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Noah & Zoe

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Y sí, solo fuéramos dos chicos, buscando encontrarse en la vida, ¿Sería tan malo?

Mi nombre es Noah, un gusto conocerlos, soy un chico como cualquier otro, lo único relevante en mi vida es que entre a la escuela de medicina el semestre pasado, me mudé de ciudad en busca de mis sueños y me perdí entre los planes calculados que tuve por años, cientos de errores después, intento seguir adelante, en aquel camino lastime tantas personas como pude, con mis decisiones egoístas, pero aquí estoy contando mi historia para que nadie cometa mis pecados, y no dejen que mujeres con nombres como Zoe te tienten al infierno... porque cuando el demonio se presenta en tu puerta, con un ajustado vestido n***o, pidiendo usar tu teléfono, debes decir que no, cerrar la puerta y perder la llave.

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Capítulo 1. Ayúdame por favor
Sábado 25, Febrero del 2017 Puv Zoe La música electrónica estaba tan alta que no podía escuchar siquiera mis pensamientos, los cuerpos se apretujaban unos con otros en la reducida pista de baile, haciéndonos uno, danzando con los bajos de la canción, mi cabello estaba pegado a la piel de mi cuello y brazos a través del vestido n***o de encaje que tenía puesto, pero no importaba, nada importaba esta noche, ni la forma en que mi cuerpo se tocaba con otros o el mareo que sentía, solo sabía que estaba en el cielo. Me sentía en el éxtasis. Sin pasado, ni presente y mucho menos un futuro. No recordaba mi propio apellido. Era simplemente fantástico. Mi corazón latía fuerte en mi pecho siguiendo los bums de la canción. Animals de Martin Garrix sonaba tan fuerte en los altavoces que era como una descarga de adrenalina en las venas. Amaba a ese tipo. Las luces de neón iban y venían de un lugar a otro, provocándome dolor de cabeza, por lo que tuve que dejar de saltar en mis tacones de Louis Vuitton para evitar caerme, me sentía desorientada, pero no fue hasta que unas repentinas nauseas me hicieron cubrir mi boca, mi organismo estaba descontrolado, empuje a varias personas, intentando encontrar un baño o una salida. Era una sensación asquerosa. Esperaba tener el estomago suficiente para llegar al baño antes que pasara. No me preocupaba ser vista, pero era algo sumamente vergonzoso el no poderme controlar. Había subido demasiado el calor mientras caminaba, como si mi piel estuviera en llamas, necesitaba aire fresco o agua, poco a poco estaba poniéndome débil y cansada, la ola de nauseas había cesado, pero no sabía por cuanto tiempo, ¿Qué me ocurría? Era como si una parte de mi cuerpo se adormeciera, empezando por mi cabeza parecía tardarme más en formar una idea coherente en mi mente. Encontré una puerta metálica cerca del fondo, al empujarla terminé en la parte trasera del club que daba hacia un pequeño callejón donde seguramente botaban la basura, estaba desorientada, ¿Ahora que debía hacer? Apoye una de mis muñecas en la pared, tratando de que el aire me ayudara a espabilarme. Cuando eso no funciono, di un par de pasos hasta llegar a la calle, sentí de nuevo unas profundas náuseas y todo el licor que había bebido salió de mí, era la sensación más asquerosa que hubiera tenido en mi vida, no entendí como mis hermanos lo hacían cada vez que tenían la oportunidad. Claro, ellos no acababan como yo. ¿Qué había mal conmigo? Mis ojos se sentían pesados, ¿Qué había bebido? ¿Alguien me habría drogado? No podía saberlo, había sido demasiado ingenua al aceptar esta salida a festejar, no era esta clase de persona, tampoco conocía a quienes me invitaron lo suficientemente bien, eché la cabeza hacia atrás a la noche despejada pidiendo alguna clemencia