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Blurb

amor, tragedia, decepciones y personajes que marcan nuestras vidas ...

"Algún día llegará" asi Marlon, este protagonista, soñaba cada dia con conocer elamor de su vida, luchando con lahostilidad de un mundo que apenas comenzaba a conocer.

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CAPITULO 1
        Algún día llegará... Pensaba Marlon mientras cargaba las pesadas cajas en las que hacía poco menos de un mes trabajaba junto a su jefe, Gómez, un hombre que quizás por compasión, se ofreció a ayudarle, pues el chico con tan solo 17 años (faltaba poco para su cumpleaños 18) había vivido lo suficiente para lograr enfrentarse sólo a la calle.           Un joven como todos: alegre, jovial, fresco, noble y con ganas de superarse, que a pesar de sus problemas decidió no abandonar sus estudios. Tímido, muy amigable, compañero de todos y teniendo siempre una sonrisa para dar. Trigueño o mas que blanco, de buen tamaño y ojos expresivos de color pardo, labios no finos, no gruesos en tono rosa, asistía al gimnasio siempre que podía y todos los domingos hacía ejercicios para estar en forma. Un chico muy alegre que solo pedía una cosa... que se le respetara pues él ya estaba claro en que era y en que quería... Gay... sin mas nada que agregar... esa era precisamente la razón de sus problemas en inicio. Él, criado en el seno de familias de muy buenos principios y aparente moral intachable, venir a resultar meramente Gay, aunque resalta que en su familia, dígase Mamá, Papá y hermanos; no había una escala de valores en que apoyarse fijamente y básicamente era un lugar donde los hijos estaban simplemente obligados a vivir de apariencias o de cumplimientos.            Un par de meses atrás esto no era un problema, ante su familia Marlon  era simplemente un chico como cualquier otro, de afeminado no tenía mucho y sus gustos tanto al vestir como al andar eran de admirar en un hombre que se predecía sería un profesional, muestra de eso: sus calificaciones eran casi perfectas para quien las viera. Vivía ocultando su sexualidad como todo joven inexperto hasta donde las posibilidades le permitían, por no tener la suficiente conde fianza para ser abiertamente gay, donde los tabúes imperaban y el miedo al rechazo se hacía cada vez más palpable. Cierto es, que de la familia de Marlon hay mucho por decir: Papá militar, mente cerrada y chapado a la antigua, por ende, machista a matar, de esos hombres que con palabras enamoran a cualquier mujer sin mucho esfuerzo y siendo casi una figura ausente por su trabajo, estaba en casa algunos días, a veces se ausentaba por meses y aparecía un día cualquiera para alegría de muchos. En antes Marlon se alegraba bastante al verlo, pero ahora había cosas que no le parecían estar bien. Aunque a pesar de todo... ese era Papá.           Mamá era mucho más especial, abnegada como pocas. Trabajaba antes de que las enfermedades la llevaran a la cama largos periodos por depresiones, muchas frustraciones entre otras cosas la hicieron decaer. De no se por mamá, Marlon sería un poco mas abierto, sentimentalmente hablando. Ella era en sus principios alegre y jovial, andaba siempre en fiestas con papá y sus amigos haciendo que sus hijos, entre ellos Marlon, se criaran en ese ambiente de fiestas sociales, sabiendo o creyendo que en esas familias todo era feliz, Marlon de algo estaba seguro: la suya era una total y completa apariencia. Mamá siempre intentaba que sus cinco hijos anduvieran bien vestidos y arreglados por si a papá se le ocurría aparecer con alguno de sus tantos amigos del trabajo y como era entendible, los hijos de un militar de alto rango no deben estar mal arreglados... ¡Malditas apariencias! Se decía Marlon continuamente... en fin esa era su familia , su vida, la que le tocaba vivir, con muchos contras y pocos pros...           