dio una última mirada antes de examinarla. — ¿Quién usa papeles en estos días? —Se preguntó a sí mismo —Estamos en el 33, deberías actualizarte si quieres mostrarte serio. —Lo lamento —Se disculpó con una breve reverencia —Quise venir personalmente. Realmente deseo este puesto. Yakuso dejo los papeles sobre el escritorio antes de dirigirse a él con una firme mirada. —El compromiso debe ser absoluto, no creo que sea necesario decírtelo —Tiene mi palabra, señor Apoyándose sobre el respaldo de su silla, habló. —Eso es todo por ahora, te llamaremos una vez que revisemos a fondo tus... Papeles —Les dedico una retrospectiva mirada antes de volver su vista a Nagano. —Estoy seguro de que me aceptaran —Comento con confianza. Acomodando sus lentes se despidió y soltando una sonrisa segura, salió por la puerta. Yakuso soltó un sonoro suspiro antes de volver su vista a los papeles, no recordaba la última vez que alguien le había entregado algo así. La tecnología había adquirido un papel fundamental en la vida diaria, el cambio que se había provocado fue sido tan drástico que ya nada podía sorprender a las personas como antes lo hacía. Fue entonces que, en medio de la desesperación por llamar la atención, nació el proyecto "Sainoo Hakken".   (…) j***n Tokio / Universidad de Talentos   Las personas se vieron obligadas a pasar por largas esperas para que el código por fin sea colocado en sus muñecas. Gracias a esto, fue posible separar a las personas por áreas y que la búsqueda de cada alumno fuera facilitada mientras que los equipajes eran llevados a la zona de hospedaje. Poco a poco las filas fueron avanzando, todos aquellos nacidos con talentos y habilidades debían de tener aquel código para completar el ingreso en aquella universidad, sin embargo, no todos eran tolerantes al tacto. —Te he dicho que no me toques —Exclamó un joven con un tono molesto Agitaba su brazo con una mueca asqueada, solo hacía que el trabajo de los guardias fuera más difícil. —Tranquilízate, sin este código no podrás pasar. Sera mejor qu... El joven le arrebato la máquina de las manos al guardia antes de apuntar hacia su muñeca. Un pequeño pitido se escuchó emitir la maquina antes de que el código fuera puesto como si de lienzo se tratara. —Que consentido... —Gruño el guardia por lo bajo. Aun así, el chico fue capaz de escucharlo. — ¿Has dicho algo vejestorio? —Bramo molesto y con un tono petulante. — ¡Mocoso! —Grito enfurecido. Tomándolo de la camiseta lo atrajo hacia él con brusquedad, los estudiantes que esperaban observaban con curiosidad y diversión la escena que se había desencadenado. Los murmuros comenzaban a escucharse a gran nivel, aun así, el chico no parecía querer quitar aquella sonrisa que muchos problemas le habían traído. — ¡Tanaka-san! —Una maestra se acercó a él — ¿Qué estás haciendo? ¡Está prohibido tocar a los estudiantes! La sonrisa se expandió por el rostro del muchacho, quien dejo ver la satisfacción marcada en todo su rostro, el guardia lo soltó de golpe, pero este se mantenía con aquel aire confiado al sacarle la lengua en una actitud burlesca. Todos parecían pensar que estaba loco y que tenía un serio problema de actitud, pero a este no parecía importarle, estaba inmerso en su propio orgullo. Todos los alumnos citados avanzaron sin problema alguno luego de que el código fuera colocado en sus muñecas, el día avanzaba y pronto ya todos se encontraban en la gran sala de conferencia. De estructura ovalada y techo cubierto de paneles, contenía la más grande tecnología que se podía encontrar en todo el lugar. Los estudiantes murmuraban entre sí, antes de que las luces se apagaran y la voz de un hombre apareciera en los altavoces. —Bienvenidos, estudiantes —Saludo cordialmente —Espero que en este lugar se encuentren a gusto y que puedan ejercer sus talentos como se debe, es un honor presentarme ante ustedes pues seré su director, el representante de esta brillante institución —Afirmo con un aire de extrema supremacía.   