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90 MILLAS - PUENTE DE AMOR

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Un hombre se ve obligado a salir de su país como balsero perdiendo a su madre y esposa en el proceso. Al llegar a nuevo país totalmente sólo y sin un motivo para vivir, se enamora de una mujer tan adinerada como prohibido. Sin olvidar nunca el sufrimiento de su pueblo, separados por 90 millas. Es por eso que sueña con construir un puente que a pesar de ser muy sencillo desde un punto de vista material, es totalmente imposible visto desde lo diplomático.

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CAPÍTULO 1
90 MILLAS Puente De Amor Autor Jim J. Torrealba. PREÁMBULO Existen historias que no se cuentan, tristezas que no se alivian y ausencias que no dejan de doler. La memoria es como las olas en unas playas, yendo y viniendo constantemente. Trayendo o llevándose recuerdos de lo que alguna vez fuimos. Ser cubano no ha sido , no es y jamás será un pecado, al contrario, pienso que ser cubano es un motivo para estar orgullosos, poder soportar tantos años de injusticias, resistir valientemente décadas de incontables atropellos mientras que el resto de el mundo pareciera aislarse cada vez más. ¿La historia?, la historia es un s*****a que que revive años después. Repitiendo los mismos errores una y otra vez. Soy Aramis Chapman, y esta es la historia de como literalmente cruce todo un océano por la mujer que amo, construyendo un puente entre dos mundos totalmente opuesto, motivado por el amor verdadero, hice todo lo que estuvo a mi alcance para demostrar que no existe cortina de hierro que pueda ocultar el sufrimiento de todo un pueblo. La guerra se hace débil cuando los enemigos se abrazan, pero muchas veces la mezquindad de pocas personas puede calar a tal magnitud que puede separar a millones de corazones que se aman, por millones de kilómetros, o por tan sólo 90 millas. CAPÍTULO 1 supongo que debo empezar, contándoles sobre mi origen. Nací hace cuarenta años en un hermoso pueblito llamado San Pablo De Yao en la provincia de Granma, Cuba. No me puedo quejar de mi niñez, tuve una infancia muy bonita rodeado de animales, cosecha de muchos frutos, pero en su mayoría de tabaco y béisbol, mucho béisbol. Éste es el pasatiempo favorito de nosotros los cubanos, además de bailar salsa claro. Como ya dije, no me quejo de mi niñez a pesar de todas las cosas malas que me tocó vivir, creciendo entre bloqueos económicos, comunismo, despiadadas masacres, hambre y mucha pobreza, eventos cotidianos para cualquiera que haya tenido la suerte de nacer en ésta hermosa isla. Un día saliendo de la escuela cuando sólo tenía 10 años, caminaba de regreso a mi casa, cuando un olor muy desagradable llegó a mí, no sé a ciencia cierta como se siente quedar perturbado por algo, pero supongo que esa horrible fragancia debe ser el ejemplo perfecto, ya que era de ese tipo de cosas que nunca olvidas, que siempre recuerdas por mucho que trates de sacarlo de tu mente, esa tarde me percaté que aquella particular peste venía directo de una enorme nube de humo de un color opaco que se extendía hasta lo más alto que podía alargar mi vista, recuerdo muy claramente que me ví en la necesidad de subir una pequeña loma para poder observar de que se trataba, ¡fue un grave error!, hasta el sol de hoy me arrepiento de mi curiosidad. En un campo verde y fértil adyacente a la loma dónde me encontraba. Decenas de militares apilaban los cuerpos de indefensos campesinos que solamente concurrieron en el error de ir en contra del régimen, entre ellos se encontraba mi abuelo paterno, el peor de los momentos y quizás el que más trauma me causó fue ver a un anciano pueblerino de rodillas frente a un caudillo mientras otros dos soldados lo sostenías fuertemente y su familia observaba a pocos