Hasta que la Muerte nos Separe

Con cansancio, me despido del par de chicos que trabajaban conmigo en la cafeteria, con la diferencia que ellos tienen el turno de la tarde y yo el de la mañana, el momento en el que más se llena y hay más trabajo por hacer. Afortunadamente, mi casa no está tan lejos del local, por lo que caminando me tomo solo diez minutos, lo malo, es que hoy tenemos cita médica y no podré llegar a descansar como tanto lo hubiese deseado. Pero tampoco es que me queje, mientras mi padre esté bien y se vea regularmente con Grayson, el amable doctor encargado de su caso y un buen amigo de ambos; yo estaré contenta y satisfecha. - Buenas tardes – aviso mi llegada dejando mi bolso y mi chaqueta de lado, suelto un suspiro y finalmente me fuerzo a sonreír un poco para no preocuparlos, aunque al escuchar la discusión que se lleva en la cocina; esta deja de ser falsa para ser una algo jocosa para lo cansada que me siento. Entro al lugar y me consigo con la tierna Martha, una mujer en sus cincuenta, rellena y con una cara preciosa que nos grita lo guapa que fue en su juventud; junto a ella, un muy apuesto señor en sus cincuenta también, solo que en silla de ruedas. - Linda Martha, me disculpo con toda la sinceridad del mundo – esas palabras fuesen creíbles si no fuese por la enorme sonrisa que tiene el hombre en su cara. Mi padre es un caso perdido, es mi total adoración, pero hay que ser sinceros, a él le gusta molestar y el que Martha todavía acepte ayudarme a cuidarlo la hace un arcángel. La palabra ángel no es suficiente para describirla. - ¡Quien le crea! ¡es usted un irrespetuoso Jeremy! – la señora le pega a mi papá suavemente con el trapo de la cocina, haciendo que él se cubra y que la risa lo venza. Definitivamente, es un niño travieso atrapado en un cuerpo mayor. - ¿Qué ha pasado? – me hago notar para acercarme, tomar la silla y alejarlo de ella antes que pierda la paciencia y le lance el sartén. - ¡Niña! ¡Su padre es un irrespetuoso me acaba de tocar una nalga! – con los ojos como platos, bajo la vista a mi padre, esperando una explicación, pero con solo ver la burla en todo su rostro sé que lo hizo solo por molestarla. Él un día hará que ella finalmente nos deje y yo no sé qué haré después de eso. - Buenas tardes muñequita ¿cómo te fue el día de hoy? – me agacho para besar su mejilla con suavidad y dejarme abrazar. Estoy molesta con él por como juega con la linda Martha, pero lo amo y no puedo no saludarlo y darle afecto. - Bien p**i, gracias – me acerco a la muy enojada señora y la abrazo con fuerza, ella me lo corresponde con la misma presión y ahí sé que, aunque esté molesta, todavía no nos va a dejar. Repito, esta señora es más allá de un ángel, ella ha soportado a mi padre desde hace años, cuidándolo mientras yo estoy afuera. Y cabe acotar que esto de tocarle una nalga no es la primera vez. Supongo que él se ha tomado atribuciones después de tantos años conociéndose y los otros en los que lo ha cuidado y ha estado con él. - Ahora ¿Cuántas veces te he dicho que no puedes tocar de esa manera a Martha? Eso te hace un irrespetuoso y nadie quiere a los mano suelta – la mujer a mi lado asiente con enojo. La sola imagen que estamos armando, aunque es muy frecuente, no deja de darme gracia, yo soy como la madre de este par de niños, en donde uno tiene la razón y le encanta enfatizarlo y el otro es un terremoto al que hay que amarrar. - Tú me quieres – bueno, es imposible regañar a este niño cuando siempre sabe que decir para tenerme en el bolsillo. Martha resopla y se da la vuelta para seguir en lo que estaba antes que mi papá la molestara, mientras, yo me adelanto y me siento en sus piernas con cuidado para abrazarlo suavemente., Amo su aroma y sus brazos rodeándome, todo él me hace sentir en casa. - Yo te amo, pero eso no significa que esté bien lo que haces – besa mi frente y lanza un suspiro exagerado. - Si niña como sea, Martita de mi corazón, perdóname, es que te me haces irresistible – y no puedo evitar reír cuando la señora se voltea con el ceño fruncido, pero notablemente sonrojada. Todo un galán esta hecho este señor. - Mi hijo es más honesto que usted y se supone que está en la edad de casanova, esa que usted no quiere dejar ir. - Tu hijo es un lento, pero no te preocupes, ya yo le daré un par de clases sobre como conquistar – queriendo evitar ser parte de esta nueva discusión que se empieza a formar, me levanto, pero no me voy a mi cuarto, sino que busco que comer para sentarme junto a mi padre, esta vez en la silla a su lado. Ya paso suficientes horas trabajando como para no aprovechar estos momentos libres junto a estas hermosas personas. - Mi Matthew no necesita clases de nada, es todo un caballero – mi papá resopla con burla y eso termina por sacarla de sus casillas. Si mi punto débil es mi padre, el de ella es definitivamente su hijo – Ya veremos qué tan lento dice que es cuando finalmente se case con Jade. Una fortuna que justo haya pasado el trozo de manzana que tenía en la boca porque fácilmente podría haberme ahogado y muerto. - Mi pequeña no caerá ante tu hijo jamás, ella es como su madre, tiene buenos gustos – ahora, no es raro la confianza que