Los reflectores apuntaron a una de las esquinas del escenario, dejando a la vista un enorme holograma. Se mostraba en el la sala principal del edificio, la dirección. Mostrándose erguido, Yakuso habló. Su cabello largo parecía estar perfectamente colocado a los costados mientras que su rostro mantenía una seria pero tranquila expresión. Los murmuros aparecieron de pronto, las chicas soltaban exclamaciones mientras que los hombres guardaban silencio, el ambiente de un momento a otro se había tornado ruidoso. —En este lugar se encuentran las personas más talentosas de todo el mundo. El futuro de nuestra humanidad —Comenzó —Debo recalcar también que solo los que desean completar una carrera universitaria fueron citados aquí. En este lugar no solo aumentarán las posibilidades de un futuro exitoso, sino que también podrán pulir sus habilidades con la mayor tecnología de punta. Vivirán cada día en los edificios que les serán asignados, serán separados por géneros y deberán de respetar las reglas de cada edificio —Tomo el móvil entre sus manos, dirigiendo la pantalla hacia adelante —Encontraran sus horarios de clase en la aplicación móvil, al igual que el mapa de la universidad. Los hologramas aparecieron uno por uno en el escenario, de color azul y con formas diferentes asombrando a todos los presentes. Era increíble lo que la evolución tecnológica había logrado en tan poco tiempo, un cambio radical en las estructuras burocráticas donde ahora parecía imperar cada vez más la meritocracia e inteligencia. —Frente a ustedes se presentara su área correspondiente, si esta es errónea, levanten sus manos para poder solucionar el error. Si no lo hacen, no podrán ser cambiados y deberán estudiar esa área por el resto del año. Diríjanse a su holograma correspondiente, sus profesores estarán esperando por ustedes —Explico Yakuso con un tono serio, mirando detenidamente a todos los estudiantes. Cuando apenas termino de hablar, los nombrados atravesaron sus respectivos hologramas. Los estudiantes rápidamente se pusieron en pie, algunos en orden y otros corriendo, todos en marcha rumbo a su área respectiva, subiendo los escalones del escenario sin detenerse. Sin embargo, muchos se distrajeron con los gigantes hologramas. — ¡Esto es fascinante! —Exclamaba una de ellos al atravesar su mano una y otra vez por el holograma —Definitivamente fue buena idea el haber venido No importaba por cual área pasaran, el aire futurista ahogaba a todos, casi se olvidaban que ellos eran los más importantes. Cosa que los docentes no ignoraban, los maestros de cada departamento los miraban con ilusión e intriga, sabían que entre ellos algunos brillarían más que otros, por eso intentaban anticipar quienes serían los mejores.   —Maldición, odio las aglomeraciones de gente —Soltó la joven de cabello castaño, se sentía asfixiada por la gran cantidad de gente que la rodeaba — ¡A un lado! El grito exclamado había sido tan potente que todos a su alrededor se vieron a la obligación de correr. Sin embargo, solo una chica no lo había hecho. De cabello rubio que caía de forma alargada sobre su espalda, ignoraba el hecho de que todos habían corrido. La castaña se acercó a ella, pasando su peso de un pie a otro. —Te conozco, eres Takahashi Minori. Vi un recital de piano en esos programas que hay por internet... —Sostenía un balón de vóley en todo momento y no se percató del hecho de que la rubia traía los audífonos puestos. Sacando unas tijeras de la mochila en su espalda, dio unos pasos más cerca de ella antes de cortarle los audífonos. El rostro de la rubia palideció y solo le quedo girarse con brusquedad hacia la castaña. Se notaba una gran desesperación en sus ojos, como si aquello que la mantenía entretenida y activa se hubiese desvanecido en el acto. — ¿¡Qué demonios has hecho?! Minori había cambiado completamente a ser una fiera gracias a que la habían desconectado de su tranquilo mundo en el que siempre estaba sumergida. —Soy Hamada Kai y estoy hablándote, música de pacotilla ¿Acaso no puedes socializar un poco? —Lo siento, no suelo hablar con animales y al parecer, todos aquí parecen serl... La frase no fue finalizada, la rubia había recibido un balonazo en su pecho que por suerte pudo agarrar antes de que recibiera el impacto, pero esto había provocado que su Ipod cayera al suelo, la rubia abrió sus ojos con una expresión de preocupación y se agachó para tomar el artefacto con pantalla rota. Si antes estaba molesta, ahora estaba furica. —Tu... —Su cuerpo tembló por la ira — ¡Vas a pagar por esto perra! Antes de que la rubia hiciera algo al respecto una mano fue colocada en su hombro. En otra circunstancia quizás la hubiese apartado, pero su tacto se sintio suave y sereno, pero al mismo tiempo dominante y severo, una dualidad que