metros de distancia, una de las grandes incógnitas que sacuden mi mente hasta éstos días, es no haber podido leer los labios de aquel desafortunado hombre para descifrar sus últimas palabras antes de que el caudillo le disparara en la frente con una frialdad que tantos años después, aún sigue helando mi sangre y ocasionando un escalofrío en toda mi espina dorsal. ¿que pudo haber dicho ese humilde viejo para merecer una muerte tan horrible? ¿quien les dió el derecho divino a esos militares para decidir quien vivía y quien no?. El c*****r de ese pobre campesino fue arrojado junto a los de su familia en la pila de cuerpos que yacían quemándose en una enfermiza fogata que sembraba terror en el corazón de cualquiera que siquiera pensara en ir en contra de la revolución. Al igual que mi abuelo, el deseo de un cambio siempre vivió en mi corazón. No les hablo de política, no les hablo de diplomacia, no les hablo de un contexto capitalista. Cuando expreso la palabra "Cambio" estoy hablando de un concepto humano, en tantos años de dictadura he visto muchas personas morir de hambre debido a la escasez de alimentos, ya que al llegar el invierno es muy difícil cosechar debido a las fuertes tormentas. Otro triste aspecto en la vida de los cubanos, es tener que ver irse a tus seres queridos sabiendo que seguramente no velveras a verlos ni saber nada de ellos nunca más. Somos un pueblo olvidado por el resto del mundo, aislados en una isla, la isla del olvido. Cada esquina conserva el perfume del recuerdo de una persona que decidió irse lejos, cada ola trae consigo ecos de un mundo exterior que vive en felicidad. ignorando que aquí, entre antiguas y deterioradas construcciones existimos personas con rencores por tradición, que soñamos con ver algún día a nuestro país libre. Nuestra historia comienza cuando estaba a punto de cumplir mis 18 años, era un joven completamente normal, de piel blanca, contextura un poco delgada y ojos de color muy claro, mis rasgos se los debía a mi abuelo materno quien era un europeo que vino de vacaciones a la isla un verano, engañó a mi abuela con dulces promesas de amor, para luego terminar regresando a su país junto a su verdaderamente amada esposa dejando a mi dulce abuela con una boca más que alimentar. En fin, mi adolecencia fue muy normal, como la de cualquier otro joven con falsos enamoramientos con mujeres que pensé que serían especiales en mi vida, pero nada que ver. Mi mejor amigo era mi vecino Isócrates, un hombre mayor de los cuarenta años quien fue mi consejero de vida desde que papá decidió irse como balsero a los estados unidos cuando yo tenía 12 años dejándonos sólos a mi madre y a mí, las personas toman esta decisión con la esperanza de una mejor vida, un nuevo comienzo en otro país dónde vivir sea una bendición y no una tortura, dónde comer sea una necesidad y no un lujo. pero todo en esta vida tiene precio, eso lo aprendí a punta de golpes, el precio por ser balsero en saber que posiblemente no vuelvas a ver a tu familia, también existen muchas personas que se ahogan antes de llegar a su destino, son muchos los riesgos que corre alguien que elige esa salida a sus problemas. En el caso de mi padre, nunca supimos que le sucedió, muchos dicen que perdió la vida en camino a los estados unidos, otros dicen que si llegó a ese país y que es muy feliz con su nueva familia, la verdad no lo sé, y creo que nunca lo sabré, pero . . . ¿saben algo? , así estoy mejor, sólo me interesa saber que mi madre está viva y que necesita comer. Ha sido este vecino, quien ya les conté, es mi mejor amigo y consejero de vida, quien siempre me ha conseguido algún trabajo como ayudante de albañil junto a él, el sueldo es realmente pésimo, pero aún así una gran parte de lo que gano debe irse directo al gobierno debido a sus politicas , pero no me quejo, no puedo. Mi