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Al desnudo.

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-Gala decía que el amor es una amistad con momentos eróticos, y tú eres mi mejor amiga, ahora solo hace falta nuestro momento erótico, y si me lo permites, quiero que tengas el mejor orgasmo de tu vida ahora mismo, sobre esta cama, conmigo entre tus piernas, he desnudado tu alma, Amanda, y ahora me muero por desnudar tu piel. [Libro independiente de la saga “Contigo”]

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Muerte y vino blanco- Capítulo 1.
Tal cual a como si alguien estaba guiando su cuerpo hasta un lugar desconocido, Amanda vago por las calles de la gran ciudad tras haber estado en el cementerio central y no haber podido entrar, todo se sintió malo ahí, cruzar sus puertas era aceptar que Chris estaba muerto, y que no volvería jamás a su lado, y por muy ridículo que sonase, ella aún no se creía capaz de aceptar tal realidad, y siempre y cuando no leyera su lapida, siempre que ella no viera su nombre grabado en esa piedra gris, entonces nada sería real, solo de esa forma podía seguir creyendo que Chris estaba tan solo de viaje Si, eso, él estaba acompañando a la aventurera de su madre, Rose, ellos estaban juntos paseando por las playas griegas, o quizás recorriendo las ruinas en Machupichu, y ¿Por qué no? Tal vez y solo tal vez estaban conociendo las pirámides egipcias, todo eso sonaba mejor que tener que llevarle flores a un lugar en donde él ni siquiera podría olerlas, o si quiera apreciar el bonito color lavanda que ella había elegido para comprar a la entrada del cementerio Así que allí estaba la chica, recorriendo cada una de las calles incluso aquellas por las que ella jamás había transitado, con su cabello echo un desastre gracias a la lluvia que se lo había mojado hacia un par de horas, su ropa, aunque seca, ni de lejos parecida a como cuando la tenía cuando salió de casa, sus ojos seguramente tendrían regados por todo el parpado la poca mascara que había llevado, pero no interesaba, ninguna de esas cosas interesaban cuando todos vociferaban que el amor de tu vida estaba muerto “Desearía poder fingir que no te necesitaba” - sonaba a través de la reverberación lejana que acababa de llegar a los oídos de Amanda -Me gustaría pretender que no te necesito- Repitió ella en voz alta mientras sentía como la música la atrapaba incluso aunque ella parecía estar muy lejos del lugar de donde provenía, sin embargo, su ritmo, algo parecido a un bolero, era tan exquisito que de repente a la chica la embargaron unas infinitas ganas de move al compas de la letra, y por un instante olvidarse del mundo Convertirse nuevamente en esa Amanda que le encantaba contonear sus caderas con ritmos tan embriagantes como el que estaba oyendo La chica, agudizo un poco más su oído, había encontrado su destino, justo allí, en medio de una calle desconocida, a las 9 pm de la noche, ella había encontrado el lugar al que inconscientemente había estado dirigiéndose todo ese tiempo, porque no podía ser casualidad, no lo era en lo absoluto, hacía mucho tiempo que la chica latina de cabello n***o y abundante había dejado de creer en ellas Todo en el maldito mundo estaba predestinado, así como llegaría enamorado de Chris, así como buscarlo con él en un mundo en donde podría encontrar encontrado con millones de personas más, así como su muerte, que fue en lo absoluto accidental incluso aunque los medios hubieran anunciado en sus amarillistas periódicos un simple "Accidente de tránsito" Todo era parte de un plan, un plan que para ella en ese momento aprestaba más que nada en el mundo, sin embargo era el mismo, al que ella estaba dispuesta seguir si tan solo eso le prometía más de esa música que resultaba casi narcótica - “Porque si te necesito, y te necesito, cerca” - Tarareo la canción que sonaba esta vez, sus labios se movían con la misma sintonía con que la música arrastraba cada una de sus sensuales silabas, lo necesario, en ese momento esas sinfonías eran su droga y ella ya no se sentía lo suficientemente fuerte para seguir tan lucida como hasta el momento Sobre todo, porque cada partitura parecía recordarle a Chris, porque lo necesitaba, porque lo quería, porque extrañaba suía, y porque… Porque simplemente se había quedado sin porqués, solo sabía que Chris probablemente también habría entrado a ese lugar, él no se habría ido de allí sin siquiera echarle un vistazo al lugar de donde venían las canciones, el Chris que