este par se tiene, eran amigos desde la escuela y, de hecho, Martha es en realidad mi madrina y una testigo en el matrimonio de mis padres. La verdadera incógnita es por qué ella lo trata con formalidad cuando al estar embarazadas, mi madre y ella comentaban que sus hijos, es decir, Matthew y yo seriamos pareja. Una predicción cero acertada porque, aunque el tipo es simpático y guapo, mi padre tiene razón al decir que es un poco lento, eso y que realmente ese tipo de amor es algo que tengo en segundo plano desde hace mucho. - Bueno, incluso Lara cometía sus equivocaciones, como cuando te acepto, por ejemplo – decidiendo llevar las cosas por la paz, vuelvo a ponerme de pie, adorando como el tiempo ha pasado tan rápido. - Miren la hora que es, será mejor que vayamos saliendo para que Grayson nos atienda – dejándolos atrás, repito mis pasos hacia la entrada, en donde vuelvo a agarrar la chaqueta y el bolso que siempre cargo conmigo. - Cariño ¿escuchaste lo que dijo? ¡Ja! Sin mí, Lara no hubiese podido hacer una niña tan bonita, mírala no más, preciosa nos quedó. - Sí bueno, al menos eso hiciste bien, mi Matthew está agradecido – mi padre abre la boca con indignación, pero no le da tiempo de responder cuando abro la puerta y tomo su silla. - Gracias por todo Martha, te llamaré cuando vuelva – cierro detrás de nosotros y empiezo a caminar hacia la clínica. Vivimos en un lugar bastante céntrico, y aunque es algo costoso, es súper útil para salir con mi padre a donde sea necesario sin molestar al hijo de Martha, quien es tan amable de llevarnos en su camioneta a donde lo necesitamos. Pero, lo malo de eso, es que mi padre detesta pedirle algo al tipo porque le cae bastante mal, eso y que a mí no me gusta molestarlo. - ¿Puedes creer lo que dijo? Tú y ese mocoso, ja, no me hagas reír, eres mucha mujer para ese crío. - Papá, tenemos la misma edad – pero la verdad es que me hace sentir bien la imagen que él tiene de mí, porque es la única opinión que me importa y que de verdad me interesa que sea buena. - Y sigue siendo como un mocoso que se hurga la nariz – arrugo la cara ante eso. Cuando quiere puede ser muy ofensivo. - Eso es asqueroso – seguimos burlándonos, o bueno, él burlándose y yo tratando de defender al lindo Matthew cuando llegamos al hospital. Es de tres pisos y un subterráneo que no he visitado y no quiero hacerlo nunca, ya que es la morgue, pero los otros tres se dividen bastante bien para las áreas a tratar. Es pequeño, pero es limpio y bastante completo, además que es básicamente para personas de bajos recursos. Afortunadamente, hay personas que donan cantidades importantes para mantenerlo a flote, y otras mejores que donan su tiempo, como nuestro gran amigo, quien, después haberse graduado con honores, prefirió trabajar en pequeños hospitales en lugar de abrir una clínica con el dinero que obtuvo de una gran herencia. He pasado tanto tiempo en su compañía que nuestra relación se hizo estrecha y hemos hablado de todo un poco, desde su cuna de oro hasta del sentimiento que me ahoga cada que mi padre tiene una recaída. Él se convirtió en mi mejor amigo y estoy feliz de haberlo conocido. - ¿Crees que el niño este cogiendo con alguna enfermera? – me sorprende, aunque no se siquiera porque lo hace si ese es un comentario regular del señor Jeremy West, mi padre. - No seas vulgar por favor – se burla de mis palabras. - Discúlpeme princesa, ¿usted cree que el doctor Donovan se encuentre copulando en estos momentos? – me rio luego de soltarle un pequeño golpe en su brazo. - No seas entrometido. - Que no sea esto ni que sea aquello ¿qué quieres de mí, vil criatura? - Que dejes las payasadas. - Si no quieres que exista solo dilo y ya, no me andes con indirectas – decir que disfruto el tiempo con él sería un eufemismo. No importa que tan agotada este, él siempre me hace reír y al mismo tiempo me brinda tanto amor que no creo que me falte nada en la vida. Ya lo tengo todo gracias a él. - West – escucho a una mujer llamar desde el inicio del pasillo, por lo que junto a mi padre me encamino hacia donde nuestro buen amigo y doctor nos espera. Pasamos y al verlo despeinado, ya estoy segura que el hombre de la silla de ruedas no se quedará callado, imposible, no lo hizo cuando lo conoció y menos lo hará ahora que se tienen tanta confianza. - Bueno mira quien nos está regalando algo de su tiempo, el doctor follador – vuelvo a golpear a mi papa en el brazo, pero aun así me rio. No hay que mentir, Grayson es una gran persona, lo adoro y es básicamente un hermano que me regaló la vida, pero si algo más es este hombre además de buen doctor, es ser un jugador y mujeriego. - Te he dicho que no seas vulgar. - Cariño, aquí el papá soy yo, estoy grande y puedo decir esas palabras, por otro lado, tu no, así que si te escucho con esas palabritas serás castigada – el doctor se ríe, mientras que, por otro lado, me limito a rodar los ojos. Él es todo un personaje. - Bueno, me alegra ver que están bien, pero me gustaría saber si los otros días han estado igual – y comienza la consulta que, aunque al inicio se supone que solo es para mi padre, al final resulta que yo también terminé necesitando atención médica.