divina. El frío me ayudo a recomponerme luego de vomitar, maldije internamente, había olvidado mi celular en casa, no podía llamar para pedir ayuda, ¿Qué haría? No parecía haber nadie que conociera a la vista. ¿Entrar de nuevo al bar? No era una opción. Luego de un par de respiraciones profundas, me pase la mano por mi cabello rebelde y pensé en volver al apartamento donde había alquilado, alguno de mis Roommates llegaría o con suerte se encontraría dentro para salvarme de dormir en la puerta. La calle estaba vacía por la hora, ni siquiera el guardia de seguridad estaba en la puerta, solté un bufido frustrado, mi reloj se había parado a las 10 p.m., aunque sabia de sobra que era muchísimo más tarde, vaya suerte la mía, apoyé mi mano en un poste mientras buscaba recuperar mi equilibrio, ¿Por qué vine en primer lugar?, los recuerdos del inicio de la noche vinieron a mi... "El tiempo había pasado volando mientras estudiaba ya eran cerca de las nueve.   Derecho, no era ni la mitad de difícil de lo que mi padre había asegurado, pero aun así estudiaba mucho y descansaba poco, la condición con la que me permitieron mudarme tan lejos, era tener un promedio perfecto o lo suficiente para graduarse con honores, si no conseguía eso me transferirían a una universidad en el exterior, lo cual todos en mi familia esperaban que pasara, el fracaso inminente, pero les demostraría lo contrario, ellos ya no me conocían. . Esta vez sería diferente, mantendría un bajo perfil.   Elimine mis r************* . No había mucho que borrar.   No era una figura pública, ni mucho menos, pero si contaba con unos miles de seguidores, debido todos los viajes que había hecho alrededor del mundo con mis hermanos y “amigos”, los conciertos, yates, fiestas privadas y una que otra alfombra roja a la que nos invitaron, todo desapareció con un clic.   Yo no era el apellido de mi padre, era mucho más que eso. No haría mi vida a costillas suyas.   Y deseaba que me aceptaran por quien era realmente.   Solo necesitaba desaparecer un tiempo. Encontrarme a mí misma.   Ser la hija del dueño de un conglomerado de bancos, no era fácil pese a lo que la gente pensara, sí no estabas en el negocio familiar, eras prácticamente un cero a la izquierda, además de todas las implicaciones negativas que con llevaba que supieran mi apellido, demasiadas personas falsas intentando beneficiarse de mí, muchas mentiras e hipocresías. Mi única ventaja era que los medios de comunicación no conocían mi rostro, desde mi nacimiento y durante mi minoría de edad, tenían prohibido emitir mi imagen, la familia lo decidió así para protégeme y todos habíamos sido cuidadosos al respecto.   No podía permitir que él me encontrara, sólo pensarlo un estremecimiento recorrió mi cuerpo, el temor era tan profundo que mi cuerpo comenzaba a sudar frio, mis manos tenían un temblor que no podía controlar y mi corazón latía dolorosamente en mi pecho.   Me mataría.   Fue entonces cuando unos fuertes golpes resonaron en mi puerta, haciéndome saltar, Vanessa, asomo su cabeza antes que pudiera responder, tenía una sonrisa contagiosa estudiaba una ingeniería, nunca podía recordar cual, era agradable y me había ayudado mucho para guiarme en la universidad.   Era una trigueña alta, con el cabello castaño oscuro y ojos cafés, su contextura era bastante normal, ni delgada o rellenita, decía tener 23 años, estaba por octavo semestre, había insistido mucho en invitarme a compartir con los demás en el apartamento e integrarme, pero pasaba la mayoría de veces.   -Esta noche hay una gran fiesta de integración deberías venir- por un segundo dude, debería intentar hacer amigos aquí, después de todo nadie me lo prohibía, al ver mi duda entro a la habitación, acercándose a la cama donde me encontraba- Date un respiro, podrás conocer a alguien- hizo un movimiento raro con sus cejas haciéndome reír.   