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JUEGO,AMOR Y GLORIA.

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Blurb

Elena Brooks y Gael Anderson pertenecen a dos mundos completamente desconocidos, y por alguna extraña razón, ambos logran conectar de una manera iniguablable.

Gael es una estrella en el campo de beisbol, perseguido por la prensa y aclamado por todo los Estados Unidos, su vida parece ser perfecta, pero, ese castillo de oro en el que todos creen que es feliz, paso a paso se va derrumbando en pedazos, causando en él una angustia inexplicable.

Pero, cuando Elena Brooks se cruza en su camino, una profesora de primaria del pequeño pueblo de Forks, todo lo que él creía perdido empieza a tomar sentido, aunque ambos deben aceptar que están llenos de miedo y deben aprender el uno del otro para poder hallar esa felicidad que en otros sitios no han encontrado.

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FORKS.
CAPÍTULO UNO. Conquistarse a uno mismo es una tarea más grande que conquistar a otros ELENA. En Forks las mañanas son nubladas, se logra disfrutar pocas horas de la calidez del sol y luego el cielo se ve infestado por enormes nubes cargadas de agua, diluviando por todo el día y evitando que uno luzca su mejor vestido para salir con un buen ánimo. Siempre me pregunto, ¿por qué elegí Forks para vivir?, pero cada vez que recuerdo la respuesta no puedo evitar sentir más amor por éste lugar. Simplemente aquí hay una calma que no logra conseguirse en cualquier otro sitio. Es así. Suspiré y tomé de mi café, es lunes por la mañana y estoy bastante ansiosa, usualmente siempre tengo algo que hacer, como corregir exámenes, hacer cronogramas y crear actividades para mis alumnos. Pero estaba de vacaciones, y no soy una persona que pueda considerarse “social”, es mi primer año aquí y no he logrado forjar buenas amistades con las que pueda salir a comer un postre o algo así. Tomé mi teléfono y le marqué a mi hermana mayor, la cual vive en New York, luego de tres tonos me mandó directo al buzón, pueda que esté ocupado o algo por el estilo. Janisse es mi hermana mayor, luego de que emigramos de Venezuela cuando teníamos alrededor de diez y quince años, ella se esforzó para ser la mujer profesional y preparada que siempre soñó ser, trabajando horas extras, estudiando más de lo que debía y olvidándose en ocasiones de sí misma. Hoy en día me alegra saber que todos esos sacrificios fueron compensados con creces y es abogada en un prestigioso bufete de Brooklyn, todo un sueño norteamericano. Nuestra madre falleció dos años después que pisamos tierras americanas, murió a causa de una aneurisma, fue algo inesperado y desde luego un golpe demoledor para nosotras, del cual aún es difícil recuperarme. Y no creo que logre hacerlo. Después de eso la vida de Janisse y mía se tornó una ola titánica de adversidades, quedándonos solas con mi tío Jared, un hombre de tercera edad que se le hacía cada vez más y más difícil cuidar de nosotras. Hasta que Janisse alcanzó la mayoría de edad, rentamos una pequeña pieza en las afueras de Bronx y nos mantenía a flote como podía. Nuestra vida jamás fue fácil, después de tantos esfuerzos y noches de agonía, decidí dejar atrás la ciudad que me lastimó de maneras crueles e inimaginables. Solté un largo suspiro y decidí salir, noté que desde ayer alguien se mudará a la casa de al lado, supongo que próximamente tendré vecinos nuevos, quizás sean una joven pareja o una pareja adulta madura con hijos gritones, no lo sé, pero la idea de tener vecinos me agrada, todo esto ha estado un poco solitario últimamente. Me coloqué mi abrigo y tomé las llaves del coche, debía hacer compras