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Armed Forces

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Las fuerzas Armadas: Hechas especialmente para hombres fríos, fuertes, aguerridos y de gran carácter, descripción perfecta de Kim Héctor, Coronel de las fuerzas Armadas con mas prestigio en toda Corea del sur.

Pero este año se ha alistado un pequeño insecto llamado Lee Minying. Una completa molestia que solo le provocan ganas de estrangularlo con sus manos.

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Pie izquierdo.
  --Las nenas como ustedes deben dejar de ser tan maricas y comenzar a hacer las cosas verdaderamente bien, por la ciudadanía y paz de nuestra nación.-- El hombre de cuerpo fuerte, temple envidiable y carácter estricto caminaba por las dos filas de jóvenes y hombres ya algo mayores. Hasta con mas años que él mismo. Cada fila tenía treinta hombres, habían un total de siete filas con la misma cantidad de hombres y jóvenes recién incluidos en las Fuerzas Armadas, y su coronel al mando tenían a Kim Héctor de veintisiete años; un hombre realmente temible al que nadie lograba mantener contacto visual, ni siquiera unos segundos, pues daba tanto temor con esos ojos tan autoritarios que no podían siquiera responderle una palabra sin balbucear.  El coronel mantenía sus manos agarradas tras su espalda, su cabeza bien en alto y rostro sin expresión. Sus pasos eran lentos y alarmantes, con él no se sabia nunca ya que hace dos noches atrás lanzó una bomba lacrimógena en cada habitación de todos los soldados levantándolos en plena dos de la madrugada, a veces lanzaba granadas cerca del campo rodeado de hermosas playas y abundante arena y todo esto, para saber su reacción y acción conforme al momento. Otras veces... podía llegar a un combate cuerpo a cuerpo contigo sin que lo esperes manteniendo las mismas palabras de siempre: "Al enemigo no le importara si estás desvalido o distraído" Con eso explicaba muchas cosas sin necesidad de una amplia explicación porque a buen entendedor, pocas palabras. --Por culpa de su compañero Lee Minying todos quedan sin cenar.--...--Dice fuerte. El coronel cuenta con un cabello a medio crecer dado a que lo cortó un día antes para dar ejemplo a sus nuevos soldados pero por lo general y en sus vacaciones lo deja crecer hasta donde pueda, la última vez la punta de su lacio cabello tocó su nuca y le mechones delanteros tapaban sus párpados.—      Todos miraron de reojo al "Nuevo" que había llegado a tan solo un día y ya se había ganado el odio de todos sus compañeros. ¿La razón?, Se atrevió a contestarle al coronel Héctor el primer día de su llegada. ¿Cómo pudo? , Los soldados hablaban entre ellos sobre lo sucedido y menos que menos encontrar una buena razón para el coraje (o estupidez) de su compañero para comportarse así y no solo salir castigado, si no que los arrastraba con él en este castigo. Para esta situación quedaba perfecto el “Por uno pagan todos”.   Día anterior:   --Vuelva a su posición, cabo.--…--Habla fuerte y claro el coronel.-- El mas bajo le miró con cara de extrañado. Sonrió apenado. --Pero es que soy nuevo y...- --A mi no me interesa si usted es nuevo o de la prehistoria, vuelva a su posición.- --Pero solo quiero ir a...- Fue interrumpido por segunda vez. --¡Dije que no!--...--Exclamo aún mas fuerte. Ah, odiaba a estos soldaditos recién llegados pero él personalmente se encargaría de entrenarlos y hacer que conocieran su lugar.--      Minying dio un salto de susto y sus ojos rasgados y brillantes se abrieron por el mismo miedo, acomodó su gorra de militar y procedía a irse por el lado izquierdo hacia donde estaba la parte de la marina, pues allí era donde él quería ser alistado. Un apretón en su delgado brazo lo hizo jadear de dolor y encogerse con agonía. Era el coronel Héctor que lo empujaba hacia la parte derecha. --Usted primero va a cumplir con la parte militar, luego se puede ir adonde le plazca, pero mientras esté a mi cargo se hace lo que yo diga. Es un mes de milicia y luego escoge lo que le venga en gana, mientras tanto me obedece ¿estamos?.-- El joven de piel lechosa y ojos brillosos no podía quitar esa fuerte mano de su brazo, lo estaba lastimando mas de lo normal. No tuvo opción y ... Clavo sus dientes en el brazo del coronel. Este de inmediato lo soltó quedando en cuenta de los pequeños dientecillos que habían marcado su piel expuesta. Le gustaba usar las mangas de su chaquetas arremangada hasta los codos pero después de esto queda claro que pueden lastimarte así, de forma poco digna para un coronel que se defiende con sus puños y las armas que les confían sus respectivos gobiernos. --Usted podrá ser todo lo que quiera, pero eso no le da derecho a tratarme como si fuera inferior a usted.