Era tan absurdo, era una noche de sábado, tenía 19 años, podría divertirme un poco.   - ¿Quiénes irán? - indague curiosa, mientras recogía las copias de las lecturas que nos habían dejado como trabajo para casa.   Ella río fuerte.   -Todo el mundo, es una integración de facultades, ira casi toda la universidad- bueno, no sonaba tan mal, además no había ido a la semana de inducción, mi padre sugirió que era innecesario, podría conocer mejor a mis compañeros.   -Bueno, no suena tan mal...- " Debí quedarme en casa, Vanessa me abandono en cuanto llegamos por sus amigos, y yo como buena estúpida acepte tragos de unos cuantos chicos, merecía que esto me pasara, había sido demasiado ingenua, además seria aún más estúpida si volviera dentro para pedirle a Vanessa que me acompañara, probablemente se negaría. Ya no sentía ánimos de festejar nada o siquiera ser sociable, era hora de volver a casa, la fiesta era frente al hospital, estaba lejos de la Plazuela, tendría que apañármelas caminando, porque no había taxis cerca a esta hora, en realidad luego de las diez, conseguirlos era casi un milagro, y aplicaciones como Uber, eran algo mítico en este pueblo. Comencé a caminar de vuelta a casa lejos del bar, para cuando cruce la primera calle un silbido lascivo llego a mis oídos, entorne los ojos atenta a la situación, rogaba silenciosamente porque se quedara en aquello, pero no fue así, las pisadas resonaban más cerca junto con los requiebros de las hojas caídas, dos sujetos cruzaron la calle para quedar justo a mis espaldas, haciéndome pasar saliva ¿Qué debía hacer?, no había algún lugar donde correr donde no pudieran alcanzarme con facilidad, todo estaba cerrado, no habían más personas para auxiliarme si gritaba. -Me gusta tu cabello n***o- comento el más grande mientras se ponía a mi lado, su voz era gruesa y parecía extrañamente emocionado o ¿excitado? - ¿Te importa si lo toco? - alzo su mano con la intención de hacerlo, pero rápidamente lo aparte con mi mano derecha. No deseaba que ninguno de ellos se acercara, mucho menos me tocara. Un nudo se situó en mi estómago, como un mal presagio sobre lo que podría ocurrir, debía huir rápido de ellos o terminaría mal, como una mujer en los comerciales de desaparecidas, nunca los encontraban, podía incluso imaginar mi cuerpo flotando en el rio. Pase saliva asustada. Si algo había aprendido de las peleas con mis hermanos varones, era identificar los puntos vulnerables de tu contrincante, las pupilas de ambos se veían dilatadas, podrían estar muy borrachos o drogados, no valía la pena razonar con ellos, parecían no tener más allá de 20 años, se veían jóvenes. Probablemente serian estudiantes también de la universidad. - ¿Vas a algún lado? ¿Quieres que te lleve? - pregunto el mismo muchacho- Mi coche no está lejos, ricura. En serio, ven con nosotros, podemos montar todos- eso ultimo lo dejo caer con doble sentido, lo cual provocó una oleada de nauseas que intente disimular. Sonrió abiertamente como su amigo e incluso le guiño el ojo, como si con esa charla de mierda fuera a llevarme a la cama, no iría con ninguno de esos tipos ni con un arma en la cabeza, mucho menos "montaría" con ellos en un coche. Sospechaba que ni siquiera tenia uno. - ¡Montémosla, y ya! - comento el amigo que había permanecido callado hasta ahora, tenía unos jeans ajustados color n***o, una camiseta manga larga blanca, en otras circunstancias habría dicho que era guapo, pero sus ojos eran depravados, me desnudaban y me hacía sentirme sucia. No quería saber que escenarios se pasaban si quiera por su cabeza asquerosa. Acelere el paso ignorándolos, el temor me había cerrado la garganta para gritar, rogué al cielo que alguien apareciera. No había nadie. - ¿Cuál es tu nombre? - soltó el que estaba a mi izquierda, apreté mis labios, sin saber qué hacer, mientras intentaba caminar más rápido, mi corazón parecía estar por salirse de mi pecho. Su amigo le hizo un gesto con la mano y ambos rieron. Un par de cuadras más y estaríamos una calle central, tendría que alguien estar ahí. - ¿Qué pasa te comió la lengua el gato? - se burló con sorna el que estaba a mi derecha- Voy a escoger un nombre para ti...