y distraer mi mente por un largo rato, si me quedo aquí durante más tiempo siento que me volveré loca. Subí a mi camioneta, siempre odié los autos pequeños, no me daban seguridad y me hacían sentir como una diminuta hormiga, así que compré una camioneta para lucir más prominente. Lo sé, soy sencillamente exótica. Cuando estuve a punto de salir del garaje, un enorme auto se posiciono justo detrás evitando mi salida, torné mis ojos en blanco y bufé molesta. Era demasiado temprano para lidiar con personas que no tienen ni idea lo que es saber conducir. Pensé que esa persona al ver que yo estaba a punto de salir movería su lujoso auto, pero no, de allí bajo una hermosa pelirroja de cabellos largos y figura envidiable, con altos zapatos y una vestimenta que gritaba “Es Zara, es marca, no ropa barata”. Bajé de mi camioneta para poder hacerle la amable petición de que rodara su auto, al verme bajar y caminar hacia ella, se quitó sus enormes gafas de sol. Como si aquí lo hubiese. -Buenos días.-Sonreí amablemente.- Disculpa señorita, pero su auto… -Estoy muy cansada de Gael la verdad.-Dijo suspirando y negando con su cabeza.- De todos los hermosos lugares en el mundo, eligió una zona donde sólo se trabaja de la pesca y tala de árboles. Que frío lugar. ¿Cómo puedes sobrevivir a esto? Carraspee mi garganta y sonreí de costado, no sólo es imprudente conduciendo su caro auto, sino también refiriéndose a un lugar donde es nueva y es un poco aislado, debe familiarizarse con los vecinos, no recriminarlos por donde viven. -¿Te mudaras al lado?-Pregunté sutilmente.- He visto mucho movimiento últimamente. Ella tornó sus ojos en blanco y dio un fuerte pisotón sobre el asfalto como si de una niña berrinchuda se tratase. ¿Qué rayos le sucedía a esta chica con aspecto de modelo de Beverly Hills? -Odio este lugar, obvio que me rehúso a pasar tiempo aquí, y no pienses que soy una mimada.-Hizo un puchero desviando su mirada.- Es frio y solitario, me recuerda al lugar donde nací. Y enseguida tuve empatía con ella, si en éste momento me obligasen a mudarme a un lugar tan concurrido como Nueva York, estaría haciendo una cantaleta muchísimo peor que la de ella, sin duda. -Forks no es solitario, es tranquilo y bastante reconfortante para alguien que busca escapar un poco del mundo, ¿es tu caso?-Pregunté y luego me arrepentí de ser tan metiche.- No respondas si quieres.-Me disculpé con una tímida sonrisa.- -No te preocupes.-Soltó un pesado suspiro.- Mi hermano mayor vive trastornado por su trabajo, le agobia ser perseguido por tanta gente que quiere un poco de él, sea lo que sea siempre lo andan buscando.-Bajo su mirada y luego me sonrío.- Es irónico, porque está haciendo lo que ama e incluso se agobia. Subí mis hombros en señal y sonreí de costado sin mostrar los dientes. -A veces hay que darnos un descanso de lo que amamos, para evitar odiarlo.-Dije sin bajar la mirada.- Si me disculpas, ¿puedes rodar tu auto? Me está privando el paso. Ella soltó una risilla y pasó la mano por su largo cabello rojo. -Siempre estoy con la cabeza por los aires, realmente discúlpame. ¿A dónde te diriges?-Pregunto- No tengo problemas en llevarte, sería bueno conocer el lugar y ver donde mi hermano comprará cosas. Dudé, es una desconocida y no sé cuáles son sus verdaderas intenciones. -Lo siento, me gustaría ir en mi camioneta.-Dije amablemente, no quería rechazarla y parecer grosera.- También debo hacer unas cosas luego. Lo más fiable sería irme en mi auto. Ella asintió con una enorme y blanca sonrisa. -Entiendo, no te preocupes. Esperaré aquí, debo terminar de alistar unas cosas. -¿Te mudarás tú también? Ella nuevamente asintió. -Sí, con mi pequeño Asthon, es mi hijo de dos años. -¡Oh!