Cierto día en una de las casuales visitas de papá a la casa, hubo gran algarabía en casa, comenzó a llegar cada uno de sus amigos, amigos de la familia, amigos de sus hermanos pero de Marlon solo un amigo: Óscar, su confidente y la persona en quien mas confiaba, su "hermano" como se trataban, su amigo heterosexual. Y es que con total seguridad Óscar era para Marlon el hermano que nunca tuvo y Marlon era lo mismo para Óscar. No era un encanto de persona... Pesado y pedante, orgulloso y soberbio a veces, se convertía en un ser insoportable y hasta indeseable en algunos casos pero con Marlon todo cambiaba, era su amigo, su hermano y por lo tanto lo trataba como tal. Era igual de alto que Marlon, con buen porte y sus ojos eran de un color extraño que cambiaba de acuerdo avanzaba el día y su estado de animo, su cabello n***o y labios finos con un lunar junto a ellos del lado derecho que le hacía ver muy sexy, tenía en conclusión, todo para conquistar a una chica. Su cuerpo, atlético al que hacía ya dos años trabajaba en gimnasios para mejorar su imagen a duras penas pues se llenaba de orgullo por su sedentarismo y siempre se burlaba de Marlon por que este si hacía ejercicios e intentaba mantenerse en forma.        Durante toda la reunión familiar Marlon trató de hacer sentir bien a todos los presentes como buen anfitrión. Cervezas aquí, pasapalos allá, el baño queda allí, en fin, atendió a todos pero sin olvidar que Óscar estaba también ahí manteniéndolo entretenido como el deber manda sin nada en que quejarse. Así pasaron horas, ya los efectos del alcohol comenzaban a sentirse pues la alegría y la algarabía se oían a gran escala, la música muy alta, algunos hablaban eufóricamente y reían, otros jugaban, otros simplemente bailaban. Marlon no se separaba de Óscar con quien hablaba de amigos en común y compañeros de clases ya que estudiaban juntos, de hecho fue en el salón de clases donde se conocieron hacía ya algunos años, hablaban también de alguna anécdota, de ilusiones amorosas que aunque Óscar NO era gay disfrutaba tanto de su amigo que ese detalle de su vida, que él ya conocía, había pasado a estar en otro lugar, no darle importancia y menos influencia en sus vidas,  Marlon, ante todo era su amigo especial por lo que siempre le gustaba escuchar como le iba con sus amoríos e ilusiones. En cierto momento de la fiesta ya terminando la tarde, papá llamó a Marlon para hablar sobre la escuela, alguna cosa sin importancia y de eso hablaron largo rato hasta que sucedió lo temido por Óscar (que conocía muy bien lo que se hablaba entre padre he hijo) los ojos de papá se tornaron, como quien piensa "miénteme" y vino la pregunta.           — ¿y las novias? Supongo que con una carita como la tuya y tu porte... debes tener varias.           Marlon actúo de lo mas normal posible, aunque cualquiera con los cinco sentidos inalterados por el alcohol, hubiese notado lo nervioso que se puso, disimuló mejor al responder.           — No tengo novia aún, papá... Y me siento bien así por ahora, aunque ando en busca... no ha llegado ninguna que me guste.           Los ojos de papá cambiaron esta vez y aunque algo rojos por el efecto del licor, se notaba la expresión de decepción y de odio a la vez.       — ¡¡¡No me digas eso!!! - Dijo atónito.       — Así es papá - contestó Marlon excusándose - lo que pasa es que... También los estudios y mi tiempo no da tanto... ninguna del colegio me gusta.       — No sigas inventándote excusas... es obvio que mientes para ocultar que eres un MALDITO CERDO MARICON... - sus palabras sonaron retumbando en toda la casa... todos voltearon para ver a los dos hombres cara a cara a poco menos de un metro de distancia. La música se apagó y toda la atención estaba volcada hacia ellos.           Papá estaba ahora rojo totalmente, su furia inmediata estaba reflejada, sus ojos miraban fijamente a Marlon y su posición bien marcada tal como lo hacen los leones en su territorio. Marlon sacó valor desde lo más profundo se su mente, estaba muy calmado, eso reflejaba su rostro, lanzó una mirada fugaz a Óscar que se tornó algo risueño y orgulloso. Con algunas lágrimas que le semihumedecian los ojos nublándole la vista, dijo con una paz casi sacerdotal, aunque irónico y con una ligera sonrisa:           — MALDITO CERDO NO, MARICON TAMPOCO... HOMOSEXUAL SI.            