--...-- Dio un paso hacia atrás por si la cuestión se ponía fea y tendría que correr sabrá Dios adonde.-- --Por supuesto que lo eres mocoso insolente.-- Levantó su mano dispuesto a pegarle al mas bajo pero sonó un disparo.      El capitán Park Chim-mae interfirió el maltrato contra aquel pequeño joven. había disparado al aire y Minying se había encogido de hombros tapando sus oídos con sus manos y cerrando sus ojos. Héctor le dedicó una mirada asesina a su colega de trabajo, el cual... se acercaba a ellos de la forma más tranquila guardando su arma justo en la parte trasera de su pantalón, específicamente en la cadera. --No creo que esa sea la forma de tratar a alguien que llega nuevo--...--Ayudo al menor a levantarse--...--Aunque conociéndote… tratar mal a los demás es típico de tí.-- --No me tutee compañero, estamos en trabajo--...—Héctor mantenía su parada firme como siempre- --Ahhh, te tomas todo muy a pecho--...--Volteó para mirar al soldado, arreglando mejor su mochila en su espalda y dándole unos sacudones para que saliera del trance--...--¿Estás bien?.-- Asintió frenéticamente pero muy en su interior no lo estaba. --Qué bueno, ¿en donde te alistarás?.-- --En la marina--...—Responde con ganas.-- Park le dedicó una sonrisa ladina. --Oh, yo soy el capitán encargado de alistar la marina, pero debes tener en cuenta que antes de ello debes pasar por el entrenamiento militar. Es por entrenamiento y será por un mes, ya sabes, parte de protocolo militar.-- Lee volteo a mirar discretamente al coronel el cual estaba irritado porque lo estaban ignorando. ¿Tenía que estar bajo el mando de ese malvado coronel por todo un mes?. ¡Genial!, primer día y ya habían empezado con el pie izquierdo. --No te metas en problemas y te deseo mucha suerte--...--Palmeó su hombro y se fue dándole una última mirada recurrente al castaño.-- --Pagaras por esto.--…--Susurra Héctor dándole la espalda al soldado Jóven.--     Park le dedicó una ladina sonrisa. --Oh, yo soy el capitán encargado de alistar la marina, pero debes tener en cuenta que antes de ello debes pasar por el entrenamiento militar. Es por entrenamiento y será por un mes, ya sabes, parte de protocolo militar.-- Lee volteo a mirar discretamente al coronel el cual estaba irritado porque lo estaban ignorando. ¿Tenia que estar bajo el mando de ese malvado coronel por todo un mes?. ¡Genial!, primer día y ya habían empezado con el pie izquierdo. --No te metas en problemas y te deseo mucha suerte--...--Palmeó su hombro y se fue dándole una última mirada recurrente al castaño.-- --Pagaras por esto.--…--Susurra Héctor dándole la espalda al soldado Jóven.--   Y de esa forma, fue en que, Lee Minying con apenas veinte años recién cumplidos... Se había ganado el odio de todos sus compañeros y peor aún... Del coronel Kim Héctor. Volviendo a la actualidad… --Desde hoy comienza su entrenamiento. El que quiera retirarse ya sabe lo que tiene que hacer. Su salida de aquí está asegurada con que tan solo ustedes vayan allá...--...--Gira su cuerpo para caminar hacia una gran campana. Se coloco firme delante de los otros--...--Y toquen esta campana, el entrenamiento es completamente arduo, fuerte y complicado, pero como hombres fuertes y valientes que son espero y puedan resistirlo--...--Regreso a pasos lentos y al lugar donde estaba hace poco, al frente de aquellos a los que tendría que preparar para las tan flamantes "Fuerzas Armadas". Hace mucho sol, ponerlos a nadar no les caería nada mal.-- ¡Para nada! y menos si los hacia nadar por dos horas sin descanso. El primero que deje de nadar estaría completamente encerrado, privado de libertad por dos días. La comida en aquella celda no constaba con mas de solo agua y pan, además que esa falta quedaría en su historial de documentación militar. --¡Al agua bastardos!, el primero que caiga irá instantáneamente a la celda de castigo en el sótano. ¿¡Entendido!?.-- --¡Si Señor!--...--Respondieron todos, pero no lo suficiente alto como para dejar complacido al coronel Kim-- --¡¿ENTENDIDO!?--...--Grito de nuevo. Las venas de su cuello sobresalían de su piel a causa de la presión. Su rostro completamente rojo.-- --¡SI SEÑOR!--...--Gritaron mas alto, fuerte y claro.-- --Los quiero ver nadar en uno, dos, tres...--...--Ya todos estaban entrando al mar para empezar a nadar como se les había ordenado.