-Dije anonada, los niños son criaturas llenas de ternura, los adoro.- ¿Es muy hiperactivo? -Es reversado, mi Ashton es especialmente brillante. Asentí con una sonrisa. -Estoy ansiosa de conocerlo, debo irme. -¡Hasta luego! Me despedí con la mano y caminé hasta mi auto, ella es encantadora. Tendré unos vecinos bastante agradables, espero que su hermano no me decepcione. GAEL ANDERSON. Mi espalda estaba tensa, subía y bajaba de la barra metálica soportando mi propio peso, el sudor corría por todo mi cuerpo haciéndome sentir húmedo y asqueado. -Hoy te exigiste demasiado, deberías tomarte un descanso y marcharte de una vez, son dos horas para llegar a Forks. La irritante voz de mi jefe se hizo presente en la sala de entrenamiento, con un pequeño salto caí al piso y sacudí mis manos, tomé mi toalla para secar mi rostro. -Lo sé, tus órdenes me hacen querer irme ahora.-Dije para luego tomar de mi botella de agua.- ¿Tienes novedades acerca la información que te pedí? Él negó con la cabeza. -Gael, no deberías indagar asuntos que no te corresponden saber. Estás cruzando los límites y huir no siempre es la solución, perdón, permíteme corregir. Huir no resuelve nada, sólo deja las cosas en pausa. Torné mis ojos en blanco, Dylan y su fetiche de meter sus narices en donde nadie lo llama, realmente odio cuando las personas dan consejos sin ser pedidos, sin embargo, tengo la paciencia más sólida del mundo. Puedo soportar escuchar sandeces por un rato. -No estoy huyendo, quiero descansar de ti y del resto. Dije sinceramente mientras me vestía, mis ganas de irme son tales, que no me importa ni siquiera ducharme. -¿Ya te irás? Hay paparazzis afuera, luces sudoroso y muy desaliñado Gael, el próximo mes serás el rostro de GQ, no salgas así. Tomé mis cosas y le saqué el dedo del medio, sus constantes quejas sobre mi apariencia, actitud y cómo y cuándo debo hablar me agobiaban. Ojala pudiese enviarlo al carajo, pero este tipejo es mi padre. -Recuerda avisar cuando llegues, y dile a Angela que me llamé en la noche. Dejó asuntos sin resolver. Salí sin darle respuesta, su manera tan arbitraria de decir las cosas era lo que me hacía sucumbir de enfado ante él. Al bajar del edificio vi bastantes obesos hombres con una maldita cámara pegada a su rostro, empecé a caminar entre la multitud zafándome de sus toqueteos y agarres, una que otra fan estaba allí y los gritos empezaron a cesar. -¡Gael por favor, cásate conmigo! -Gael respóndenos, ¿Simonette y tú aún se ven a escondidas? ¿O es cierto que comenzaste a salir con la modelo polaca Michelle Volkova? Subí a mi range rover y cerré la puerta con fuerza, los flashes aún se veían a través de los cristales, así que encendí el auto y arranqué. Alejándome de la multitud y subiendo todo el volumen del stereo, la voz de Chirs Martin de Coldplay se hizo escuchar con el tema “Clock´s” finalmente tendría mis días de paz. *** Iba rumbo a Forks, divisé el cartel del pequeño pueblo con su típica tipografía cursiva de bienvenida, los árboles verdes se movían de un lado a otro por la fría brisa, y entonces fue allí en donde sentí mi alma sentarse sobre mi cuerpo. Mi teléfono no dejaba de sonar, no quería apagarlo, pero me prometí que mi padre no podía enterarse a dónde residiríamos éstos dos meses. Gabrille y yo decidimos darnos un aire fresco, lejos de la mirada escrupulosa de nuestro padre, no sólo nosotros estamos recibiendo el peso de su temperamento volátil y dominante, sino también el pequeño Ashton, el cual es el punto de quiebre de mi padre. Y cuando digo punto de quiebre no me refiero a su amor hacia el pequeño y adorable niño, sino hace que se enoje de manera tal, que Angela desarrollo