Amanda había conocido era curioso, y le encantaba todo lo que significara desconocido, y era eso mismo lo que la chica iba a buscar tras dar con el lugar -Inferno Club- Leyó el nombre del que parecía un bar, mientras se embelesaba con las luces neón que acaparaban las de color n***o, el sitio se veía ciertamente extraño, inusual, tal cual a uno de ese tipo de lugares al que ella jamás habría entrado en el pasado, y solo eso hacía que la idea de entrar fuera más apasionante La pelinegra, se limpió bajo los ojos, retirando el maquillaje que se había caído con la lluvia, se peinó con las manos, y en la boca se puso un poco del bálsamo color rojo transparente que llevaba en el pantalón color n***o, por último, tomo la sencilla y básica blusa color rojo que estaba usando sobre los jeans, y la ato en un nudo sobre su estómago, y ya estaba, no se veía como una chica que había estado mirándose durante dos horas para decidir que se pondría esa noche, pero por lo menos tampoco parecía una completa pordiosera, y tan solo eso era lo que ella estaba buscando Entrar, era lo que quería, entrar sin que nadie hiciera preguntas sobre su atuendo, o si quiera sobre su edad Con la sangre atravesando su cuerpo y su corazón zumbando contra su pecho, la chica se puso en la fila de la entrada mientras involuntariamente cerraba los ojos de vez en cuando, e incluso mordía sus labios, mientras cantaba en su mente las letras que sonaban por lo parlantes y que en ese momento eran más audibles que nunca, sin embargo su burbuja exploto en el aire haciéndola caer contra la dura realidad cuando escucho como el hombre de seguridad de la entrada le pedía la identificación a una chica que fácilmente podía tener su misma edad, porque si bien ya Amanda tenía la edad suficiente para entrar al bar, no llevaba consigo su identificación, o su bolso, o cualquier cosa que pudiera demostrar que era mayor -¿Si es cierto lo que dicen de este sitio? - Le pregunto a lo que parecían un par de amigas frente a ella -¿Qué? - Una rubia, que llevaba demasiado delineador en los ojos, se volteo y fijo su atención en ella- ¿Qué es lo que dicen? -¡Oh, ya sabes! Que el Dj está buenísimo- Contesto Amanda mordiendo lascivamente su labio inferior -¿Estás hablando de Brian? - La otra chica, quien hasta el momento no había atendido a la conversación, volteo al igual que la rubia, y miro a la chica con la ceja levantada -Si, Brian, es lo que dicen- Amanda levanto los hombros, y deseo por dentro no estar diciendo una estupidez, tal conversación podía ser su boleto de entrada y no quería perderlo, hacía mucho tiempo que no deseaba nada tanto como justo esa noche en donde lo único que quería era perderse, perderse y encontrarse cuando Chris regresara -Es un puto muñeco inflado- Refunfuño la que podía ser perfectamente la doble de Tyra Banks -¿Por qué lo dices? - Inquirió interesada Amanda -Cariño, solo tienes que verlo a los ojos, tipos como él no tienen el cerebro necesario para complacer a mujeres como nosotras- Expreso la rubia -Supongo… -Además Gema lo vio desnudo, y créeme, la portada no tiene nada que ver con el interior- La mujer hizo un ademan señalando a su amiga -¡Oye, se suponía que sería un secreto! - Gema, la chica morena de cabello liso, miro a la rubia con rabia mientras Amanda se quedaba sin saber que decir -Se guardar un secreto- Aseguro la pelinegra entretanto sintió como sus manos sudaban y prácticamente temblaban, cada vez estaban más cerca a la entrada, tan solo había una pareja delante de ellas, y necesitaba con fervor que su plan funcionara -¡¿Ves? Ella no le dirá a nadie, además no tienes mucho de qué preocuparte, el secreto solo lo saben todo el cuerpo administrativo de Inferno y el 50% de sus clientes habituales! - Volteo los ojos mientras Amanda reía por el comentario -Hola Regí- Gema y la rubia, saludaron al gorila de seguridad -Chicas- El hombre asintió dedicándole una sonrisa discreta al par de mujeres -Yo vengo con ellas- Aseguro Amanda a lo que él hombre solo hizo un movimiento de cabeza -¡Oye por cierto, me encanta tu cabello! - Exclamo la rubia para Amanda, pero la chica para ese momento, ya estaba muy lejos de ellas para oír, Amanda había comenzado mezclarse entre la gente El sudor de los cuerpos moviéndose el uno con el otro, el olor a vodka, el ambiente oscuro y opaco del sitio, y por demás el humo que te indicaba estar entrando verdaderamente al infierno, combinado con la música que estaba martilleando contra los oídos de Amanda, había sido lo