solo el talante de una gran docente podría conseguir. —Compórtense como las chicas inteligentes que son —Una mujer alta y de hermosos ojos violetas las había regañado con superioridad. — ¡Ella empezó! —Gritaron ambas al unísono. —No importa quien halla comenzado, esto ya acabo. Minori, soy tu profesora de arte y me parece completamente inaceptable que hagas algo como esto. Señorita Hamada, usted pertenece al área deportiva, así que por favor dirígete a ella. Acomodando brevemente su cabello Minori rectifico su compostura y dio una inclinación mínima en forma de disculpa para Kai. Este gesto estaba recubierto de una particular ironía, pero se hizo con una gran elegancia, lo que imposibilitaba que fuera rechazado. —Con todo respeto profesora... —Sayumi —Completo con una sonrisa —Sayumi... Se supone que usted da clase de música y no de humanidades —Suspiro —En fin, quizás sea la única que me agrade por el momento. Me retiro —Se giró dispuesta a irse. Se dirigió a la gran multitud del área de las artes. Mientras tanto, la castaña corría sin poder encontrar la sección del área deportiva, sus oídos eran capaces de escuchar el boteo de los balones, pero no era capaz de llegar al lugar de donde provenían. Colocándose levemente de puntillas, busco el holograma del área, encontrándolo a un par de metros de ella. Mientras que Kai observaba a Minori de lejos solo soltó un comentario. —Este lugar está lleno de obstáculos y de personas mediocres... Pero aquí nacerá lo mejor de lo mejor —Susurro para sí misma la castaña   (…) Inmediaciones de la enfermería    — Sí, ya envié los papeles correspondientes personalmente a Yakuso-san —Ryouji hablaba en la linea telefónica —No pareció realmente tener sospechas de nad-- —Oiga... ¿Podría ayudarme a encontrar mi departamento? Una chica de baja estatura daba repetidos tirones a la manga del chico. Este paró de hablar un momento y miró a la muchacha dando una extraña sonrisa, con la estatura que esta tenia parecía de primaria y esto había pasado muchas veces por su cabeza. —Te llamo luego, debo colgar —Apartó el celular de su oreja para luego dirigirse a la señorita —Por supuesto —Se detuvo de pronto — ¿Cuál es tu nombre? —Soy Nanami, pertenezco al departamento de danza —Hablo un poco tímida. Tomo de la mano al hombre, quien se vio obligado a guiarla a su departamento, sumiendo el asunto en una vergonzosa situación. Los alumnos daban varias miradas, algunas disimuladas y otras acompañadas de susurros. —Deben pensar que soy un pedófilo o que se trata de mi hija... —Susurró. Un suspiro se escapó de sus labios mientras acomodaba sus lentes. No pudieron dar otro paso, una sombra había pasado cerca de ellos de manera tan furtiva que apenas y pudieron sentirlo. —D-Dime que no fui la única en ver esa sombra pelirroja... —Nanami se asustó un poco. —Mejor sigamos, parecía apurada —Dirigió una rápida mirada al lugar en el que había desaparecido —Creo que iba a la enfermería... Siguieron su camino sin darle más vuelta al asunto. El centro médico no se encontraba solo en ese momento, la doctora a cargo y un estudiante de medicina se encontraban en silencio. El chico tenía muchas cosas que preguntar, había decidido ir antes con la profesora de medicina con el fin de poder conocer más sobre su área. Sin embargo, la doctora tenía la vista en el juego de su tableta, aun así, no significaba que no lo escuchara. —Quería saber acerca de... La puerta abriéndose no le permitió continuar, aun así, la doctora no desvió la mirada del juego en ningún momento. Una chica pelirroja había entrado con las rodillas tambaleantes. —O-Oye... ¿Estás bien? El chico se puso de pie, acercándose a ella. Sin embargo, apenas había acortado levemente la distancia y la joven no pudo sostenerse más, había logrado atraparla justo a tiempo. —P-Por poco... —Soltó un suspiro aliviado —Profesora, al parecer ella tiene la tensión muy baja, sus labios están pálidos y... — No consiguió respuesta — ¿Profesora? ¿Me está escuchando? La doctora seguía divirtiéndose, su mente estaba ocupada en ingeniar una táctica para poder subir de nivel, con un suspiro, coloco el juego en pausa por unos segundos para mirarlo. El joven subía a la pelirroja a una de las camillas. — ¿Tiene temperatura? —Hablo levantándose, el joven negó — Linda, cuéntanos, ¿Qué tienes? —Y-Yo... —Hablo ella reincorporándose, pero el joven se lo impidió —Necesito