una ansiedad aguda debido a él. Teniendo incontables discusiones, innumerables sesiones con un abogado y mucho más conflictos de lo que se puede contar. Ashton nació siendo un ángel, dando sus primeros pasos riendo, ofreciendo sus babosas galletas y soltando grandes carcajadas con un humor sin igual, pero, aunque ante mis ojos y a los de Gabrielle es el niño de cabellos rubios más hermoso que ha pisado la tierra, mi padre lo ve como una abominación simplemente porque ese niño tan hermoso tiene síndrome de down. La llegada de Ashton nos hizo entender lo controlado que siempre hemos estado, él fue nuestro grito de esperanza, nuestra causa de rebelión y nuestra razón de ser desde hace dos años. Angela y yo somos muy unidos, desde pequeños mostramos gran amor por el deporte, ella con disciplina y tras las constantes reglas de mi padre, logró convertirse en una famosa tenista, de hecho es una de las mejores en su campo. Y luego estoy yo, siendo una estrella en el codicioso cielo de mi padre, brillando tanto como puedo para deslumbrarme a mí mismo, para correr por esas canchas rogando que regrese mi madre, mi hermosa y soñadora madre. La perdimos cuando éramos unos críos de apenas nueve años, desde ese momento Angela y yo supimos que debíamos dejar de corretear por la sala, que yo ya no jugaría con ella y que las tareas y el deporte serían nuestro único punto de enfoque. Un año después que mi madre falleció a causa de un malévolo cáncer, mi padre se volvió mucho más oscuro de lo que ya era, haciéndonos entrenar más horas de las acordadas, negándonos jugar con los otros niños, prohibiéndonos distracciones tan mínimas como la tv, y robándonos la etapa más emocionante e inocente del ser humano, la infancia. Ese tiempo fue cuando descubrimos que la felicidad parecía no estar destinada para nosotros, que el amor es una ilusión que se creen los mendigos y aunque el tiempo después no los recompensó con millones y millones de dólares. Nuestras almas se tambaleaban vacías, gritándonos que el cariño si es necesario, que los sueños pierden el sentido de ser cuando es la codicia quien los alimenta y sobre todo, que la soledad es buen lugar para escucharse, pero uno muy malo para quedarse. Mi vida ahora es lo que los jóvenes adolescentes sueñan con ser algún día, mi rostro aparece en múltiples portadas de revistas, tengo muchos autos lujosos, una casa de ensueño en Malibu, un departamento en Brooklyn y millones de millones de dólares en mi cuenta, siendo perseguido por mujeres que mueren por pasar una simple noche conmigo. Pero, aunque estuve casado, y según la prensa fue la unión más envidiable de los últimos tiempo, un joven ingles beisbolista de veintisiete años esposado con una preciosa actriz italiana de veinticinco años con carreras exitosas y un futuro prometedor juntos. Hasta que conocí sus verdadera personalidad, con ganas de más y más dinero, hambrienta de fama y privilegios. Buscando cualquier oportunidad al azar para tener subir un escalón más en la cima del poder, del maldito y caótico poder. En conclusión, mi vida es un torrente de personas asquerosamente dañadas de la cabeza, en el que su eje principal son los billetes. Mi padre, con todos sus defectos, aprendí a amarlo a través de sus capas, de sus duras palabras y de su ambición. Lo perdoné antes de que él se arrepintiera y aunque aún no lo ha hecho, yo ya liberé todas esas conexiones tóxicas que me ataban a emociones dañinas para mí mismo. Sin embargo, la razón por la cual tome la decisión de venir a Forks, es porque aquí nació mi madre, pero ella fue criada en California, en la caliente y efusiva California. “-Todo es tranquilo allí.