Cada palabra fue dicha con los ojos directos a papá, aunque pronunciadas en un tono de voz relativamente bajo todos los asistentes escucharon la afirmación.            Unos segundos de silencio que se hicieron una total eternidad y que fue roto por un sonido seco producido por el golpe de la palma de la mano de papá contra la cara de Marlon. Una gran bofetada que solo volteó la cara de su hijo, su cuerpo seguía ahí, rígido y amenazador con el orgullo en la frente y la cara golpeada pero su orgullo en alto... otra eternidad en silencio hasta que se oyó el grito de mamá.           — Hijo... Eso no es cierto, estas siendo rebelde... Lo sé... tienes que estar mintiendo por favor...       — Si tanta indignación causo, perdón... pero ya no quiero negar lo que soy... nunca lo que negado... en esta casa nadie nunca se ha preocupado por preguntármelo... excepto - miró a su padre de reojo - papá, claro. - Dijo esto con una calma que a pesar de fingida era admirable al igual que la forma en que estaba manejando ese momento... Era como si siempre hubiera esperado que esa escena en su vida ocurriera. - Ustedes como mi familia deberían comprender mi vida más que nadie... - concluyó.        — ¿Comprensión?  - ironizó papá amargamente - unos cuantos golpes es lo que te hacen falta... ¡Maricon! - ya se levantaba un puño cuando, en medio de la confusión, mamá se interpuso entre ellos que aun se mantenía a unos dos metros de distancia.              Óscar tomó a su amigo de un brazo alejándolo de aquella escena en que ahora estaban mamá y papá, peleaban de quien era la culpa, si era una etapa de su adolescencia casi adultez o si debían matarlo a golpes como un animal. Marlon parecía estar en otro mundo y Óscar algo consternado por lo que su amigo había dicho y hecho, lo tomó de la mano llevándolo a la habitación de Marlon para tratar de bajar la temperatura del lugar. Óscar intentó calmar la situación diciéndole:       — Estuviste genial. Te felicito... no pensé que tendrías el valor... me sorprendiste... te admiro hermanito... Aunque fuiste bastante irónico.... - seguidamente se dieron un abrazo que bastó para que la muralla de defensa que tenía Marlon se hiciera aun lado y estallara en llanto. Lloró amargamente aunque con disimulo por la humillación que le hizo su padre, los gritos de afuera se hacían cada vez más fuertes, unos a su favor y otros a favor de papá. Ámbar, una de sus hermanas, entraba y salía de la habitación como loca diciéndole a Óscar que tratara de calmarlo.       — No se que me pasó... - dijo Marlon mas calmado y sabiendo que la rabia que sintió fue lo que le hizo actuar Así. - mira el lío que formé... ¿Y ahora que hago...?  - Óscar lo miró solo como lo hace quien te entiende le dijo:       — No seas tonto... hoy diste un gran paso... muy pocos lo dan y menos bajo tus circunstancias... tu lo sabes... - Marlon asintió con la cabeza pero realmente estaba algo atento a lo que ocurría fuera de la habitación. - lo que pase hoy aquí será para bien ... ahora solo tenemos que esperar - continuó Óscar orgulloso intentando hilvanar frases entrecortadas, pero Marlon ya no lo escuchaba, con la última silaba dicha ya se encontraba en el recibidor de su casa donde papá seguía tan alterado como antes.           — ¿Entonces Mariquita? - Indagó con odio papá al verlo salir - ¿con cuantos te haz acostado ya? - Marlon solo sonrió.       —  Te quedarás con la duda, aunque me encantaría responderte.       — Marlon respeta a tu papá. - contestó mamá escandalizada ante tal respuesta.       — Solo te obedezco mamá, tu siempre dices que uno cosecha lo que cultiva y este señor me ha demostrado hoy que cualquiera puede ser mi padre... menos... él.- sentenció Marlon mirando a papá fijamente a los ojos.   