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Los Nefilim

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En este segundo libro de "Crónicas Angelicales", los hijos que el ángel Monder y Satanás tuvieron con humanas crecen en estatura, sabiduría y belleza, teniendo los mismos poderes angelicales que sus progenitores, pero la naturaleza pecaminosa de un humano común y corriente.

Satanás, consciente de que la profecía de Santiago el Justo augura que los nefilim serán su perdición, idea una serie de estrategias para evitar que se encuentren al llegar su mayoría de edad, pero Merlín, el primer nefilim, frustra sus planes, reuniendo así a los jóvenes nefilim, y emprendiendo su aventura en el mundo mágico cuando Marco, el Gran Mago del que habla la profecía, requiere la ayuda de Merlín para romper un oscuro conjuro que ha caído sobre el rey de Mentholia.

*********

Historia Registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor de Colombia bajo el registro #10-972-21

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Capítulo 1
“Cuando los planetas se alineen, nacerán dos hijos de la luz y dos hijos de la oscuridad; los hijos de la luz nacerán de una mortal, y los hijos de la oscuridad nacerán de otra mortal, y los cuatro se encontrarán en su mayoría de edad, junto con el primer nefilim, y harán justicia tanto en el mundo mortal como en el mundo mágico; la hija de la luz será la encargada de traer la redención al mundo mágico por misericordia de Dios, junto a su esposo, el Gran Mago, y junto al hijo de la oscuridad; el hijo de la luz y la hija de la oscuridad se encargarán de proteger al mundo mortal junto al primer nefilim, y los cinco unidos pelearán contra las fuerzas de Satanás el día del juicio final, y vencerán”.   Evangelio de Santiago el Justo   *****************    En el castillo de Los Vigilantes, ubicado en las afueras de Moscú, y que era visible solamente para los ángeles, Raziel caminaba por los pasillos en compañía de Uriel, mientras veía cómo los pequeños mellizos, Jelena y Vladimir, corrían de un lado para el otro, mientras sus ángeles guardianes intentaban alcanzarlos. Las risas de los niños retumbaban por todo el castillo, lo que hacía que el serio Raziel esbozara una risa de vez en cuando. -Los hijos de Lucifer son muy inquietos – dijo Uriel-. En todas las veces que he venido a supervisar esta base de Los Vigilantes, siempre están haciendo travesuras. -La mayoría de niños humanos de por sí son inquietos – dijo Raziel -. Apuesto a que los hijos de Monder son igual de inquietos. -Eran tranquilos, antes de entrar al jardín de niños, empezaron a socializar con pequeños humanos de su edad y…bueno, son igual de traviesos que los hijos de Luc – dijo Uriel -. Deberías considerar dejar que ellos se integren con otros humanos, es el deseo de nuestro Padre. No pueden crecer alejados del mundo en el que han nacido. Son humanos, después de todo. Deben ir a la escuela, jugar con otros niños, comer las horribles cosas dulces que comen otros niños, divertirse. -No es seguro que salgan de aquí – comentó Raziel, para después ver cómo Jelena se tropezaba y caía. Un fuerte llanto se escuchó por todo el castillo-. Tan solo mira. Si se lastiman aquí ¿Cómo sería en el exterior? -De eso se trata la vida de los humanos día a día. Hacer frente a las dificultades. Peor será si los tienes confinados aquí hasta que Dios los requiera para su misión, no sabrán a qué enfrentarse, para ellos será un terreno totalmente desconocido. Es como si encerraras a un ave toda su vida en una jaula, y que cuando por fin la liberes, muera porque no sabe ni volar ni recolectar comida. -Si es el deseo de nuestro Padre que los niños crezcan junto a otros humanos, creo que nada puedo hacer ante eso así yo no esté de acuerdo – dijo Raziel, viendo cómo el ángel guardián de Jelena le hacía una curación en su rodilla raspada -. Mañana les buscaré un jardín infantil. -Entiendo tu preocupación por ellos, es la misma que tenía Monder al principio – dijo Uriel, apoyando una mano en el hombro de su hermano arcángel caído -. Te has encariñado con ellos, los quieres como si fueran tus hijos. -Intenté no hacerlo, en serio que no, pero ellos… -¿Causan un efecto extraño? Sí, algunos humanos causan ese efecto en nosotros, por eso son la gran debilidad de nuestro Padre. -A veces los miro y…es como mirar a Luc cuando aún no había maldad en él. Los dos seres angélicos siguieron caminando por los pasillos del palacio, hasta llegar al despacho de Raziel. Uriel observó rápidamente los cientos de libros que había en las estanterías. -Cada vez que vengo, pareciera que tuvieras más libros – dijo Uriel.