suficientemente arrebatadores para que Amanda estaba justo en ese momento, bailando sola en el centro de la pista una canción que no creía haber escuchado jamás La mayora de las personas estaban embelesados con otra en la pista de baile, se movían sin inhibiciones o vergüenzas, y eso hizo que aunque fuera sola, la pelinegra se sintiera en plena libertad de hacer lo mismo, al fin y al cabo, ¿Quién iba a juzgarla? Estaba lejos de su madre, lejos de su familia y sus prejuicios, no había ningún conocido que pudiera hablar al respecto al día siguiente, nada de eso existía, tan solo eran ella y su cuerpo que reclamaba a gritos volver a sentirse vivo -¿Un trago? - Un mesero, uno que en realidad quería ligar con Amanda incluso aunque eso le trajera repercusiones en el trabajo, se acercó hasta la chica, y le ofreció a beber de una pequeña copa que traía consigo un líquido tan rojo como el fuego -¿Por qué no? - Le ella respondió, tomando el pequeño vasito de la bandeja y bebiéndoselo completo de un solo trago, el alcohol, hizo que la garganta de Amanda ardiera rememorando viejas sensaciones del pasado, y por raro que fue, en ese momento no se sintió mal, en ese momento era algo más que simplemente algo bueno, o malo, era liberador- Tráeme más- le pidió con las mejillas encendidas entretanto volvía a poner la copita en su lugar -¿Cuantos? -Los que sean, solo necesito más de eso -Encantado- El mesero se alejó con una sonrisa en el rostro de donde estaba Amanda, dispuesto a todo, menos a perderla de vista, ella parecía el tipo de chica que a él le gustaba, y no pensaba dejarla escapar, costase lo que costase La chica continúo moviendo sus caderas mientras sentía como el ardiente líquido que acababa de tomarse comenzaba a hacer sus efectos en su cabeza, y aunque ella jamás había sido una persona media copa, ese pequeño trago estaba haciendo que de repente su cabeza se sintiera agitado, y su cuerpo tuviera demasiado calor, así que tratando de aminorar esa sensación de estarse calcinando, la pelinegra tiro del nudo de su blusa, y entonces se el paso por la cabeza mientras soltaba un grito -¡Esooo! - La gente a su alrededor comenzó a vitorear cuando vio con Amanda hondeaba su camisa como si de una bandera se tratase, sin embargo, no todos en el lugar estaban disfrutando del espectáculo, había una persona, a tan solo un par de metros de Amanda, que lo único que quería era sacar a Amanda de esa situación en la que se quedaron -Veo que has decidido ponerte cómoda- El mesero volvió a aparecer con la bandeja llena de chupitos y los ojos descolocados gracias a la imagen que tenia al frente, esa chica era una diosa, y él tenia que reclamarla como suya -La ropa empezaba a estorbarme- Respondió ella soltando una risa totalmente fuera de si, algo estaba pasando en su sistema, se sentían demasiado agitada, y excitada, y aunque le asustaba la forma en la que su acelerado corazón latía, por otra parte, no deseaba mas que poder sentirse así por el resto de su vida si es que tal cosa fuera posible -¿Te importaría bailar esta canción conmigo? - El chico, dejo la bandeja en un pequeña mesa que había a un lado de la pista y se acercó hasta Amanda -Solo si me dices como te llamas- Ella le puso una palmada en el pecho, justo cuando el terminaba de aniquilar el espacio entre ellos dos, notando de inmediato su trabajado pectoral, ese que seguramente le había costado demasiado tiempo en el gimnasio -Tu puedes llamarme como bien te parezca- Sonrió de medio lado, y en esa ocasión, no iba a dejar que nada mas lo siguiera apartando de la pelinegra, así que le tomo la mano por la muñeca, y la arrastro hasta dejarla caer -Mmm- ella dudo un instante mientras él la agarraba fuertemente de la cintura y comenzó a moverse al compas de ese ritmo cubano que sonaba por los parlantes del lugar- ¿Qué te parece Raúl? -¿Tengo cara de Raúl? - Inquirió contra el rostro de la chica -No, no tienes cara de Raúl- Negó, dejándose llevar por el cálido aliento del chico que estaba bañando en vodka y mentas -Me gusta como hueles Amanda comenzó aspirar del aroma de a quien ella había decidido llamar Raúl, había algo en él que le resultaba vagamente familiar, aunque tal vez, se trataba tan solo de esa mezcla de tabaco y perfume fino que emanaba de su camisa de trabajo, el folia tal cual a Chris cuando había estado fumando y no quería que Amanda se diera cuenta, aunque para su desgracia ella había sido siempre mucho mas perspicaz, y siempre terminaba rastreando aquellas esencias a cigarrillo -A