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Entre Zapatillas y Balones 3

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Blurb

Bella y Jeremy están más enamorados que nunca, y después de varios años y varios problemas, al fin son pareja. Pero tendrán que lidiar con los problemas que los rodean, y con que no todos quieren verlos juntos...

Así mismo, Bella tendrá que lidiar con el peso de ser la bailarina de ballet más importante de su generación, porque nadie dijo que sería fácil; y a su vez, lidiar con los problemas familiares que irremediablemente surgirán tras saberse quién es su verdadero padre.

Nuevos dramas...nuevos romances...nuevas traiciones...

¿Podrán el ballet y el fútbol estar juntos sin causar estragos?

**********

Historia Registrada en la Dirección Nacional de Derechos de Autor de Colombia bajo el registro #10-972-356

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Capítulo 1
Colombia ha ganado el mundial. Y no se puede negar el hecho de que fue un buen partido,  sin contar la parte en donde mi hermano le hizo la falta a Jeremy…y también cuando Kai le hizo la barrida. Pero bueno, eso ya nadie lo recuerda. Ahora lo único de lo que habla la gente es de que Colombia ganó el mundial. Y los ingleses estamos inconsolables. Tuvimos tan cerca la copa...pero bueno, ya nuestro país ha ganado mucho, ya le tocaba el turno a Colombia. En esta ocasión, Brian y yo no habíamos ido a ningún bar a ver el partido. Lo vimos en nuestra habitación de hotel. Y por poco muero cuando en la entrevista que le hicieron a Jeremy terminado el partido, se refiriera a mí. Mierda…mis padres si llegan a ver eso, de inmediato sabrán que Jeremy se refería a mí. -Que bien por Jeremy, se lo merece, ha pasado por tanto…- dijo Brian, apagando el TV. Teníamos todo este día libre. Dimitri, a sabiendas de que hoy era la final del mundial, sabía que la gente solo tendría cabeza para eso y que las calles estarían intransitables. Y es que bueno…resulta que estamos en Las Vegas. La ciudad que nunca duerme. Así que el recital sería hasta pasado mañana, cuando las cosas se calmaran un poco. Salí al balcón de la habitación. Estábamos hospedándonos en el famoso hotel Bellagio. El hotel 5 estrellas más famoso de esta ciudad. Este lujoso hotel y casino de Las Vegas Strip se encuentra detrás de las famosas fuentes de Bellagio y ofrece un spa de día exclusivo, varios locales de restauración y habitaciones elegantes con baño de mármol. Las habitaciones del Bellagio presentan una decoración suntuosa y están equipadas con TV de pantalla plana vía satélite, cortinas eléctricas, albornoces suaves, minibar y soporte para iPod. Los huéspedes del Bellagio pueden disfrutar de una variedad de tratamientos en el spa o disfrutar de un masaje junto a una de las 5 hermosas piscinas del patio. También hay jardines botánicos exuberantes y una galería de arte excelente. El establecimiento cuenta con varios locales de restauración, como el restaurante Michael Mina's, el restaurante al aire libre Picasso con vistas a la fuente y el Yellowtail, que sirve platos japoneses contemporáneos. El hotel también alberga boutiques sofisticadas y la discoteca The Bank. Era mucho lo que se podía hacer en este hotel, pero ni Brian ni yo teníamos ánimo para nada. Solo me dispuse a sentarme en una de las sillas del balcón y fumarme un cigarro mientras me bebía un vaso de té rojo hindú helado. Se me ocurrió entonces escribirle a Jeremy. Lo felicité por su victoria, y es que yo enserio me sentía feliz por él, verlo levantar esa copa me hizo sentir orgullosa, aunque me hubiera dolido en el alma ver a mi