- Nosotros ya sabemos la mayoría de secretos del universo gracias a nuestro Padre ¿Para qué tantos libros? -Para los niños ¿No es obvio? – respondió Raziel, sentándose en el gran sillón de su escritorio -. Ellos, a diferencia de nosotros cuando fuimos creados, no nacieron con todo el conocimiento de ciencia en su cabeza. -Como cualquier humano, deberán aprenderlos – dijo Uriel. -¿Cómo van las cosas en el infierno? He escuchado que van de mal en peor – dijo Raziel, cruzándose de brazos.- Y sé por buenas fuentes que hasta Miguel y tú tuvieron que intervenir. -Astaroth se fortalece cada día más, y su número de seguidores crece – respondió Uriel, caminando por toda la sala.- Pero Asmodeo, fiel seguidor de Lucifer, comanda el ejército que sigue manteniendo el reinado de nuestro hermano en el infierno. -Asmodeo…- musitó Raziel, riendo levemente.- Quién se iba a imaginar que resultaría comandando un ejército. -Le hemos hecho la advertencia a Merlín, ya sabes…Asmodeo es su padre, no vaya a ser que quiera tentarlo. -Merlín ya ha demostrado que es un fiel servidor del Cielo, no debemos preocuparnos por él. Por cierto ¿Qué hay de él? -Está en la escuela de medicina, quiere ganarse el pan de cada día como un ser humano común y corriente, hasta que nuestro Padre lo vuelva a requerir para su misión – respondió Uriel. Ambos seres angélicos no pudieron seguir charlando, ya que fueron interrumpidos por los pequeños Jelena y Vladimir, que entraron al despacho de Raziel mostrándole el avance de sus tareas escolares. -Te dejo, veo que estás muy ocupado con estos pequeños – dijo Uriel -, fue un gusto verlos, niños, sus tíos Miguel, Gabriel y Rafael les envían saludos. -¿Tíos? Creí que no teníamos familia – dijo un inocente Vladimir. -Claro que la tienen, en el Cielo – les dijo Uriel a los niños, señalando hacia arriba -. Si llegan a necesitar de ellos, invóquenlos en oración. Ambos niños asintieron, y salieron del despacho, riendo y jugando. Raziel apenas los miró con algo que se podría interpretar en su semblante como lastima. -Son tan inocentes que cuesta creer de quién son hijos – dijo el Vigilante -. ¿Cómo haremos para revelarles de quién son hijos? -Eso no es algo que te corresponda, mi querido Raziel – le dijo Uriel -. Te corresponde criarlos y enseñarles todo lo que sabemos los ángeles. A diferencia de nosotros, ellos no nacieron aprendidos, como cualquier humano necesitan de enseñanza; necesitan ser educados en lenguaje, ciencia, espiritualidad y artes. Cuando nuestro Padre lo considere necesario, él mismo les revelará a los niños que son hijos del Adversario.       Merlín caminaba por los enredados senderos del bosque que rodeaba el castillo de Los Vigilantes en una despoblada área a las afueras de Nueva York. No iba solo, estaba en compañía de la pequeña Sariel de cinco años de edad. Veía a la niña correr con la vitalidad de cualquier niño pequeño, su coleta rubia meneándose sin cesar, hasta que llegó al gran árbol, el cual ella a sus dos años había apodado como “Groot”, por las películas de Marvel. -¡Hola Groot! – Saludó la niña al árbol, caminando despacio sobre las gruesas ramas, hasta llegar al tronco. -Recuerda antes comunicarte con las hormigas, para que no te piquen como la otra vez – le recordó Merlín. Pese a que Sariel y Raquiel no tenían aun desarrolladas todas sus capacidades angélicas por su corta edad, una que ella ya estaba desarrollando era el de comunicarse con los animales, gracias a las enseñanzas de Merlín. La niña se concentró, cerró los ojos y se imaginó siendo una hormiga; sus pequeños labios se abrieron un poco y emitieron un sonido que al oído humano hubiera sido totalmente imperceptible, pero que para los bichos era una clara comunicación. Las hormigas que estaban en el tronco de Groot se alejaron, y así fue como ella se permitió