comer panecillos... N-Necesito... Panecillos... La doctora permaneció en silencio unos segundos antes de devolverse a su asiento y quitarle la pausa al juego. —Ya oíste, muchacho. Tráele unos panecillos del comedor — ¿¡Qué?! P-Pero acabo de llegar y esta cerrad--   —Se ve que sabes mucho, no me decepciones La doctora le dio una leve mirada a su alumno, antes de volver a centrarla en la pantalla. — ¡P-Pero tengo mucho que preguntarle! La pelirroja cayo inconsciente en ese momento, la doctora le dio una mirada a la chica y permanecieron en silencio unos segundos. —Obedece Ordeno y sin esperar respuesta alguna del chico, se metió aún más en el juego. Suspirando cansado, salió de allí. No paso mucho tiempo cuando de un momento para otro, la muchacha se sentó de golpe olisqueando. — ¿Siente eso Kokomi? La profesora se sorprendió, no había notado el hecho de que se había despertado. — ¿Cómo sabes mi nombre? —Respondió confundida— ¿Acaso tienes poderes? —Lo dice en su bata... —Oh, cierto —Respondió con un guiño La puerta de la enfermería se abrió y por ella entro el chico con una bolsa en las manos. Se acercó a la muchacha, levantando la bolsa levemente. —Oye, chica. Te he traído est...—Fue interrumpido rápidamente. Natsumi dirigió su mano a su boca, impidiéndole el seguir hablando. Tomo la bolsa entre sus manos y quito su mano para poder sacar uno de los panecillos. Quitándole la envoltura, le dio un mordisco. Un aura tranquila y aliviada la rodeó por completo, por alguna extraña razón, esa misma sensación también abordo a los médicos. —Gracias, doctora. Natsumi le esta agradecida —Completo la pelirroja haciendo una reverencia sin bajarse de la camilla. —De nada, pero... No hables en tercera persona, asusta un poco... —Respondió Kokomi con una sonrisa No muy lejos de la enfermería, caminaba un hombre alto y de cabello n***o dirigiéndose rápidamente a la oficina del director. Por el camino, un chico choco con él, la guitarra que traía se balanceo levemente. —Fuera de mi camino, s***h. Tengo prisa... No espero respuesta alguna, rápidamente se encontraba frente a la oficina del director. Toco la puerta repetidas veces. —Pase... —Yakuso habló. El chico giro el picaporte y rápidamente fue recibido por un suspiro cansado. — ¿Tu otra vez, Touma? Te lo diré por última vez, no les pondremos orejas de gato a las chicas los días viernes, es enfermizo. El hombre lo observo en silencio unos minutos antes de hablar nuevamente. — ¡De acuerdo! ¡Tratemos el segundo tema entonces! —Hablo mientras lanzaba el documento "10 razones por las que las orejas gato estimulan el aprendizaje" — Propongo que las chicas de biología vayan a clase en bañadores —Relamió sus labios ante la imagen que apareció en su mente. Yakuso respiro de forma profunda antes de responder, se levantó de su asiento y se acercó al profesor de biología. —Escúchame bien, basura —Hablo irritado, levantándolo de su camisa —. ¡Recuerda cual es el motivo por el cual aún no te he sacado a patadas de este lugar! —Ah... —Soltó una leve risa —Fui uno de los primeros ¿Recuerdas? Cuando empezaste con esto de reunir talentos, yo estuve allí Yakuso se mantuvo en silencio antes de soltarlo de golpe, mientras respiraba calmadamente. —Está bien, amigo mío. Me retirare y te dejare solo por un rato. Pero te recuerdo, director, que tienes muchos aliados en este lugar —Soltó mientras arreglaba su camisa. Se dirigió a la puerta, tarareando una leve canción y acomodando su traje. — ¡Touma, escúchame algo! Podrían darte muchas cadenas perpetuas por tus acciones. No creas que tienes el control aquí con sólo ser mi mano izquierda —Le respondió con determinación en el rostro. — ¡Esa es la mejor actitud que puedes tener querido director! —Se despidió divertido —Es una gran manera de empezar el año... La puerta se cerró, Yakuso volvió a su asiento, sentándose rápidamente. Los anteriores grupos de los que se había encargado comenzaron a desfilar por su rostro. Un extraño sentido de satisfacción y añoranza recorría sus pensamientos, era en esos momentos, en los que se alegraba de la decisión que había tomado hace varios años. —Bueno ¿Qué puedo decir? —Suspiro — Se ve que este año va a estar más movido de lo usual. Observo el monitor, los documentos de los nuevos ingresados se encontraban allí. —Esto apenas está comenzando...  

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