hermano llorar. Pero también algo que ni yo ni ningún inglés olvidaríamos nunca es el momento en que Jeremy lo consoló y le pidió a la tribuna que lo ovacionara. Eso sí que es fútbol. Jeremy respondió el mensaje diciendo que ya nos veríamos próximamente en Colombia. Y lo dijo como si estuviera muy seguro de que así sería. Pero yo aún tenía mis dudas…lo de Justin aún era muy reciente y yo seguía dolida. La noche cayó, y Brian se quedó dormido cuando nos pusimos a ver una película en Netflix. Pero yo no tenía nada de sueño. Apagué el TV y me deshice delicadamente de su agarre. Brian siempre enredaba sus piernas con las mías y me abrazaba como si no quisiera que me separara nunca de él. Así que con todo el cuidado me deshice de su agarre y salí de la habitación. Pasearía por los pasillos de este hotel-casino para ver qué podía hacer. Se me ocurrió entrar al casino por mera curiosidad, y ¡oh sorpresa! Donatien y demás chicos de la compañía estaban jugando, tentando a la suerte a ver si podían ganar dinero, o por el contrario, perder una considerable suma. Hasta Camille estaba ahí metida, pero solo como espectadora. Mi mamá me había enseñado a odiar esto de los juegos de azar, por razón de que mi padre en una época fue adicto a estos, por culpa de Wayne. El patriarca de los Clooney desde siempre ha sido adicto a los casinos, tanto, que en una polémica ocasión en su época de jugador, perdió 6.000 euros en dos horas. La noticia dio la vuelta al mundo. Y la adicción se la había tratado de pegar a mi padre, pero mi madre con su cantaleta no lo dejó. Lo máximo que llegó a perder mi padre fue 1.000 euros por una mala jugada en los naipes. Y por esa sola vez mi madre le dio el regaño de su vida, y por eso no volvió nunca a un casino. En un momento en que Donatien estaba haciendo su jugada en la ruleta, me miró. Salí de inmediato del casino. No era capaz ni de sostenerle la mirada. Haber terminado mi amistad con él era casi igual de doloroso que haberle terminado a Justin. Pero fue algo necesario…Donatien tenía que saber que si trataba mal a Brian, perdía puntos conmigo. Y el francés ya había dejado claro que no cambiaría su actitud para con Brian. Pues entonces yo tampoco cambiaré mi posición de no seguir siendo más su amiga. Me rompí a llorar apenas estuve sola en uno de los pasillos. No sabía exactamente por qué. Tantas emociones hoy simplemente me estaban afectando. Decidí entonces ir a uno de los bares. Necesitaba beber algo. Pedí un margarita y, sentada en una de las butacas de la barra, me lo empecé a beber lentamente. Ya no tenía la preocupación de que el hígado me colapsara si bebía…había dejado de tomar anticonceptivos hace semanas, porque se me acabaron, y los que me habían recetado no los vendían aquí en USA. Y me daba miedo auto recetarme. -La última vez que te vi bebiendo, estabas de mal de amores ¿Ahora por qué es? – escuché una voz que creí que fue la de Donatien, pero al voltearme vi a Francis. ¿Francis? ¿Qué hace él aquí? Se sentó a mi lado en la barra y pidió un whisky. No estaba vestido elegantemente como yo siempre acostumbraba a verlo. Tenía unos simples jeans negros, un polo lacoste blanco, calzaba unos tenis blancos, y su cabello no estaba engominado ni peinado hacia atrás como siempre lo acostumbraba a llevar, sino que estaba despeinado. Tenía el cabello igual de rebelde al de Donatien. Pero su despeinado era sexy. -¿Qué haces aquí? – le pregunté. -Mañana es el cumpleaños de Donatien ¿lo olvidaste? ¿O es que no lo sabías? – dijo, y yo chasqueé la lengua y maldije. Se me había olvidado por completo – bueno, no te culpo…el asunto del mundial