madre era una señora muy dulce pero lamentablemente se aferraba a la vacía promesa que le hizo mi padre el día que se marchó, él le prometió que volvería por ella y por mí, que los tres juntos viviríamos felizmente en E.E.U.U, no puedo expresarle con palabras, el profundo dolor que sentía mi corazón cada vez que la escuchaba llorar desconsoladamente en las noche abrazando su retrato. Varias veces intenté convencerla de la posibilidad de que papá se hubiera ahogado en el mar, que existían una alta probabilidad de que su balsa haya colapsado hundiéndose en las profundidades de las aguas, pero ella jamás me escuchó, sólo se aferraba a su enorme ilusión, tal vez por eso nunca me atreví a siquiera insinuarle la posibilidad de que mi papá se hubiera olvidado de nosotros y que tal vez pudiera estar viviendo una vida mucho mejor junto a una nueva familia. Creo que eso no lo habría soportado, pero hoy en día puedo decir que tal vez la entiendo, existen momentos de la vida cuando para seguir adelante la única manera es aferrarnos a cosas sin sentido, aunque muy en el fondo sepamos que son imposibles, son estas improbabilidades las que nos mantienen a flote. Aún recuerdo muy bien aquella mañana, esa exquisita brisa matutina acariciaba suavemente los valles y colinas de mi pueblo, yo, al igual que todos los día de mi vida, me preparaba para ir al trabajo junto a mi mejor amigo Isócrates, fue allí, exactamente en ese momento cuando entré a su casa, cuando esa idea loca, que marcaría mi vida para siempre, y me embarcaría en una épica aventura sin antecedentes. Ese día llegué muy temprano a la casa de Isócrates, puesto que siempre pasaba por él a su casa para irnos juntos a trabajar. Su casa esa era una de las más grandes de todo el pueblo, aquí en Cuba tener una casa que no tenga las paredes deteriorada , es todo un lujo, pero mi amigo gracias a su buen trabajo como albañil tenía la opción de al menos mantener su casa en excelente estado a pesar del tiempo. Allí vivía junto a su única hija de nombre Amelia, de piel morena al igual que su padre y con 15 años de edad recién cumplidos, pero aún con su corta edad, poseía un figura realmente espectacular, la cuál llama la atención de cualquier hombre, yo personalmente siempre bromeaba con mi buen amigo Isócrates acerca de que pronto tendría que soportar que lo llamaran suegro y cosas así, ellos eran mis amigos, personas a las que verdaderamente apreciaba muchísimo, no merecían lo que les pasó. - ¡oye hombre vamos a llegar tarde! . - le digo a mi amigo Isócrates al momento de ingresar a su casa. - ¡Aramis, hermano, te tengo la solución a todos nuestros problemas! . - me dijo Isócrates volteando su cuerpo hacía a mí mientras revisaba unos extraños papeles. - ¿sabes cómo matar a Fidel? . - pregunté yo a manera de broma. - ¡hombre chico, pero ponte serio, que te necesito serio . - dijo Isócrates antes de abrir su libro para mostrarme un mapa. - ¡listo, listo, estoy serio! . - dije yo levantando las manos, la verdad, había logrado captar mi atención. - ¡te presento el estrecho de la florida, apenas 90 millas que nos separan de estados unidos, en pocas palabras, esto es la única barrera entre nosotros y la libertad, es increíble que a nadie se le haya ocurrido la brillante idea de construir un puente . - recuerdo claramente que me dijo Isócrates. - ¡oye chico, pero esto está prohibido Isócrates. Si te sorprende con estos libros acá, de seguro irás preso, y ambos sabemos muy bien que, las personas que entran en esas cárceles no vuelven a salir con vida. Además, ¿un puente entre Estados unidos y Cuba en plena Guerra fría?. ¡sinceramente te volviste completamente loco . - le advertí yo, realmente preocupado. - hombre pero que cosa más grande Aramis, te estoy hablando de un mundo nuevo, un mundo libre, sin miedo, sin opresión, con libertad de