-Dijo sonriendo, acariciando mis castaños cabellos con su cálida mano.- Recuerdo que allí conocí a una grandiosa chica, que me dijo las grandes cosas a las que estaba destinada. -¿Quién era esa chica madre?-Pregunté frunciendo mi ceño.- -Esa chica era yo cariño.-Soltó una risilla.- Algún día amor mío, cuando crezcas y seas un hombre de bien, el mundo hará que pierdas la cabeza debes en cuando, haciéndote dudar e incluso tambalear, pero no temas, tú mismo tendrás las respuestas. Siempre serás tú quien sabrá lo que es mejor para ti. El resto sólo verá que es lo mejor para ellos, y si hacerte caer significa el éxito de ellos, no dudaran en mover tu escalera. La abracé e inhalé su perfume de vainilla, sintiéndome en casa y cerrando is ojos para disfrutar de su compañía -Espero que mi padre pueda ir algún día a ese lugar, él necesita ser feliz. Nunca sonríe. Mi madre negó con la cabeza, en su rostro vislumbró un poco la preocupación, como temiendo de que nosotros odiáramos a nuestro padre. -No cariño, él tiene la sonrisa más hermosa que alguna vez he visto, él es tan dulce. Pero no ha sido fácil, para nadie lo es. -Pero, ¿Cómo es que puede gustarte mami? Él es muy enojón. Ella soltó una larga carcajada. -En Forks descubrí que lo amaba con toda la fuerza de mí alma, que estábamos destinados a dar vida a dos encantadores niños. -¿La chica grandiosa te dijo eso?-Pregunté mirándola a sus hermosos grises ojos.- ¿Ella también me dirá cosas cuando algún día vaya a Forks? Ella negó con su cabeza, sus hermosos rulos rubios rebotaron dándole vida a su angelical rostro. -Cuando vayas a Forks querido niño mío, allí descubrirás y te hablará un hombre, ese que tanto sueñas ser algún día. Y él te dirá a quién debes amar. Sonreí y asentí. -Tu voz interior hijo, recuérdalo siempre, si decepcionar al resto significa tu victoria. Entonces no dudes en hacerlo” Mi vista empezó a nublarse por las lágrimas, mi madre siempre será mi punto de apoyo aun en su ausencia, dijo las palabras más sabias que alguna vez escuché en mi vida, como si ella supiese que su momento con nosotros era límite, y nos dio todo el fervor de su alma, nos dio las caricias más cálidas con las que mi alma aún se remueve emocionado, ella es mi eterno ángel. Querida Madre, en donde quiera que te encuentres, en el cielo, en el paraíso o incluso a mi lado en éste momento, te veo en todas padres, en la mirada de orgullo de mi padre cuando gano un partido, te escucho en las carcajadas de Gabrielle cuando luce despreocupada caminando descalza en nuestra casa de Altlanta , te veo en Ashton, te veo en mis caídas y te veo en mis victorias. Hoy estoy aquí, en Forks, vine a escucharme y a escucharte también, porque sé que he estado perdido por mucho tiempo, siendo un robot jugando y entrenando, sin escucharme, sin detenerme a contemplar lo que quiero y anhela mi alma. Espero encontrar el rumbo que siempre he anhelado, no intento soñar despierto, pero simplemente estoy cansado de estar cansado, de andar y andar y un rumbo no parezco encontrar. Quiero ponerle color a este lienzo gris al que llamo vida. Quiero escucharme y descubrir que es lo que quiero, he estado rodeado de personas que constantemente alimentan mi ego , mis miedos y mi creciente ansiedad, que se ha ido manifestando de una manera caótica últimamente. Lo único que tengo para decir ahora es que espero que Forks no me defraude, que no encuentre aquí a fanáticos con alta fiebre de mí, que no hayan detrás de los arboles molestos paparazzis en busca de una foto sexy o vergonzosa de mí. Espero Forks, que me sorprendas y no me defraudes, porque si lo haces, mis esperanzas estarán completamente perdidas.

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