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intro-logo
Blurb

COMPLETO

Anastasia Queen, huérfana de padre y madre, crece en el instituto Mour, donde preparan a la mujer para complacer al hombre, en todos los ámbitos posibles y especialmente en el s****l. Ella es comprada por Adam Street, un gran empresario del momento y junto a él, va descubriendo su pasado, dándose cuenta de que toda su vida ha sido una completa mentira. Dedeo, lujuria, mentiras, traición y peligro.

¿Estará Ana preparada para enfrentar la verdad?

- vy i ya, vsegda Ana.

- Tú y yo siempre-Contesto.

- No lo olvides- volteo y sus ojos azules se encuentran con los míos- no me olvides.

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sinopsis
-Anastasia, es tu turno. La voz de la señora Martínez me sacó de mis pensamientos. Esta era la parte del día que más odiaba, presentarme medio desnuda, en frente de un millón de hombres, para ver quién quería comprarme. No me agradaba para nada, pero al ser huérfana no tenía a dónde de ir, o a quién recurrir para que me sacara de este infierno. Crecí en las instalaciones de Mour, porque mis padres me habían abandonado aquí, como un vil perro al cual no querían cuidar. Mour así se llamaba la academia de mujeres, donde nos enseñaban, a complacer al hombre en todos los sentidos posibles, y más en los sexuales. Creadas para ser sumisas, juguetes sexuales, amantes, sirvientas, mujeres obedientes...y nada más. No podíamos tener sueños, o siquiera pensar en que pudiésemos tenerlos, teníamos que conformarnos con ser y complacer. No es que me quejara, la señora Martínez, ha sido atenta, amable y cariñosa, - mientras que le obedeciera, pero estaba atada a ser algo que no quería. Esta es mi vida y tendría que conformarme a vivirla. Es lo que me dicen que tengo que hacer, no ser desagradecida con quien me cuido y me dio de comer, era lo que ella me tenía que ofrecer, pero era ofensivo tener que vender mi cuerpo. Vivir era lo único que tenía que hacer, o al menos intentarlo. Di dos pasos al frente, había alrededor de cinco hombres en la sala. Los hombres más ricos que pudieras mencionar, entre empresarios, y mafiosos, todos con la suficiente suma de dinero para pagar por nuestro cuerpo y habilidades; empieza la presentación… Mierda… Respire hondo y miré al horizonte, estaba nerviosa, y rogaba para que ninguno se fijara en mí, no me gustaba la idea de ser vendida. Era como si me convirtiera en carne: carne que todos querían comprar, solo para degustar una sola noche y dejarlo a medio comer, cuando se cansaran. Sentí una mirada penetrante que me congeló la sangre y me erizó la piel, me removí incomoda. Busque en la habitación a quién pertenecía esa mirada...y.… Era un hombre de ojos turquesa... Oscuros y excitantes. Me miraba atento, y sé acariciaba el labio inferior suavemente sin dejar de mirarme, después pasa la lengua por aquel delicado lugar, y tuve que aguantar las ganas de gemir... Mi respiración se volvió agitada. Y deseé que todos aquello hombres desaparecieran para que solo él, me mirara e hiciera conmigo lo que deseara... Le complacería.  ¿Qué te pasa Anastasia? Salgo de mí tracé. No podía permitir que me dominará de aquella forma, ningún hombre  lo haría, mi meta era salir de aquí, tener una vida, poder ser libre de todo esto, tal ves estudiar una carrera, y trabajar en alguna cafetería como en los libros, encontrar a un hombre que me ame por lo que soy no por mi cuerpo, tener un perro y conocer diferentes partes del mundo. Pero todo era un sueño. Sonrió arrogantemente por mí, reacción, mordiéndose el labio inferior y sin querer jadeo, aparte la mirada de él. No, no debía dejarme seducir, tenía una meta que cumplir, tenía que salir de entre las garras de tanta amargura, merecía poder ser libre. - Mierda... Me regañé a mí misma ¿Qué había sido todo eso? Me vuelvo a esconder detrás de las cortinas, mi respiración era acelerada, mi pecho subía y bajaba. Mi cuerpo temblaba... Estaba excitada... Mierda... Espero que aquel hombre no me compre, no quería lidiar con su mirada penetrante, sus labios besarles, y menos con aquel aire apasionante que lo rodeaba. No entendía la reacción de mi cuerpo, era guapo, no podía negar eso, y sus ojos me resultaban algo familiar, pero no debía guiarme por la falsa belleza, porque me llevo a mi peor error Alexander.  