- su mirada se deslizo por mis piernas, quise golpearlo con fuerza, podía ver sus oscuras intenciones – "Gatita" eso te quedara bien- acerco su boca a mi oído para que sólo yo lo escuchara - ¿Quieres ronronear mi nombre? – Gire mi rostro hacia él con asco y eso pareció encenderlo más. -Vamos gatita, te vas a divertir- soltó el que estaba a mi izquierda, e incluso se atrevió a palmearme el trasero. Cuando estaba por cruzar la acera a una calle más iluminada, el chico de la derecha que me levanto por la cintura, por su altura mis pies quedaron colgando en el aire, mientras me arrastraba hacia atrás a la oscuridad, intente luchar contra él, pero era inútil, su cuerpo era demasiado fuerte y con una de sus manos cubrió mi boca, lance patadas, puñetazos, clave mis uñas en su piel, pero sus siguientes palabras me dejaron helada. -Cállate perra o te dolerá más- ni siquiera sabía que me haría, jalo mi cabello muy fuerte obligándome acompañarlo a la oscuridad de la calle. Mi instinto me decía que debía tranquilizarme, había leído demasiados libros para saber que siempre había una salida de esto, pero debía pensar, no podía perder la calma o ya no podría pensar. La calle por la que me arrastraban tenía un olor fétido, como basura podrida, en ese momento el hedor de su sudor y colonia barata destacaron sobre lo demás, me fijaba en los pequeños detalles, mientras su amigo se reía de forma cínica de mis pobres intentos, sentí unas profundas arcadas de nuevo. Luche furiosa por liberarme, siguiendo mi instinto, cuando fui empujada fuertemente contra el piso, mi cabeza hizo contacto de forma dolorosa, causándome dolor, mañana la jaqueca seria brutal, pero no importaba sólo necesitaba sobrevivir. No quería ser una víctima más de violación y unirme a la lista, yo solo quería divertirme, pasar un buen rato y conocer a alguien, las lágrimas salieron de mis ojos sin permiso, entonces sentí cuerpo sobre el mío, podía sentir su m*****o erecto a través de la tela de sus vaqueros, lo cual me hizo perder la cordura, comencé a lanzar puños, aruñazos y codazos para librarme de él. -Hija de puta- grito mientras me daba un puño en la cara- ¡Sujétala! - su amigo logro atraparme las manos por encima de la cabeza. -Perra, esto va a gustarte- comento el de la camisa blanca separándome las piernas con su rodilla, hizo un movimiento con su cabeza, en un segundo me giraron para bajarme la cremallera del vestido, cuando dejaron mi boca libre, comencé a gritar desde el fondo de mis pulmones, entonces rápidamente me abofetearon, hasta que sentí sangre en mi boca y un dolor punzante. -Si gritas otra vez, te corto la lengua- sus ojos se veían negros por la lujuria y la rabia, me miro con advertencia antes de quitar su mano, guardé silencio temiendo mi vida, lamio mi cara y su boca sucia comenzó a bajar por mi cuello, tuve contenerme para no vomitar, bajo las tiras de mi vestido, forcejeo con su amigo hasta que me dejaron el vestido a mitad de cintura. Dejando mis senos al aire, sentí mucha vergüenza y humillación, por el estilo del vestido no usaba brasier, ya que traía copas, me arrepentía de mi decisión, entre más cosas estuvieran entre estos tipos y yo sería mejor, rece otra plegaria rogando porque esto no me pasara. Ambos parecieron complacidos al