-- El coronel Jeon seguía parado a la orilla del mar y pasaban los minutos, unos cinco para ser exactos. Todos los soldados lejos a excepción de uno que se estaba ahogando... ¿¡Ahogando!?. No le importo que tuviese su uniforme puesto recién lavado y planchado por la sexy mujer de la lavandería. Así mismo se adentro al mar nadando rápidamente, llegó donde estaba el cuerpo de uno de los soldados para envolverlo entre sus brazos antes de que se hundiera por completo en la mar. No era muy pesado y se le hizo demasiado fácil salir con este del mar asegurándose de que su rostro no quedara bajo el agua. Ya estando fuera lo coloco en la arena caliente donde aplico los primeros auxilios para estos casos, pero no fue suficiente. Aquel chico, Lee Minying, el que hace unos días le mordió y respondió altanero debía ser ayudado por él. Tuvo que acercarse a abrir su boca con sus manos, apegando sus labios con los de él para darle respiración boca a boca. Hizo mas presión en su pecho, alrededor de unas seis veces y volvió a darle respiración boca a boca. Lee tosió sacando el agua salada que se trago y seguido abrió sus ojos encontrándose con el coronel Héctor. Tenía frío, aunque hiciera un fuerte sol él tenía frío. El mayor se sintió mas tranquilo. No le convenía que uno de sus militares muriera, de todas formas, estaba a cargo de ellos le guste o no. Minying se semi-sentó tosiendo un poco más dándose unos cuantos golpecitos en su pecho sacando la salada agua por completo, respiró mas calmado para girarse y ver al coronel. Tuvo la intención de hablar para darle las "gracias" aunque... solo sintió un golpe en su mandíbula. El coronel kim le propino un puñetazo fuerte y certero. --¡Idiota!, te iras a la celda de castigo--...--Lo levanta haciendo presión en su brazo empujándolo para llevarlo a aquel sótano que tenían como celda de castigo.-- Todo era muy desolado. A Minying le pareció ver una que otra serpiente cerca y no pudo evitar tensarse y temblar. El castaño abrió la puerta arrojando al tembloroso chico por las escaleras del sótano cerrando la puerta sin decir nada más Tan solo hizo una nueva de asco por el estado en que terminó su uniforme al tener que salvar a este soldaducho. Fue a cambiarse con unas nuevas prendas de uniforme totalmente limpias y bien planchadas, la molestia de hace rato queda en el olvido y se dedica a vigilar a los soldados bajo su mando.   Ya había pasado tan solo una hora cuando Minying sentía que moriría en cualquier momento. Las cucarachas pasaban cerca de él y las ratas igualmente, pasaban por sus piernas y las encogía cada vez mas evitando que lo tocasen. Por alguna rara razón les tenía un miedo diferente y pues, cada minuto, cada segundo que pasaba era un total infierno. Tenía frío ya que ese lugar era un sótano muy desolado y totalmente oscuro, por mucho que abrazara su cuerpo no podía brindarse calor a el mismo, pues todavía estaba mojado a causa del mar. Forzó la puerta y no abría. Mentiría si dijese que no tenía hambre... porque en realidad si tenía. Al hambre le sumamos el cansancio como nunca antes lo tuvo y eso que sabia que lo que vendría seria aún peor. Su rostro dolía mucho. El coronel kim pegaba duro. La sangre permanecía seca en la comisura de su labio. --Esto será aún peor.--   Dos días después por la mañana:   Lee seguía con su misma ropa sin tan siquiera haberse podido cambiar. Sentía asco de sí mismo. Lloro mucho hasta que no creyó tener mas lágrimas para poder seguir llorando, sus ojos estaban mas hinchados de lo normal. Por lo poco que logro comer se adelgazó mucho, al igual que el color de su piel era pálido y no muy diferente al de un cadáver en pleno ataúd. Se había comido una rodaja de pan por día y solo le pasaban dos vasos agua al día. Ayer, las cucarachas se pusieron a husmear en su pedazo de pan pero tanta era su hambre que de todas formas tuvo que comérselo. Pero eso tuvo sus consecuencias; vomitó alrededor de dos veces y prácticamente no podía ni levantarse a causa de su no potente fuerza. La puerta se abrió haciendo que a Minying le dolieran los ojos gracias a la luz del sol que entro después de dos días. --Ya se ha cumplido tu castigo. Puedes salir--...--Era la voz del coronel Kim.-- Minying se levanto con cuidado para no caerse, seguido de eso subió los siete peldaños. No lograba verse pero estaba seguro de que un bote de basura estaría mas decente que él en ese momento. --Debe arreglarse para el entrenamiento de hoy. tiene dos horas de descanso--...--Permanecía tan sereno que ni siquiera se apiadó del semblante de Lee. Ni siquiera lo mando a enfermería.-- A Minying le dolía todo su cuerpo además de que en las mangas de su chaqueta permanecían rayones de sangre a causa de una que otra mordidas de las ratas. --¡Como diga, señor!--...--Habló fuerte a pesar de que ni para eso tenía energía.-- Se fue caminando como pudo. Lastimosamente, Héctor no sintió ninguna culpa por aquel desvalido chico que estuvo encerrado dos días. Pero es que en cierta forma le agarró un profundo y gran odio a ese chico, mismo chico que ahora se había quedado desmayado a mitad de camino.

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