Papá bajo la vista, respiró hondo y replicó con su voz de mando:       —Yo no tengo hijos Maricos...       —Para tu desgracia si - ironizó Marlon mas desafiante aún y con una media sonrisa dibujada.         Papá entró del corredor a la habitación de su hijo, tomó parte de su ropa y la lanzó en medio de la casa.       —Vete - gritaba fúrico - ¡vete maricon de mierda! Yo no tengo hijos maricos - mientras pateaba la poca ropa que había sacado. Marlon no sabía que hacer estaba confundido, su vida, de algún modo, estaba siendo burlada, su orgullo y su imagen de alguna manera quedaban mas que pisoteados, Óscar detrás de él era un apoyo, una mano en su hombro que lo hizo reaccionar.           —Si, no te preocupes... me voy, total aquí siempre se hace lo que tu mandas - dijo sin ningún tipo de angustia, lanzó una mirada a mamá que ya estaba llorando otra vez, ella lo miró, agachó la mirada... por su mente solo pasaba una cosa..."Vergüenza". Marlon sintió que la vida se le iba en un suspiro, notó que en aquella casa nadie le apoyaba, toda su familia le estaba dando la espalda, se sentía asqueroso e indigno, desmoralizado y humillado, pero a pesar de todo actuaba de lo más normal. Caminó nuevamente a su cuarto, buscó una maleta en su clóset y comenzó a guardar sus cosas con la amargura de mil hombres pero con el poco orgullo que le quedaba. Óscar lo seguía con la mirada, el momento se tornaba muy difícil, el silencio eterno y comenzaba a preocuparle el futuro de su amigo...           —No cometas una locura - dijo con la voz algo temblorosa, no sabía que mas decirle... no quería causarle ningún daño.- piensa antes de actuar.       — ¿Que quieres que haga? - interrumpió el otro - no escuchaste que me corrió... Me está echando a la calle... ya comencé esto y no hay marcha atrás... lo mejor es lo que pasa... no te pongas con eso a estas alturas... creo que tu eres el único que me entiende.           Óscar no dijo nada pero su mirada demostraba todo el apoyo que una persona puede dar, no era de muchas palabras de apoyo y las que había dicho habían sido con un esfuerzo por ser útil para su hermano, su amigo lo sabía y por eso le dio una sonrisa que le calmó un poco el corazón pues sabía que al menos Óscar no lo abandonaría. Empacaba como si siempre hubiese esperado ese momento pero a su vez pensaba ¿A donde voy? ¡no tengo suficiente dinero! no tenía la menor idea de donde se quedaría a vivir y el poco dinero ahorrado no le duraría poco mas de dos semanas, pero ya no había marcha atrás. Terminó de empacar y salió de nuevo con una imagen de "jamás vencido". Papá todavía hablaba pestes y mamá intentó detenerlo.           —No te vayas... no le prestes atención - lloraba, pero parecía ser la única que lamentaba su ida pues a los hermanos los habían mandado a dar un "paseíto" mientras se calmaban los ánimos. Estuvo a punto de sucumbir antes los llantos de mamá pero la frase siguiente no le gustó escucharla.       —Yo se que tu no eres Así... tu no hijo... tu no...       —No hagas las cosas más difíciles mamá - le dijo - acéptalo, no soy el hombre que quieres que sea, ya me voy - concluyó  dulcemente.       —Termínate de ir ya... ¡¡¡Mal nacido!!! Lárgate de esta casa y no vuelvas... - interrumpió papá con su mejor voz de mando. Marlon lo ignoró y siguió viendo a su madre, su santa, su amor...       —Bendición - dijo ya casi llorando.        —Dios te proteja. - dijo mamá con el corazón en la mano. Óscar estaba esperando ya fuera de la casa... y así Marlon  abandonó su vida de niño de la casa, sabiendo amargamente que no fue la mejor manera de irse de allí, pero fue la que el destino quiso que experimentara, tenía sobre sus hombros una gran responsabilidad: su vida.            Es de suponerse que nadie quiere ser echado así de su casa y menos por confesarse Gay, Marlon al igual que muchos tratan a toda costa de vivir esa doble vida del ser un momento Gay y la mayor parte del día fingir ser Hombre por temor a ser la deshonra de sus familias, otros en cambio corren con la suerte de ser aceptados y vivir una vida de total confianza con sus familias que es de envidiar... pero siempre le surgía la gran pregunta ¿como es que puedo tenerle mas confianza a un amigo, a alguien desconocido, que a mi propia familia?.         