verlas. El que estaba sujetando mis manos, puso una sobre mi pezón, su mano no llenaba por completo mi seno y eso pareció hacerlo feliz, dio un fuerte apretón, dándome ganas de llorar. - ¿Son de verdad? - pregunto interesado, como si fuera a responder semejante estupidez. Mi cabeza comenzó a barajar todas las opciones, debía analizar mis opciones, deje mi cuerpo inmóvil, mientras trataba de controlar mi respiración, probablemente ellos comenzarían a soltarme, si pensaban que está cooperando. - ¿Vas hacer una chica buena? - comento en mi cara, dejando su asqueroso aliento a licor sobre mí, intoxicándome, asentí lentamente, mientras retiraba su mano de mi boca- Si gritas otra vez, te hago un nuevo estomago con mí cuchillo, ¿Entiendes? - eso me hizo pasar saliva. Ambos rieron asquerosamente, y entonces el que me sostenía las manos me soltó, acaricio la piel de mis brazos, eso me hizo querer golpearlo, comencé a bajar mis brazos, acariciando su pecho a través de la camisa, baje lentamente mi muñeca hasta llegar a su bragueta, lo toque suavemente tanteando el terreno, cuando gimió suavemente, le di un enérgico apretón, sentía como sus testículos se retorcían, él se inclinó hacia un lado a causa del dolor y entonces le propine un rodillazo en la cara. Con movimientos rápidos me aleje de él, mientras su amigo me envestía intentado derribarme, logró atraparme por la espalda mientras intentaba huir, cerré mi puño y le ateste un golpe en sus partes, cuando me soltó aproveche para correr como loca, no supe hacia donde iba, pero no podía permitir que me agarran de nuevo, como pude subí la cremallera de mi vestido, para no correr desnuda por la calle. Pude oír sus voces gritando, cuando me divisaron y sus pisadas se acercaban rápidamente, me perseguían y eso me hacía enloquecer, por los tacones estuve a punto de doblarme un tobillo varias veces, pero logré recuperarme rápidamente sin daños. Vi a mi izquierda un corredor largo de apartamentos apenas separados de la calle por una reja que se encontraba abierta, gire mi vista atrás para ver cuan cerca estaban, aun no estaban tan cerca como para ver si giraba, esta sería mi oportunidad de perderlos, pase rápidamente el portón gris, ocultándome en la pared, intente tranquilizarme, alise mi cabello, con suerte correrían en línea recta por la calle y no me encontrarían. Las lágrimas no paraban de salir. Escuche sus voces llamándome gatica a través de la calle. Fue como si mi corazón se parara de nuevo, con mis manos tanteaba la pared buscando una escapatoria, me encontraba en pánico, a mi izquierda cedió una puerta metálica gris dejándome entrar al edificio, advocada a sobrevivir como estaba, toqué la primera puerta de madera que encontré con desesperación. Un chico de cabello n***o y ojos cafés me miraba con preocupación, era alto por lo menos un metro ochenta, parecía estar recién levantando, con unos pantalones de chándal y sin camisa, tenía la luz de una lámpara encendida en la parte de atrás. Parecía inofensivo pese a su tamaño. - ¿Puedo usar tu teléfono? -fue lo primero que pude pensar para presentarme tarde en medio de la noche a su puerta, intente que mi voz no sonara desesperada como me sentía, se rasco su nuca dudoso y me examino unos segundos, debía verme como un desastre. - ¿Te conozco de algún lugar? ¿Esto es una broma? - El parecía tener temor de que pudiera hacerle algo, cuando escuche unos pasos cerca de la puerta, mi cuerpo actuó por impulso, empujándolo dentro de la habitación conmigo, huía de dos psicópatas violadores y aquí estaba metiéndome en la casa de un chico desconocido, ¿Cuándo acabaría esta noche? Puse mi mano sobre su boca para que no alzara la voz. -Ayúdame, por favor- susurre en su oído.

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