abrazarlo. -¿Cómo sientes hoy a Groot? – Le preguntó Merlín. -Mmm pues…- la niña se concentró, pegó más sus manos al tronco, sintiendo su esencia -. Está bien, cansado, pero bien. -Teniendo más de 800 años es apenas entendible que esté cansado. -Tú tienes más de 1.000 años y no te veo cansado – dijo la niña inocentemente, y el mago soltó una leve risa. -Eso es porque tanto tú como yo somos inmortales, Groot con el pasar de los años pierde vitalidad, y algún día, lamentablemente, fenecerá. Sariel hizo un puchero, y estuvo a punto de ponerse a llorar, pero recordó lo que le dijo su tío, el arcángel Rafael, cuando ella estalló en llanto hace unos meses cuando vio a un perro morir en la calle. “La vida terrenal es un rato nada más. Después de la muerte, todos serán eternos, y no habrá más sufrimiento, ni enfermedad, ni vejez”, fue lo que le dijo su tío, el médico celestial. -Pero tendrá vida después de la muerte ¿verdad? – preguntó la nefilim. -Por supuesto – le dijo Merlín, extendiéndole la mano -. Ven, ya es hora de cenar. Mientras ambos nefilim caminaban rumbo al castillo, Merlín sintió una pesada presencia cerca de ellos y se puso alerta. El olor a azufre fue suficiente para que Merlín supiera que se trataba de un demonio. -¿A qué huele? – preguntó la niña, tapándose la nariz - ¡Es un olor horrible! A unos pocos metros, Merlín con sus ojos sobrehumanos pudo avistar la figura de alguien. Cargó a la niña en brazos y agudizó la vista. Unos ojos rojos los observaron por un par de segundos, para luego desvanecerse. -Merlín ¿qué ocurre? – preguntó la niña, notando que algo no andaba bien. Pese a su corta edad, su sentido angélico ya se estaba desarrollando. Podía sentir las presencias malignas. -Nada, solo…creo que había intruso cerca, pero ya se ha ido – dijo el mago, para después caminar con rapidez hacia el castillo. No era cualquiera intruso. Merlín reconocía esa esencia oscura hasta estando dormido. Era su padre, Asmodeo. Desde que él logró salir del infierno no había vuelto a saber nada de él, pero últimamente dicho demonio lo había estado rondando. Sentía su presencia en los alrededores de la universidad, en el metro, pero esta era la primera vez que el actual comandante del ejército luciferino se atrevía a acercarse al castillo de Los Vigilantes. -¿Están bien? El sistema de alerta nos advirtió sobre la presencia de un demonio en el bosque – dijo Narael apenas vio a entrar a Merlín con Sariel en brazos. Merlín pudo notar que efectivamente la presencia de su padre había causado todo un alboroto en la base. Ángeles caídos iban y venían, y aunque gestualmente disimulaban su preocupación, la tensión era palpable en el aire. De ser un demonio común y corriente, no habría causado revuelo alguno, puesto que son muchos los demonios curiosos que en sus paseos caza-almas se encuentran con los castillos de Los Vigilantes, pero tratándose de un demonio de alta jerarquía, las alarmas se prendían en el avanzado sistema de alertas de la base. Una combinación entre tecnología humana y angélica que Merlín aun no comprendía, solo sabía que aquel sistema era capaz de diferenciar entre un demonio común y un demonio como su padre. -Creo que era mi padre – dijo Merlín, soltando a la niña, la cual corrió hacia la cocina, en donde estaba su hermano comiendo golosinas. -¿Asmodeo? – Preguntó Narael, asombrado - ¿Qué podría querer él de ti? -No lo sé, y prefiero no saberlo – respondió el mago, mirando su reloj de muñeca -. Si me disculpas, debo estudiar para un examen. -Antes de que se me olvide…- dijo Narael, sacando un sobre de su chaqueta -. Nuestros mensajeros inter-dimensionales trajeron varias cosas del mundo mágico, y te llegó esta carta. Creo que la ha enviado tu otro amigo mago. -Gracias – dijo Merlín, tomando la carta, la cual estaba con un sello del reino de Mentholia. El mago entró a su habitación y se sentó en su escritorio de estudio, el cual estaba lleno de libros y apuntes de medicina. Hizo a un lado su computadora portátil (la cual le había costado meses en aprender a utilizar) y abrió cuidadosamente la carta.       Mentholia, año 15.570 del mundo mágico.     