Ya hacía un par de meses que este suceso en la vida de Marlon había pasado, estaba  viviendo en un cuartito de hotel que gracias a Óscar había conseguido alquilar la misma noche del infortunio a muy buen precio, aunque no era muy cómodo y no se parecía en nada a su antigua habitación y menos a su casa, le servía para vivir, que era lo importante. Tenía una cama, una mesita, un clóset al que la puerta no le servía, su respectivo baño y aunque la habitación no era muy grande tenía otra cámara que le servía de todo en uno, a manera de comedia se refería a ella  como recibo-sala-cocina-comedor; allí tenía una hornilla eléctrica, algunos utensilios de cocina y dos platos. Su mesa de comedor constaba de ocho cajones de cerveza vacíos que apiñados quedaron como su única mesa (y a veces de sillas). Se adaptó, aunque pasaba poco tiempo allí ya que había conseguido un trabajo de medio tiempo como carguero con el Sr. Gómez y el Colegio y sus clases ocupaba todo el día. Óscar lo ayudaba en lo que podía, le llevaba comida algunas veces y hasta cosas para que se entretuviese pues en su nuevo hogar no había televisor ni radio...             -Algún día llegará...       Seguía pensando mientras continuaba cargando de aquí para allá cajas y sacos. Marlon confiaba que algún día sería feliz con su "príncipe" (que aun no llegaba) y alcanzaría el máximo de sus sueños... Amar y ser amado con el alma, sin inhibiciones. Quería a alguien perfecto, a menos para él. Miró el reloj para darse cuenta que ya iban a ser las 6:30 p.m. hora de salida del trabajo. Óscar debía estar afuera esperándolo o debía estar por llegar. Cargó el último saco, firmó su hoja de asistencia y despidiéndose de su jefe y de sus compañeros salió. Afuera estaba como todos los días... Óscar; que siempre pasaba a recogerlo luego que salía del gimnasio para hablar otro rato con él pues se veían en las mañanas en el colegio y ahora también en las tardes/noches luego que Marlon saliera de su neo-trabajo y como su hotel o su nueva casa estaba cerca de la de Óscar, caminaban un rato y luego se despedían hasta el día siguiente.            Ese tiempo fuera de su verdadera casa no había sido fácil,  ahora debía ser mas responsable, como no quiso abandonar sus estudio se veía obligado a compartir su tiempo entre el trabajo - su única fuente de ingreso - y sus clases para llegar a ser un profesional, no tenía tiempo para cansarse, debió organizar muy bien sus prioridades, por supuesto, no podía olvidar a Óscar, que con sus ocurrencias y su sarcasmo lo ayudaba a ser feliz cada día.      — ¿Que tal te fue hoy? Le preguntó Óscar cuando llegó junto a él.    — Estoy muerto... cansado y de mas... pero normal, nada que no pueda soportar... - contestó el otro uniéndosele sin dejar de caminar.- ¿Ya hiciste lo de Química? Yo no y no creo que lo haga hoy.       — Tonto... - dijo Óscar con una sonrisa y jugueteando como siempre - claro que si lo hice... osea yo no tengo que trabajar como tu... bueno casi lo termino... me falta todavía.       — Yo creo que lo voy a hacer mañana antes de entrar a clases... total no esta difícil...       — Niña... relájate...-  bromeó Óscar nuevamente - yo lo termino mas tarde y mañana te lo presto para que lo copies y ya... Así descansas.       — ¡¡¡Hecho!!! - Contestó Marlon que sabía que no podía llevarle la contraria a su hermanito - Te invito a comer... yo cocino...       — Hummm - meditó por un instante Óscar - esta bien, pero yo te ayudo - contestó - así yo no me aburro en mi casa y tu tampoco en tu cuchitril.- ambos rieron.           