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Srta. Blair

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Blurb

Sexo sin amor había funcionado para ambas en algún momento de su vida, pero cuando las cosas se complican deciden que lo mejor será terminar.

El destino es una perra que le encanta ponerlas a prueba y reencontrarlas cuando menos se lo imaginan.

El problema es que ninguna de las dos puede mantenerse lejos de la otra, pero nadie garantiza que la regla de oro se rompa en algún momento.

¿Quién de ellas será la primera en caer?

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Srta. Blair
                                                                        ¿Quién era la Srta. Blair? No sabría decirlo con exactitud, la señorita Blair es todo lo que alguien pudiera desear, ella era sensualidad, erotismo, belleza y elegancia. Con solo una mirada provocaba que te desnudaras frente a ella y estuvieras a sus órdenes. Ella era la persona más fascinante que había conocido en toda mi vida, jamás podría olvidarla. La conocí un viernes por la noche, cuando mi mejor amiga había insistido en ir a un club exclusivo. Mi cabello caía en cascada por mis hombros, lucía un vestido rojo sangre, que me quedaba solo a pocos centímetros de la terminación de mi trasero y que casi dejaba mi espalda al descubierto de no ser por esas pequeñas cuerdas que se unían entre sí. Hacía tiempo que no veía mi figura de esa manera, que no me sentía tan sensual y libre.  Marie insistió en ir a ese prestigioso club, ella quería que lo conociera desde que lo había visitado por primera vez y ahora que le había mencionado sobre mi situación, prácticamente me arrastró allí. Su auto  estacionó en un parking lo suficientemente oscuro como para que mis sentidos se agudizaran, pero en el momento en el que ella me dijo que estábamos en el lugar correcto, confié. La entrada era digna de admirar, su arquitectura era maravillosa y por arriba de la puerta de entrada, dentro de un rombo estaba el nombre del lugar, con una luz baja que de neón rojo que alumbraba las letras en n***o. vœux   "deseos" Había estudiado francés, sabía que significaba deseo y es ahí cuando noté que ella realmente me estaba llevando al lugar que había prometido. Marie mostró una tarjeta negra que era exclusiva de allí, con su identificación. El guardia de la entrada nos dejó pasar luego de que ella anunciara de que venía conmigo y que pasaran la tarjeta por el lector electrónico. Jamás había visto algo así en mi vida. Ahora sabía porqué Marie había mencionado sobre la máscara que debíamos ponernos antes de ingresar, incluso antes de bajar al parking. Eso se debía a la exclusividad y privacidad de nuestra  identidad. Incluso te hacían firmar un contrato con respecto a eso, dejando en claro que no revelarías la identidad de nadie allí y que tampoco nadie podía hacerlo contigo. —¿Qué piensas de todo esto? —preguntó Marie Miré a mi alrededor, el lugar era amplio y de forma circular,las luces eran bajas, pero no lo suficiente para dejarte en la oscuridad. La música sensual y las personas bailando alrededor sin dudas te dejaban un aire de erotismo que no podías escapar.  Me puse a pensar que quizás esto era lo que tanto había buscado, necesitaba sentirme sensual y deseada. Si tenía suerte podría encontrar a alguien para terminar de pasar la mejor noche que pudiera esperar. Y en ese momento sentí unos ojos clavados en mi dirección, como si estuvieran devorándome. Me giré, buscando una señal de que eso era real y ahí fue cuando encontré a una mujer que superaba todas mis expectativas. Ojos ámbar, con aquella tonalidades amarillas y tan electrizantes. La manera en la que me miraba me dejaba sin habla, como si se tratara de un lobo a punto de cazar a su presa. —Disfrútalo, cualquier cosa estoy por allí, pero en serio deseo que estés muy ocupada —murmuró Marie en mi oído—. Pide para tomar y pasa la tarjeta que te dieron. Me distraje un segundo para mirar a mi amiga y cuando volteé para verla, ella ya no estaba. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al sentir una respiración cerca de mi cuello y no necesariamente por miedo. Un aroma embriagador me inundó y entonces escuché su voz. —¿Me buscabas? —murmuró cerca de mi oído —Quizás —me arreglé para hablarle —¿Es tu primera vez por aquí? —cerré los ojos por un momento cuando volví a escucharla, ahora podía sentir el rose de nuestros cuerpos. —Si, es mi primera vez. —¿Qué es lo que buscas aquí? —¿No es lo mismo que buscan todos los que están aquí? —su risa hizo que mordiera su labio instantáneamente. —¿Tienes compañía? —No —murmuré —¿Entonces debo suponer que ella es tu amiga? —asentí—. Preciosa, me encanta tenerte de esta manera, pero ¿Podrías darte la vuelta? Apreté la mandíbula y tomé un respiro antes de hacer lo que me pedía, ella me estaba intimidando demasiado.  Mi cuerpo se paralizó, verla de cerca era aún mejor, sin dudas. Sus facciones eran perfectas, su boca rellena te invitaba a besar sus labios y sus ojos penetrantes no dejaban que quites la mirada de ellos así se te fuera la vida.  