expresión, todo eso a tan sólo 90 millas Aramis, ¡90 millas! . - insistió Isócrates convencido de que podía convencerme. - ¿tienes al menos una idea de cuanto son 90 millas?, tardaríamos toda una eternidad en llegar nadando. ¡suponiendo claro, que no nos devore un león. - aclaré con esperanza de hacer que Isócrates entrara en razón. - ¿nadando? , ¡Aramis, hijo , me ofendes chico, pareciera que tienes dos días conociéndome. Llevo varios meses trabajando en una balsa lo bastante estable y lo suficientemente grande como para que, tú, tu mamá , Amelia y yo. Escapemos victoriosos con rumbo a la libertad, y olvidemos de una vez por todas el sufrimiento de esta isla. Solo me faltan algunos arreglos. Según mis cálculos, dentro de un par de semanas, máximo un mes, estoy terminándolo. ¿que dices? , ¿vienen conmigo? . - preguntó Isócrates muy entusiasmado, feliz, y convencido de que su plan resultaría. - ¡no lo sé Isócrates! , te repito que es muy peligroso ir en contra de la revolución cómo desertor, ¡además! , mi mamá se la pasa enferma, no la veo aguantando un viaje como balsera. ¿tienes una idea de lo que la gente de Fidel le hace a las personas que encuentran tratando de abandonar la isla? . - insistí con mis advertencias. - ¡tu padre se largo de ésta isla como balsero! . - dijo Isócrates. - ¡si! , y murió ahogado cómo el perro que era. - respondí con mucha rabia. - ¡al menos dime que lo vas a pensar Aramis! , ¡este tipo de oportunidades no se dan muy a menudo, no quiero irme soló con mi hija y que algún día despiertes en tu cama siendo un anciano en esta olvidada isla de la soledad, lamentando no haberte subido a esa balsa conmigo. Por favor amigo, debes pensarlo, pero no sólo por ti, también piensa en tu madre, en su futuro, y mucho más importante, en su salud. - fue lo último que dijo Isócrates sobre aquel tema ese día. - ¡no te prometo nada querido amigo, pero esta bien, te aseguro que lo pensaré muy bien . - le dije a mi mejor amigo para que luego de unos minutos tomáramos rumbo a nuestro trabajo. Muchas veces he escuchado a las personas decir que la vida es muy irónica, y sí, claro, tienen mucha razón, pero en comparación con la muerte y sus jugarretas, deben creerme cuando les digo que la vida se queda muy corta, mientras que la muerte se lleva todos los honores, la muerte está tan segura de ganar, que nos regala toda una vida de ventaja, existen personas que mueren justo cuando están en el mejor momento de su existencia, cómo si fuese un chiste, como si acaso el ángel de la muerte riera a carcajadas cada vez que nos juega una mala pasada. Les juro sinceramente, que de haber sabido lo que estaba a punto de pasar, hubiese sido yo quien tratara de convencer a mi amigo Isócrates de marcharnos esa misma noche. Dos compañeros, dos muy buenos amigos, el padre que siempre desee y el hijo que la vida le obsequió. Eramos realmente inseparables, apoyándonos en las buenas pero aún más en las malas. En esa época trabajamos en una pequeña costa construyendo un hermoso mirador, como obra de nuestro "glorioso" gobierno, realmente las playas de mi isla son toda una belleza, toda una obra de arte, sin duda Dios estaba totalmente inspirado cuando las creó. Mantos majestuoso con todas las tonalidades existentes del color azul, con olas que van sorteando el destino del agua mientras que cielo y mar se funden en un platónico abrazo infinito en la inmensidad del horizonte justo donde se pierde la vista. Ese día la playa estaba un poco más concurrida que de costumbre, muchos turistas habían escogido la isla como destino para sus vacaciones esa temporada. Y eso hacía que los comerciantes abundaran mucho más de lo común. Desde vendedores ambulantes hasta discretas trabajadoras sexuales ofreciendo secretamente sus servicios. Todos solamente buscando de llevar el pan a la mesa. ¿Recuerdan la