debió de tenerte la cabeza en otro lado – dijo, recibiendo su vaso de whisky – por cierto…lamento mucho que tu selección no haya podido ganar. -No importa…ya nosotros tenemos varias copas, ya era hora de darle la oportunidad a alguien más – decreté. -Hasta que al fin escucho a un inglés decir eso – dijo, sacando un cigarro y encendiéndolo - ¿Has visto al canija de mi hermano? Fui a buscarlo a la habitación en que me dijo que se está hospedando pero no estaba. -Está en el casino – le informé, aceptándole un cigarro. -Perdiendo el dinero…como si sobrara – refunfuñó, dándole una calada al cigarro. -Pues…a tu padre le sobra el dinero ¿o no? – inquirí, también dándole una calada a mi cigarro, y luego un sorbo al margarita. -Ni tanto…se ha gastado una fortuna en mi campaña, y está escatimando en gastos. Con decirte que tendrá que recortarle el presupuesto a la compañía… -¿Recortará el presupuesto de la compañía? – pregunté, sorprendida. Eso sin duda preocuparía a Dimitri hasta el grado de volverlo loco. -Si, a menos de que Camille le haga unas buenas mamadas – dijo con tal desenfado, que me enojó. Rió al ver cómo le fruncí el ceño – oye, cálmate, es broma. -Eres igual de detestable a tu hermano, no te mereces ni la más mínima atención de Brian – dije, para botar el cigarro en su whisky y bajarme de la butaca de la barra para irme. Enserio que los Levallois son detestables. Todos. Desde Donatien, hasta el señor Gastón. Y la verdad es que no los soporto. Cuando fui al salir del bar, sentí como una mano enrollaba mi muñeca y me impidió continuar con mi paso. Francis me miró con cara de arrepentimiento. -Lo siento, no debí hacer ese tipo de comentario. De seguro que te has vuelto amiga de Camille y…bueno, no te gusta que nadie hable así de ella – dijo, y yo me deshice bruscamente de su agarre. -¡Estoy harta! ¡Harta! ¿¡Me escuchaste!? ¡Harta de ti! ¡De tu hermano! ¡Y de todos los franceses! – dije, incluyendo a Justin en esa lista. El tan solo hecho de pensar en él me hizo ponerme a llorar. No sabía por qué estaba tan sensible. De seguro estaba que me llegaba la regla. El caso es que resulté lloriqueando en el pecho de Francis. Si…sorprendentemente, el francés no es tan frio y me abrazó en un intento de consolación, y lo más sorprendente es que yo le acepté el abrazo. -¿Quieres…ir a alguna parte? – me preguntó con suavidad, y hasta con algo de ternura en su voz. ¿Dónde estaba el Francis frio, cruel y calculador que yo había conocido? -Bueno, quisiera ir a algún lugar tranquilo, pero aquí en Las Vegas eso es imposible – dije, enjugándome las lágrimas. -Lo mejor será que vuelvas a tu habitación – dijo, ofreciéndome su brazo caballerosamente – Te acompaño.   NARRA FRANCIS   Imposible no cogerle cariño a Isabella. Y pensar en lo mal que la traté me hacía darme golpes de pecho. A ella y a Brian los traté horrible, pero ahora los aprecio y no quisiera volver nunca a tocarles siquiera un pelo. Son tan dulces ambos…y nos tienen locos a mi hermano y a mí. Yo veía en Isabella un tipo de hermana menor a la que cuidar. La hermana que yo siempre había querido pero que mis padres no me pudieron dar. Cuando yo tenía 5 años, les pedí a mis padres una hermana, pero resultaron llegando a casa con un niño…con Donatien. A Donatien lo reamo, pero aun así, me quedé con las ganas de tener una hermana. Y veía en esta hermosa inglesa algo parecido a una. -Bueno, esta es mi habitación – dijo ella apenas llegamos a la habitación número 400 –. Y la de Brian también…compartimos habitación. -Ah, ya – dije, con eso sabiendo que ella ya no compartía suite con mi hermano. -Bien, entonces…adiós – dijo ella con su adorable sonrisa. Bueno, que me sonriera ya era un avance. -Buenas noches – le dije, y ella entró, para luego cerrar la puerta. Fui a la habitación que alquilé y me tumbé en la cama. Había sido un largo viaje y hasta ahora me daba el lujo de descansar. Tiempo después, tocaron la puerta. Era Donatien. Yo no le dije el número de la habitación que me habían asignado, pero al parecer él había seducido a la recepcionista para que le dijera. -Hola, hermanito – me saludó él, soltando su típica risa de borracho y entrando a la habitación. -No me agrada en nada saber que jugaste en un casino y que tras de eso te emborrachaste – le dije severamente. -Ay ya…no te preocupes, ni siquiera aposté mucho – dijo, lanzándose a mi cama –.Ay, pero que habitación tan pequeña ¿por qué no te hospedaste en una suite? -Porque tenemos que escatimar en gastos, Donatien…papá ha gastado mucho dinero en mi campaña, y algunos de sus negocios no es que vayan bien…y creo que deberías tener un poco de consideración con él y no gastar el dinero que te da en juegos de azar – le dije, realmente enojado. Su inmadurez me saca de quicio. -Oye, te recuerdo que no todo el dinero que tengo en mi cuenta es de él…yo gano salario…algo que tú por supuesto nunca has ganado – dijo, y eso sí que me dio ira. Pero en este momento, en el que faltan unas escasas horas para su cumpleaños, lo que menos quería era darle un puñetazo. -Como sea…- dije, restándole importancia al asunto – Oye ¿es que piensas dormir aquí o qué? Te estás poniendo muy cómodo. -Sí, voy a dormir – dijo, tirándome del brazo y tumbándome en la cama, para luego sentarse a horcajadas sobre mí – contigo…- me susurró al oído, para luego lamerme el lóbulo. -Donatien, no otra vez…- le dije, tratando de quitármelo de encima, pero él pasó a besar mi cuello. -Sé que quieres – me dijo, para luego pasar a mis labios. Succionó mi labio inferior, dejándome así sin aliento – la última vez nos divertimos mucho… -Estábamos borrachos, Donatien… – dije, intentado no caer de nuevo en su telaraña de seducción – Y no quiero volver a hacerlo. Está mal. -Pues las otras veces que lo hemos hecho, no estábamos borrachos – dijo, quitándose su camisa, quedando así desnudo su esculpido tronco. -Pues resulta que ya he madurado y…definitivamente sé que esto está mal, y no quiero hacerlo de nuevo – le dije, sacando la fuerza para quitármelo de encima. Sí, mi hermano y yo hasta hace unos meses teníamos, bueno…incesto. Creo que así lo llaman. Y si, lo sé, es asqueroso y totalmente repudiable. Y es por esa razón que ya había dejado de hacerlo con él. Le había mentido a Brian al decirle que mi primera vez con un chico fue hasta los 22…la verdad, fue antes, con Donatien. Yo tenía 20 y él tan solo 15. Ambos fuimos nuestra primera vez. Y aunque fue especial, no le quitaba el hecho de que estuvo mal. -¿Es por Brian, verdad? – Preguntó, enojado, y levantándose de la cama mientras se ponía su camisa - ¡Ahora solo piensas en follartelo a él! -Pues prefiero follarmelo a él que seguir haciendo un acto tan repudiable contigo – repliqué. -¿Repudiable? ¿Eso le llamas a lo nuestro? – Dijo, con dolor en sus ojos - ¡Nos amamos, Francis! -Sí, nos amamos, pero como hermanos…nada más – dije, y él bufó. -Ahora resulta que tienes moral… -Pues si…tal vez es porque ya maduré, y lo mismo deberías hacer tu – le dije, y le señalé la puerta –Ahora…por favor vete. -Debiste de haberte quedado en Francia, con tu estúpida campaña – dijo, rojo de la rabia – Y ni se te ocurra celebrarme mañana el cumpleaños. Ya me lo has arruinado.

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