Su sonrisa coqueta era todo lo que necesitaba ver. —¿Te gustaría que te acompañara esta noche? —preguntó mirando mi boca —Me encantaría —mordí mi labio inferior —¿Quieres que te muestre un poco el lugar? —asentí—. Bien —sonrió— ¿Bebes algo? —Tequila —ella sonrió con mi respuesta y me invitó a que la acompañara hasta la barra —Esto va por mi cuenta, no te preocupes —dijo apenas notó que le daría mi tarjeta Apoyó su mano en mi espalda baja y comenzó a caminar conmigo, yendo hacia otro sitio, al parecer como un salón mucho más privado. Podía sentir en el aire el aroma a sexo y excitación, eso era... exótico. —Es una sala privada, aquí las personas pueden hacer lo que se les plazca. Si te sientes cómoda, podríamos sentarnos por allí y mirar un poco. Ella se sentó en una de las mesas más apartadas de aquella sala, incluso cuando me paré a su lado y sentí como sus uñas se deslizaban por mi columna vertebral supe que ella buscaba lo mismo que yo. Mientras me miraba, recorría mis caderas con sus manos, terminando en la cintura donde apretó ligeramente y me invitó a sentarme, sobre sus piernas. Mordí mi labio inferior mientras me acomodaba en su regazo, dejando que mi trasero chocara contra su abdomen y que mi espalda quedara sobre su pecho. Uno de sus brazos me envolvió el abdomen para acomodarme aún más contra su cuerpo mientras que con su otra mano acariciaba mi muslo descubierto. —Puedes encontrar parejas de todo tipo —murmuró contra mi cuello— ¿Ves esa pareja de ahí? Me señaló  una que estaba casi sobre un pequeño escenario, la mujer le estaba haciendo un lapdance mientras que se frotaba contra sus muslos.Incluso si analizaba más a mi alrededor, las personas estaban en la misma sintonía, bailando, besándose y frotando sus cuerpos. —¿Qué piensas sobre esto? ¿Era lo que esperabas? —murmuró. Las uñas de su mano jugaba con la piel de su entrepierna —Si, esto era lo que quería —mi cuerpo entero tembló cuando sus labios se apoyaron sobre mi cuello, dejando besos húmedos. —Si no te gusta algo, solo tienes que decirlo ¿De acuerdo? —Si —murmuré —Dime ¿Cuáles son tus límites? —preguntó mientras sus besos bajaban por mis hombros —¿Límites? —Si —había escondido sus uñas para acariciarme con la yema de sus dedos— ¿Hay algún lugar donde no te gustaría que te toque? —No —susurré Mi cuerpo se arqueó cuando ella encontró mi punto sensible, ese solía ser el peor de todos, debajo de mi nuca. Mi trasero se afirmó contra su regazo y el agarre que tenía sobre mis muslos se hizo mayor. Jugando con el dobladillo de mi vestido, murmuró algo sobre poder avanzar y solo asentí, para ese entonces ya estaba totalmente perdida en esa mujer. La mesa tapaba cualquier perspectiva hacia nosotras, lo único que podía notarse es que estaba sentada sobre ella y besaba mi cuerpo, nada que las demás personas de esa sala no estuvieran haciendo. —Cariño, si te sigues moviendo de esa manera no creo que pueda resistirme —gruñó contra mi piel —¿Crees que tu estás jugando un buen papel tocándome de esa manera? —mis manos apretaron los brazos de la silla cuando sentí que sus dedos exploraban mi sexo —Nadie ve lo que estoy haciendo ¿O si? Nunca me sentí tan sucia y excitada en mi vida. Ella logró que  me viniera sobre sus muslos mientras me decía palabras sucias y besaba mis puntos sensibles. Esa fue una de las tantas noches que estuve bajo su merced y aunque me prometí no volver a verla después de la primera noche, fue inevitable volver al club la semana siguiente y buscarla. Fueron meses de deseos y placeres, incluso ella me había dejado su correo electrónico para que pudiéramos acordar más personalmente nuestros acuerdos casuales. Aún recuerdo su rostro de diversión cuando le dije que era casada, ella no se lo imaginaba. Con Ryan habíamos llegado a un punto de la relación donde decidimos abrir la pareja, cada uno tenía un día libre a la semana donde podía estar con quien deseara, pero siempre tendrían que ser personas diferentes. Eso jamás pude cumplirlo, en mi primera noche libre terminé en el vœux y conocí a la Srta. Blair. Desde entonces utilizaba todos mis días libres para encontrarme con ella y no, no era buena en cumplir las cláusulas, ni siquiera la que había acordado con ella. Ambas sabíamos que eso era pura diversión y exploración s****l, ninguna debía enamorarse, ninguna haría preguntas personales ni hablarían de un futuro, pero fue una imbécil y rompí la primera regla. Me enamoré de ella. Sabía que la Srta. Blair jamás lo aceptaría por lo que terminé nuestros encuentros e intenté salvar mi matrimonio, que desde ese día en el club, sólo había ido cuesta abajo. Ni siquiera aquella noche que me arrepentí de haberla dejado fue la volví a encontrarla y no lo hice, hasta dos años después. Había aceptado un empleo en la universidad de Michigan como profesora de Francés y ella... ella me encontró haciendo algo éticamente incorrecto.

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