mi me vuelve loco tu forma de bailar- Cada vez más, entre cada movimiento y partitura el chico apretaba mas a Amanda, como si el hecho de que la ropa aun estaba separándolos fuera de lo más frustrante para él, como si necesitara estar todo lo junto a ella que fuera posible, quería recorrer cada parte de su anatomía, y tal parecía que en ese momento Amanda quería exactamente lo mismo- Ten, tomate un trago más- Amanda nuevamente llegó la copita y se la bebió tal cual la anterior -¿Qué es esto? - Ella le sonrió mirando con el ceño fruncido la copita que a ella le resultaba casi milagrosa, en un instante le había permitido olvidarse de sus penas, de Chris y de su muerte y no había precio que ella no hubiera pagado por un poco mas de ese elixir que la mantenía con vida en ese club nocturno -¿Te gusta? -Me fascina- Ella se pasó la lengua por los labios -Ven aquí- El mesero tomo a Amanda de los ojales de su jean y la volvió a juntar contra él- Dime que esta noche nos vamos a ir juntos- Le pidió, colando una de sus manos bajo la parte trasera del sujetador de tela n***o que ella estaba usando -No, no puedo- Le respondió con pesadez, sus ojos se sentían cansados, y sus piernas empezaban a fallarle, de seguro se debe al cansancio, hacia mucho que no se iba de juerga mucho menos después de un día tan largo como había sido ese -¿Por qué no? Ya estás aquí conmigo, que te lo impide- Le susurro mordiéndole el lóbulo de la oreja mientras sus manos seguían jugueteando a través de la piel de la morena -Tengo que ir a casa, no puedo- Balbució -Yo creo que si puedes- El semblante del mesero cambio de golpe de un momento a otro, ya no miraba a Amanda tan solo como una chica bonita, había algo que reflejaba su mirada, y no era algo precisamente bueno -No, espera, oye- Refunfuño Amanda con lentitud mientras trataba de alejarse de las manos del chico que estaban siendo demasiado descaradas para lo que ella podía soportar -Vas a irte conmigo- Le dijo nuevamente, esta vez mas como una orden que como una pregunta -Si, me iré contigo- Contesto como abducida -Sabía que era una chica buena Ambos chicos comenzaron a caminar a través de la gente buscando la salida, sin embargo el mesero estaba prácticamente arrastrando a una Amanda que ene se momento no era dueña de sus pensamientos ni mucho menos de sus acciones, ella solo estaba siguiendo la corriente -¡Eh Jonás! ¿A dónde crees que vas? - Un chico al que Amanda veía demasiado borroso, salió de entre la multitud y con sus brazos cruzados en su pecho miro amenazantemente al mesero, Jonás -Creo que vamos a pasar la noche, no sé dónde, solo eso me dijo- Contesto la pelinegra con una sonrisa tonta -No es tu puto problema a donde sea que yo vaya- Respondió Jonás con la mandíbula apretada -¡Si serás cabron! - El otro chico, mucho mas alto y sobre todo musculoso que Jonás, se acerco con la única intención de partirle la cara al mesero, sin embargo alguien lo había detenido por la espalda- ¡No te la vas a llevar a ningún lado! - Grito haciendo que de repente todos en el lugar se estremecieran -¿Por qué no? Solo iremos a pasar la noche- Dijo Amanda -Tu, cállate y ven conmigo- Le ordeno a la morena que no podía hacer mas que reír, por alguna extraña razón la situación le resultaba demasiado graciosa -Pero no puedo dejar solo a Raúl -¡Cállate la puta boca y ven conmigo de una vez! - Volvió a ordenar -Ya oíste a la señorita, va a irse conmigo- Jonás le dio la espalda al otro chico, llevando aun del brazo a Amanda, pero antes de poder dar siquiera un par de pasos, unas manos pesadas lo hicieron voltearse, estampándole un puñetazo en toda la mandíbula -¡¿Por qué golpeas a Raúl?! - Preguntó Amanda aterrorizada -Por que si nombre no es Raúl, y por que estas drogada Amanda- Espeto con furia -Espera ¿Qué? ¿Cómo sabes mi nombre? - Inquirió como si lo mas importante era su nombre y no el hecho de haber estado a punto de marcharse con alguien que la había drogado Amanda comenzó a llamar la atención del chico, pero él estaba lo suficientemente ocupado partiéndole la cara a Jonás como para responder las preguntas de la morena en ese momento, a la chica comenzó a nublársele la vista mientras veía como la sangre corría por el rostro de Jonás, sintió que le faltaba el aire, y debería llegar a casa, solo que no sabia como, mucho menos justo allí en donde todo se había vuelto n***o y lo único que podía ver era el mundo de cabeza mientras se desplomaba en el suelo del lugar  

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