primera vez que vieron al amor de sus vidas?, espero que sí. La primera vez que ví a esa mujer, fue como si mi mente hubiera estado grabando un vídeo exactamente ese momento, porque hasta el sol de hoy les puedo confesar que lo recuerdo con una claridad y una nitidez inigualable, como una escena de la película más romántica jamás realizada. Una escena que se repite una y otra vez en mi memoria. Estaré muy orgulloso de llevarme ese recuerdo a la tumba. Aún sigo debatiendo conmigo mismo en mí interior sobre cuál era el adjetivo o calificativo perfecto para describirla ya que sentía que princesa, se quedaba muy corto, reina era incorrecto sabiendo el infierno que vivíamos debido a una monarquía disfrazada de comunismo, y aunque diosa era la palabra que más se asemejaba a una posible descripción de tanta belleza junta en un mismo ser, no podía dejar de pensar que le sobraban algunos atributos de las cuales un ser divino carecía, como por ejemplo su sonrisa, la cuál no era de ésta galaxia. Ella era una humilde vendedora de dulces de coco, quien recorría la playa con una pequeña bandeja de plástico en sus manos, de piel canela como el chocolate más exquisito obsequiado en una primera cita, figura perfecta que hacía lucir increíble ese vestido azul que traía puesto, su largo cabello n***o caía por toda su espalda como una catarata desciende desde lo más alto de la montaña. Recuerdo que los turistas se volvían locos por comprar sus deliciosos dulces, claramente cortejándola con palabras en idiomas que ella jamás entendería pero que seguramente sonaba muy halagadores de igual manera, desembolsando desde sus bolsillos, asombrosos fajos de billetes de todas las denominaciones y nacionalidades. Euros, Dólares, Libras Esterlinas , ¡en fin!, solamente buscando llamar su atención, una persona muy sabía una vez dijo "Un hombre sólo necesita cierta cantidad de dinero, lo demás, es para presumir". Pero obviamente en aquel desalentador momento, yo no pensaba en frases celebres, ni mucho menos en filosofía elegante, solamente tenía cabeza para entender que esa hermosa mujer terminaría fijándose en alguno de esos odiosos turistas, y en el peor de los casos, corriendo con la misma suerte que mi abuela. Allí estaba yo, mirando toda una obra de arte celestial desde una distancia muy incómoda, tanto que podía sentir como me asfixiaba. - ¡Lo siento chico, pero no eres jinete para correr en esa carrera!. ¡olvidalo! . - dijo Isócrates colocando su mano en mi hombro. - esos turistas estúpidos me intimidan sólo con su dinero. ¡tal vez si llego a Estados Unidos, y me convierto en una persona importante, seguramente no sentiría este horrible complejo que me impide salir corriendo a saludarla . - dije yo bajando mi rostro en señal de decepción para conmigo mismo. - (suspiro) ven chico, hay mucho trabajo por hacer. - dijo Isócrates sacudiendo suavemente mi hombro y halándome con él para continuar trabajando. Ese día finalizamos la jornada de trabajo muy tarde, y era hora de volver a casa, pero Isócrates tenía una inesperada sorpresa para mí, nos terminamos desviando a una playa abandonada, caminamos unos minutos hasta llegar a una pequeña tienda bastante cerca de la orilla, esta vieja propiedad era muy antigua y se encontraba cerrada con varios candados de seguridad por todos lados, candados que fueron abiertos fácilmente por mi amigo Isócrates con una misma llave. Al entrar al interior de la construcción me percaté de una lona que ocultaba algo realmente grande. - ¿está listo para conocer la súper nave que nos sacará de éste infierno? . - dijo Isócrates antes de halar aquella lona, dejando en descubierto una improvisada balsa con barriles de acero. En ese momento no lo sabía, pero justo allí me encontraba delante del inicio de una enorme aventura.

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