Peligrosamente Sexy +18

El sonido del auto estacionándose en la entrada, me puso alerta. Miré la hora en mi reloj, 6:30pm. Llegó puntual. Sonreí sensualmente al mismo tiempo que alisé la minifalda que traía puesta, abrí un poco más mis piernas, recostando mis antebrazos en la pequeña mesa de la sala, donde me encontraba sentada. La puerta de la entrada por fin se estaba abriendo, dejando ver a quien yo esperaba. Se quitó la chaqueta de su traje y dejó su portafolio en el mueble del recibidor. Cuando sus ojos se toparon con los míos pude ver algo de asombro y duda en su mirada, pero rápidamente fue remplazada por lujuria y deseo. Justo lo que yo quería. Le hice una seña con mi dedo para que se acercara. Mordio su labio inferior se acercó a mi, ladeó su cabeza y sonrió pícaramente. Se ha dado cuenta de que no traigo ropa interior. — Estrella.— Jadeó excitado. Antes de que se arrodillara frente a mi, lo empuje con mi pie, provocando que terminara sentado en el sillón que estaba detrás de él. Me levanté de donde estaba y me senté a horcajadas en él, moví mis caderas lentamente provocando que mi sexo rosara el suyo, el cual aún estaba atrapado entre su ropa. Llevé mis manos a su pecho y sin despegar mi mirada de la suya comencé a desabotonarle la camisa. Una vez quitada su camisa me acerqué a su pecho comenzando a repartir besos húmedos, sentí como empezaba a ponerse duro, bajé mis manos hasta su cremallera, y una vez liberada su erección, su respiración comenzó a ser más rápida, ya que nuestros sexos ahora se rosaban sin ninguna prenda en medio. Llevé mis manos al respaldar del sillón y él coloco las suyas en mi trasero, acariciándolo mientras al mismo tiempo me ayudaba acelerar los movimientos de mi cadera. — ¡Dios! ¡Necesito estar dentro de ti ya!.— Jadeó con voz ronca. Detuve mis movimientos, me aparté de él, lo suficiente sólo para mirarlo a los ojos. Quitó sus manos de mi trasero, y lentamente las comenzó a acercar a mi blusa. Antes de que pudiera tocarme, aparte sus manos. Desabotone lo más despacio que pude mi blusa, sin quitármela por completo expuse mis pechos robándole un gemido de su garganta. Sonreí satisfecha al ver lo fácil que era volverlo loco de deseo por poseerme de una vez. — ¿Quieres tocarlos?.— Le pregunté al ver como no apartaba su mirada de mis pechos. Solo pudo asentir con la cabeza mientras acercaba sus manos a mi. En cuanto mis pechos estaban entre sus manos comenzó a apretarlos lentamente. Esto no es suficiente, necesito más. Y como si leyera mis pensamientos llevó su boca hasta uno de mis pezones y comenzó a hacer movimientos circulares con su lengua en el contorno de éste, para después atraparlo entre sus dientes. Arqueo mi espalda acercando más mi cuerpo al de él, tomé su cabeza entre mis manos por un momento. — Mmm eres deliciosa.— Murmuró mientras le daba la misma atención a mi otro pezón. Saqué de la pequeña bolsa de la blusa que aún traía puesta, un paquete plateado. Como pude lo abrí con mis dientes, rápidamente lo coloqué en su erección, y me auto penetre. Quitó su boca de mi pecho para soltar un gruñido de satisfacción, puso sus manos en mis caderas y comenzó a besar mi cuello, comencé a moverme una y otra vez, cada vez más rápido. Solo se escuchaban nuestros gemidos en la sala. — Gime mi nombre.— Dijo él con su voz ronca. Ignoré lo que dijo y aumente la velocidad de mis caderas.— Estrella.— Jadeó cerca de mi oído. En un rápido movimiento, se levantó del sillón para acostarme en éste, haciendo que yo colocara mis piernas alrededor de su cintura. Puso sus antebrazos a cada lado de mi cabeza y comenzó a embestirme más fuerte, lleve mis manos a sus hombros, sosteniéndome con firmeza. — Aahh... Sii, más... rápido.— Le dije entre gemidos. — Gime mi nombre.— Gruñó sin apartar sus ojos verdes de los míos. No lo haría, odiaba que me pidieran eso. Necesito que se corra de una vez. Apreté mis paredes vaginales alrededor de su m*****o, fingí un orgasmo y arqueo mi espalda, al no dar resultado volví a apretar su m*****o una vez más y tras dos envestidas se corrió dentro de mi. Seguí finguiendo, ahora tratando de normalizar mi respiración tal y como lo hacia él, al recostar su cabeza en mi hombro. Moví mis manos en la parte trasera de su cuello, aparentando que hacia un masaje, una vez localizada la artería que buscaba. Le susurré al oído. — Song SunKiun te envía saludos. — ¿Qué?.— Quitó su rostro de mi hombro, antes de que se apartara de mi, le sonreí burlescamente al mismo tiempo que hacia fuerza en la artería, instantáneamente se desmayó. Lo aparté de mi y una vez que su cuerpo quedo recostado en el sillón me levanté de éste. Al tomar el enorme abrigo que había dejado en el comedor, cubrí mi cuerpo. Arreglé la poca ropa que traía puesta mientras agarraba su portafolio. Saqué los papeles que traía dentro y revisé la hora en mi reloj, 5 minutos para las 7:00pm. Una vez que terminé de checar los papeles y confirmar que eran los que quería, los guarde dentro de mi abrigo. Rápidamente caminé hacia el despacho que había en esta casa, tomé el galón de gasolina que había dejado aquí cuando llegué y comencé a derramar la gasolina por todo el despacho. Una vez vacío el galón salí de ahí para ir a la sala. Me acerqué al hombre que aún seguía sin reaccionar, volví a checar la hora, 5 segundos para que despierte. Saqué del abrigo mi arma y justo cuando abría sus ojos, yo ya le apuntaba con ella. En mi rostro ya no había ninguna sonrisa, él estaba nervioso y como no estarlo, la mujer que amaba y con la que acababa de tener sexo le estaba apuntando con un arma. Sus ojos verdes comenzaron a ponerse llorosos, me rogaba en silencio que no lo matara y que le dija que era una broma. Idiota. — ¿Por qué haces esto Estrella?.— Me preguntó con voz quebrada.— ¿Y de dónde conoces a Song SunKiun? Ignorando lo que dijo, le pregunte.— Dime Jaejoong, ¿Las acciones ya han quedado a mi nombre? — ¿Todo es por eso?, ¿por las acciones?.— Preguntó al borde del llanto. — Que patético eres. ¿Enserio vas a llorar por esas acciones? ¿Sabes? Eres más estúpido de lo que creí, he logrado un nuevo récord contigo, 2 semanas y te has enamorado perdidamente de mi, tan perdidamente que me has dado tus acciones, si lo hubieras hecho por las buenas SunKiun no me abría mandado a quitartelas. — SunKiun.— Gruñó enojado, se levantó del sillón pero al escuchar que quité el seguro del arma volvió a sentarse.— ¡Eres una perra! Me encogí de hombros.— Me han dicho cosas peores. — ¡Yo en verdad te amo Estrella, ¿Es que tu no...? — ¡Ja! ¿En verdad crees que siento algo por ti? ¿Es que acaso no te estas dando cuenta? Todo fue una maldita mentira, lo único que siento por ti es asco. La alarma de mi reloj comenzó a sonar. A llegado la hora. — Ah, y una cosa más, mi nombre no es Estrella, mi nombre es Young Mi, Kim Young Mi.— Le dije justo antes de dispararle en la cabeza.