Al día siguiente ambos tuvieron otro día de rutina, clases, trabajo para Marlon, paseo post-trabajo pasando así el tiempo, dos semanas, dos semanas más de independencia, de libertad, pero también de melancolía, de soledad, de llanto ocasional y de amargura. Marlon lamentaba estar alejado de su familia, ya hacía tiempo que no los veía ni siquiera en la calle, sin llamadas ni mensajes, no tenía intención de comunicarse por ningún medio con ellos si ellos no buscaban la manera de comunicarse con él, los extrañaba a todos, no los juzgaba mal pues entendía que la noticia para ellos debió ser difícil también. Lo único que no justificaba era la actitud de papá. Tenía rencor solo para él, le dolió mucho la humillación que le hizo y por muy difícil que fuese la noticia no debió haber actuado así, era intolerable que le hubiese golpeado, pensó varias veces en aparecerse de visita, pero luego se arrepentía ya fuera porque no tenía el valor suficiente o porque no sabía si sería bien recibido. Dos días después, a razón de las 4 de la tarde Marlon leía un libro acostado en su cama, ese día no era laborable debido a que el jefe debía cumplir un compromiso y les dio el día libre, alguien tocó la puerta. Era Óscar, Marlon reconocía la forma peculiar de su amigo al tocar... toc-toc-toc-espacio-toc... pero Óscar no andaba solo, junto a él estaba Ámbar, su hermana, y otra chica, Fabiola, a la que Óscar presentó como a su novia.           — ¿QUE? ¿Óscar tiene novia?... ¿desde cuando? ... - pensaba Marlon al momento que le decía sorprendido y arreglándose el cabello.        — Un placer. - y fue lo único que pudo murmurar pues aparte de todas la interrogantes que entorno a su amigo y su novia pasaban en ese instante por su mente también estaba allí Ámbar que no contuvo la emoción y se le lanzó encima dándole un asfixiante abrazo que fue interrumpido al momento que Óscar dijo:           — Vuelvo mas tarde, ustedes deben tener mucho que hablar - dio un cruce de miradas con Marlon donde le decía "luego te explico" y que su interlocutor entendió muy bien y salió para volver en una hora.           Marlon no sabía que hacer ni que decir, un poco nervioso como es de esperar, la invito a pasar, se sentaron y como si algo lo empujara o lo obligara a hablar, dijo:           — ¿Como esta mamá?       — Deshecha, extrañándote... - dijo Ámbar, con la voz algo quebrada - de echo todos te extrañamos...       — Todos menos él... -sentenció Marlon amargamente refiriéndose a papá.       — No hablemos de él- reprochó la hermana sin alterarse - vine a ver como estas, no a hablar precisamente de "él".        — Me parece bien.- cambió el tema de pronto y sin meditar mucho - ¿cómo llegaste aquí?       — Por tu amigo... Óscar. - contestó - no sabes todo lo que tuve que hacer para convencerlo... bueno tu lo conoces mejor que yo... pero cuéntame tú... ¿cómo estas?, ¿cómo te ha ido?       —Bien, dentro de lo que cabe - respondió Marlon ya entrando en confianza - estoy trabajando... por el pago no me quejo y por la habitación, aunque como veras no se compara con la casa pero es muy cómoda... me conformo...       — y lo que te pagan... ¿te alcanza? - indagó Ámbar.       — Si, con eso me alcanza para todo, no me sobra, pero me alcanza, además - prosiguió Marlon - Óscar me ayuda en todo, de verdad gracias a él me he levantado poco a poco, él se ha preocupado bastante.       — Me imagino... no ha debido ser fácil para ti... y no te creas, para nosotros tampoco lo ha sido.       — Pero bueno ya lo hecho, hecho está - la interrumpió Marlon que presentía que su hermana trataría de convencerlo que regresar a su casa y aunque se moría por eso, había jurado no volver y su corazón estaba muy dolido.           Ámbar era dos años mayor que él y era la tercera de los cinco hermanos, ella junto a Marlon eran los mas allegados a mamá, los mas preocupados y los que en la casa se ocupaban de todo. Blanca, cabello n***o y rizado el cual cuidaba mucho, linda, sus ojos y su sonrisa cautivaban a cualquiera junto a su personalidad, dejaba poco que desear, muy sencilla, sociable y carismática cuando quería. Marlon le contó como fue que gracias a Óscar había conseguido la habitación, como por cuestiones del destino había conseguido trabajo fácilmente y le comentó la estabilidad que ahora tenía pues era independiente también. Le dijo cuanto extrañaba a la familia y todo lo que sufrió y que aun sufría. A la par de esto trato de dejar bien en claro que si ese era el precio por ser gay, pues lo pagaría con la frente muy en alto. Ámbar le contó como iba todo en casa y la falta que ahora hacía.           — Todos me extrañan pero ninguno me acepta... ¡ja! que linda ironía.. - pensó Marlon mientras hablaban.           Ámbar se despidió no sin antes hacerle saber a su hermano que ella si lo aceptaba, que no le importaba que fuera homosexual, que igual eso no cambiaba nada, pues seguían siendo hermanos. Marlon se sintió feliz al escucharla y le agradeció su comprensión, ella prometió visitarlo de vez en cuando ya que ahora ella debía atender a mamá y la casa, sola. Despidiéndose Ámbar salió rumbo a su casa y Marlon volvió a la lectura que hacía antes de la peculiar visita, ahora debía esperar a Óscar para las respectivas preguntas acerca de su novia pues no se explicaba como es que su hermano tenía novia y él no tenía la menor idea de eso... No habían pasado 5 minutos cuando ya volvía Óscar a tocar la puerta, pero esta vez ya andaba solo.           — ¿Ya se fue Ámbar? - preguntó sonriente al ver a su amigo.       — Si, hace rato - contestó el otro - pero ahora tu... escupe y explícame todo... no se vale eso ok...- le dijo con picardía para incitarlo a hablar mientras entraban a la sala-cocina-comedor.       — Si, si, tengo novia... - dijo Óscar como si le leyera en pensamiento- a Fabiola la conocí hace un par de semanas y bueno... me cayó muy bien, salimos algunas veces hasta que ayer le pedí que fuera mi novia y ella aceptó. No te había dicho nada por dos razones: primero porque no estaba seguro de si se lo pediría...           — Ajá... y... ¿eso porque? - preguntó Marlon sonriente e interrumpiéndole el sermón a su amigo - tanta indecisión me confunde, además eso no me parece suficiente excusa para que no me lo hubieses contado.- concluyó  con tono alegre propio de él.       — Bueno... es que también es que antes de todo tenía que hablarle de ti... y hablarle claro... tu sabes... - Marlon afirmó con la cabeza y Óscar continuó. - por eso no sabía si ella aceptaría ser mi novia. Por ti pues, no sabía como lo iba a tomar ella. Recuerda que un hombre con amigos gays...  siempre está expuesto a que hablen mal de él, y mas con una amistad como la que nosotros tenemos - Óscar medio tartamudeaba... como si le costara decir cosas tiernas... - osea, ella tenía que aceptar que su novio fuera el mejor amigo de un gay, eso deja mucho que decir ¿ves? Hasta que ayer en la noche le hablé de ti.        — ¿Y que le dijiste? -  Indagó Marlon ya emocionado por el tema.       — Específicamente todo, desde que nos conocimos hasta todo lo que hemos y haz pasado por tu condición s****l.       — Uhhh... - lo interrumpió Marlon poniéndole suspenso a la conversación - y ¿Que pasó después? ¿Qué te dijo?       — Pues... - continuó Óscar - me resultaste mas útil de lo que pensaba - y comenzó a reírse - por ahí empezó todo... que yo era un buen amigo, que era tierno, que quería ser mi novia, que demasiado lindo era, que te quería conocer etc. entonces como ya había hablado con Ámbar para traerla hoy, aproveché de traerla a ella también para que te viera y viceversa.       — Así todo cambia... ¿y que tal es ella? A mi me pareció bonita... ¿cómo hace para soportarte?       — Bueno... ya tendrás tiempo para conocerla y hablar con ella... Toma... - y le pasó un sobre blanco - es la invitación para su cumpleaños, es el viernes, osea, pasado mañana, y quiere que vayas tu conmigo.       Ciertamente el sobre tenía inscrito en la parte de afuera "Óscar Suárez y Marlon  D'Abreu", era un sobre de lujo, lo que predecía el calibre de la fiesta cuya dirección era en uno de los clubes mas sonados de la ciudad.                   

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