El miedo apareció y cerré los ojos, rogando que... -Anastasia... Felicidades ¡No, no, no! ¡Por favor no! La señora Martínez me mira feliz y emocionada, como si hubiera ganado el mejor premio del mundo. ¿Tan feliz esta de  deshacerse de mí? Apareció delante de mí con esa sonrisa de oreja a oreja, si estaba bastante feliz. Me da un beso en la mejilla. - te han comprado... ¡Dios! ¿Acaso no escuchaste mi oración? No, ya veo que no. Abro los ojos sorprendida y asustada, mi mayor pesadilla se estaba cumpliendo, solo con imaginarme lo que él deseaba de mí, me daba algo de asco. Otra vez no, estaba cansada del ciclo de siempre; me compraban y yo hacía lo que fuera para que me devolvieran. Un ciclo sin fin, un siclo del cual estaba cansada, estaba cansada de todo, de mi vida, de tratar de escapar. No me di cuenta cuando me agarró del brazo caminando con prisa, de un momento a otro me empuja dentro de un cuarto a oscuras. - Suerte... Sonríe y cierra la puerta. Trato de volverla a abrir, pero no lo logro, suelto un gruñido aterrada, ¿Por qué me habrá en serrado? todo ocurrió demasiado rápido como para que me dé cuenta. No quería dar ningún paso, la puerta me protegería, sería mi gran escudo de lo que fuera que estaba en la habitación dando respiraciones profundas. Mi respiración era agitada era lo único que se podía escuchar después de que todo se quedara en silencio. Algo o alguien me empuja más contra la puerta con algo de brusquedad. - mmm Ronronea, mientras que recorre el hueco de mi cuello, y da un lametón mientras me regala un pequeño mordisco. Mi cuerpo reacciona, una electricidad me recorre y choca contra esa zona tan delicada, me remuevo. No logro reaccionar, mi cerebro no procesar la información y solo estoy atenta al delicioso escalofrío que me recorre.  - mmm…deliciosa Quería alejarlo de mí, pero ¿Cómo hacerlo?  cuando mi cuerpo no reacciona. Su respiración se combinaba con la mía, y el deseo me dominaba, necesitaba pensar con claridad, y no podía si seguía así.  Así de cerca. No quería terminar como la última ves, no, no lo permitiría.  Sus manos viajan por mi cuerpo y la fuerza de voluntad se me escapa, da leves caricias con calma sin apresurarse, hasta que uno toca uno de mis pechos y juega con él, tirando de mi pezón sobre la tela. Gimo encantada por el roce, vuelve a repetir el acto y me encuentro tirando la cabeza hacia atrás y los labios entreabiertos. Gruñe...y eso causa un pequeño escalofrío que me vuelve loca por más... Mucho más, quería más de él de lo que me podía ofrecer. - encajan a la perfección. Su voz es ronca y gruesa, muy varonil. Me eriza la piel y mi cuerpo vuelve a temblar, no siento las piernas, trato de controlar mis emociones, pero la suerte no está de mi lado. - Es momento que pruebe aquello que he comprado. Sus palabras son un balde de agua fría, el calor desaparece y la excitación me deja bruscamente. Me separo de él con brusquedad, solo soy... Cierro los ojos, tratando de calmar el malestar en mí, vuelvo a abrir los ojos  buscando el responsable de aquellas palabras era.... - Tú... Era él, el chico de ojos turquesa, una sonrisa aparece en sus labios. Lame mis labios, y suelta una risita como si lo hubiera encontrado haciendo algo indecente. Tenía un aire travieso que sin querer me envuelve, y me vuelvo a alejar. Mi pesadilla. Tenía que escapar, como diera lugar. - Serás un exquisito juguete.... Disfrutaré de tenerte en mi cama debajo de mí gimiendo Se acerca más a mí susurrándome en el oído, no tenía escapatoria, pero al parecer mi cuerpo no quería eso. Rosa sus labios sobre los míos invitándome a abrirlos, pero los sello con fuerza, tira de mi labio inferior con brusquedad y gimo de dolor. Aprovecha uniendo sus labios con los míos. Su lengua explora mi boca jugueteando, no era demandante más bien curiosa; sus labios eran como la droga, estaba bajo su poder, quería escapar, pero no podía, cedía a su encanto, y cada vez que lograba entrar en razón hacia algo para que dudara de mi misma. - Cumplirás cada una de mis más oscuras fantasías... Serás mía El peso de su cuerpo desaparece... Él ya no está, y me doy cuenta de que hace rato se había ido ¿Qué me está ocurriendo? esta no soy yo.

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