Querido Merlín:   Antes que todo, expresarte mis más sinceras disculpas, sé que han pasado varios meses desde nuestra última comunicación, pero no es fácil conseguir mensajeros inter-dimensionales últimamente. Espero que todo vaya bien en el mundo mortal. ¿Qué tal están los niños? Me imagino que deben estar creciendo en estatura y en sabiduría, y con un guía como tú no tengo en duda de eso último.   Me place informarte que el rey de Mentholia cada día confía más en mí, y me ha nombrado concejero real. No sé cómo funcionen las cosas en el reino de Nueva York, pero en el mío ese es un puesto muy importante, soy la mano derecha de Su Majestad. Poco a poco voy entendiendo la misión para la cual Dios me envió a este mundo, y me estoy preparando cada día para reclamar el trono que por derecho me pertenece.   ¿Qué tal está Sariel? Me gustaría que me enviaras un retrato de ella. Quiero hacerme una idea de su aspecto, si se parece a Sara o a Monder, de cómo va creciendo cada año. ¿Y cómo estás tú? ¿Cómo van tus estudios de Medicina? ¿Ya hay alguna novia a la vista? Hace meses que no hablamos, y quiero que me pongas al tanto de todo.   Atentamente, de un mago a otro,   Marco Ganger.     Merlín sonrió. Marco era lo más cercano que tenía a un mejor amigo. Y era triste que ese amigo estuviera en otro mundo y que no pueda hablar con él cara a cara. Su único amigo había sido Arturo, y con nadie más se había vuelto a abrir tanto. En la universidad se hablaba apenas lo necesario con sus compañeros de estudio, era parte de los grupos de w******p y en algunas ocasiones participaba de las reuniones sociales de su facultad, pero aun sentía que no encajaba. No fue fácil para él estar tanto tiempo encerrado en el infierno, para luego llegar a un mundo que para él era totalmente desconocido. Los avances tecnológicos si bien no eran sorpresa para él-ya que los había visto en sus sueños proféticos- aun así le costó acoplarse a ellos, y ni qué decir de los cambios sociales. Aun veía con horror cómo en los pasillos de su facultad los jóvenes prácticamente tenían sexo sin importarles que los demás los estuvieran mirando. Sacó una de las hojas de la impresora, un lapicero, y a puño y letra le escribió una carta de respuesta a Marco. Ya había olvidado lo que significaba escribir una carta a mano. Se había acostumbrado al método de comunicación de los humanos modernos: el chat y el E-Mail. Pero eran precisamente sus conversaciones con Marco lo que le recordaba cómo eran las cosas en su época, cuando no había todos los avances tecnológicos que hay hoy en día. Pero en esta ocasión sorprendería a Marco con algo de esos avances tecnológicos. Salió de su habitación con su iPhone en mano, y tras arreglar bien a la niña, le tomó una foto, para luego regresar a su escritorio, imprimirla, y echarla en el sobre junto a la carta que enviaría a Mentholia apenas saliera la próxima encomienda de los mensajeros inter-dimensionales. Pero entonces recordó que esa no sería la única carta que enviaría. Tras pensárselo muy bien, sacó otra hoja y escribió:     Mundo Mortal, año 2021 d.C.     Asmodeo. Mi no tan apreciado padre:   He notado tu presencia a mi alrededor en las últimas semanas. No le había dado importancia hasta que te atreviste a tocar el territorio de Los Vigilantes, y peor aún, estando cerca una niña. Si tienes algo que decirme, sabes que puedes enviar una carta por medio de los mensajeros inter-dimensionales, ellos serán discretos, nadie tendrá por qué enterarse de que hay una conversación por medio de cartas entre padre e hijo. Pero te hago la advertencia de que si te vuelves a acercar estando presente alguno de los hijos de Monder, será lo último que hagas.   Sin nada más que agregar,   Merlín Ambrosius.     Fue así que Merlín selló ambos sobres y los entregó al Vigilante encargado de la correspondencia en la base. El ángel caído no evitó mirar al mago con cierta curiosidad al ver que una de las cartas iba dirigida al Infierno, pero al leer el nombre del destinatario, se guardó sus comentarios. No es secreto para nadie que Merlín es hijo de la mano derecha de Lucifer.   Pasaron los días, las semanas y los meses, y Merlín no recibió respuesta a su carta. Pero supo que en efecto Asmodeo la había recibido, porque no volvió a sentir su presencia.  

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