Efimera Perfección

Cuando me dijo que era su todo no pensé que me trataría como un nada. Siempre que las cosas se ponen oscuras, intentamos alejarnos de ello, anhelamos que el color llegue a nuestras vidas, del mismo modo, que anhelamos que el desastre no nos alcancé. Yo me veía perdida, en el momento que mis ojos comenzaron a cerrarse con tal brutalidad, que creía que no habría vuelta atrás, y muy en el fondo, lo menos que quería, era que hubiera vuelta atrás. El cielo se me desvaneció por completo, en el mismo momento que mis ojos se cerraron, por aquella dosis que tenía incrustada en el cuerpo, con tal brutalidad, y a pesar de que mi cuerpo estaba completamente pesado, debido a eso, aún podía escuchar, la escuche a ella, destrozada y devastada, ante la escena que se encontraba frente a sus ojos, del modo en el que yo me encontraba tendida en el suelo. — ¡Llamen a una ambulancia!—, pidió, con frustración, con miedo, desesperación—, ¡Por favor alguien que me ayude! Las decisiones que tomé, o quizás del modo en cuál las tomé, quizás no fueron los más adecuados, no para los demás, quienes rodeaban mi cuerpo, en un tumulto lleno de duda. A gritos, miedo, dolor y desesperación. Pero el mundo no se detendría si yo lo hacía, en un momento alejado de mi, habían demás personas, esperando una beca, quizás feliz, celebrando una nueva oportunidad que llegaba a su vida, seguramente, mientras vivía el momento más agrío, alguien vivía el más dulce. Mi cuerpo fue levantado del suelo, mientras que a mi alrededor, lo que podías escuchar eran el sonido de las sirenas de la ambulancia, sentía cada vez más pesadez dentro de mi, seguramente, mi cuerpo estaba a punto de desfallecer, seguramente si Darian no hubiera venido a esta playa, la mañana de hoy, las cosas serían distintas, quizás era el modo en el que lo hice, en un lugar publico, donde la ayuda pudo llegar de inmediato. — ¡Tenemos un 918! ¡Repito código 918!—, exclamo una voz masculina—, Menor de edad, vamos directo a un hospital... Podría decir que mis decisiones, eran las que me habían traído aquí desde un inicio, yo necesitaba ayuda, esperando que alguien me la brindara, terminando por quedar sola en esto, en absolutamente todo, podía sentir como un tubo ingresaba en mi, quizás un lavado de estomago, no sabía con plenitud, y a pesar de que quería estar al tanto de lo que sucedía, de lo que estaba pasando a mi entorno, todo iba demasiado lento. — Ella esta aquí mamá... Vamos camino en un hospital, ella intent... Mamá, tengo miedo...—podré decir, que sus palabras me rompieron el corazón, de un millar de formas posibles—, Te mando la ubicación del hospital, lo siento mucho... Yo no creí... Sabía que la culpa recorrería su cuerpo de un millar de formas posibles, pero, no sabía si me sentía mal por ello, no quería que lograran estar aquí. Seguramente la vida me estaba una segunda oportunidad, para poder hablar de lo que pase, lo que viví, lo que a lo largo del tiempo me mando hasta el fondo de un abismo, ¿Pero de que serviría? Me había apagado, roto por completo, y a pesar de que seguramente me podría esforzar, no quería hacerlo, podría decir, que las acciones de Dylan fueron las que me trajeron aquí, pero, habían más cosas. — Logramos estabilizarla, en un par de minutos llegaremos al hospital—, mencionó la voz de una chica, ahí las esperanzas se fueron al suelo—, Estará bien, no ha perdido completamente el conocimiento. — ¿Se recuperará?—, pregunto mi hermana, Darian—, Ella estará bien, ¿Verdad? — Todo da indicios a que sea así, sabemos que fue lo que tomo, eso ayudará demasiado—, menciono—, ¿La señorita nunca presento indicios? Esto se prevé, seguramente tenía planeado hacerlo desde hace ya tiempo atrás... — Y-yo no lo sé—, exclamo, su voz estaba rota, me preguntaba más allá de todo, si esto era culpa mía—, Ella vive con mis padres, hace un par de semanas vino a quedarse conmigo, no p-podría responder ante eso.... — ¿Sus padres saben acerca de lo que acaba de suceder?—, pregunto, tenía el temor de lo que ellos me pudieran decir, tenía miedo de todo, puesto que esto dejaría marcas en mi vida, puesto a ello, había recurrido a esta decisión. Era una segunda oportunidad, para aquella historia que creía terminada, no tenía interés en ella, quería poder entender lo que sucedía, ¿Por qué no sucedió? Era una cosa del montón que seguramente me habría salido mal, no esperaba en lo mínimo, regresar a casa, no quería absolutamente nada. No fui yo quien merecía esto. Me empujaron al borde del abismo, durante tantos años, durante tanto tiempo, la acción de Dylan fue lo que me llevo al límite del colapso, lo sabía, lo sentía. Nunca fui una mala persona, nunca hice algo para que el karma llegará de forma brusca a mi cuerpo, ni mucho menos, fui una persona agradable, siempre intentaba ser lo que las demás personas esperaban, como una especie de masa amoldable, con todas las personas que estaban en mi entorno. Se que no fui yo quien provoco las decisiones de Dylan, ni mucho menos fui yo una mala persona, durante toda mi vida, fui... Todo lo que fui, fue una perfección, aquella definición de lo que era la perfección, me esforcé en serlo, me esforcé en ser aquella definición, en todo lo que las personas esperaban de mi, di más de lo que tenía, fui una persona impecable, de pies a cabeza, dando lo máximo de lo que pude haber dado, fui más de lo que alguna vez creí, sin errores, ni defectos, ni falacias... Supongo que la perfección era efímera, quizás nunca fui perfecta.