bc

Jefa empoderada

book_age16+
1.0K
FOLLOW
6.4K
READ
possessive
arrogant
drama
comedy
sweet
passionate
like
intro-logo
Blurb

Una chica con problemas de sobrepeso será humillada públicamente por el hombre que ama, quién logrará engañarla para que se haga un tatuaje que cambiará su vida, y la de todos los personajes. Esa chica no parará hasta convertirse en la hermosa Cristal Montenegro. Una mujer empoderada que ha jurado usar todo su dinero para librar al mundo del machismo radical.

chap-preview
Free preview
CAPÍTULO 1 "INVITACIÓN"
Supongo que éste relato jamás hubiera existido de no haber tenido la mala suerte de conocerlo a él, Andrés Ferraresi, el chico más popular de toda la preparatoria Santa Elena. Ésta es mi historia. La historia de como una chica que sufrió injustamente la peor humillación de su vida en manos de un patán que se aprovechó de sus sentimientos. Terminó siendo la puta ama en un mundo machista, y desigual lleno de hombres que creen ser dioses. Mi nombre es Samantah Villareal, o bueno, al menos lo era en esa época. Como ya les dije, todo comienza el fatídico día que el destino tuvo el bendito capricho de cruzar en mi camino a ese neandertal que causaría tanto daño en mi vida. Hijo de personas muy importantes, capitán del equipo de fútbol soccer, exactamente el típico musculoso popular que tenía al mundo comiendo de la palma de su mano, con un futuro que brillaba excelentemente, el anhelo de todas las chicas de esa institución. Y cuando digo todas, debo incluirme a mí (lastimosamente). En aquellos días, yo era una más del montón. Tengo recuerdos esporádicos donde beso la foto de Andrés Ferraresi que tenía pegada a la pared, antes de irme a dormir. Obviamente todo esto era un secreto el cuál solamente conocía mi mejor amiga Stella. Una tierna niña que fue mi fiel compañera durante todo el periodo escolar. De muy baja estatura, piel morena, gafas un poco grandes y gruesas, colitas en el cabello, y un amplio conocimiento en todas las materias que impartían en la escuela. El cruel retrato de una nerd, aunque nunca me atreví a cuestionarla por su look, debido a qué ella era la única persona que realmente deseaba ser mi amiga. Más nadie quería juntarse con una chica obesa, como lo era yo en aquellos días. Debía usar la ropa de mi madre para ahorrar un poco de dinero aprovechando que eramos exactamente de la misma talla, mi piel blanca, cabello rubio, y ojos azules, perdían su condición de atributo al ser acompañado por mi peso. No creo que haya nada de malo es ser de talla grande, supongo que los jóvenes suelen ser muy crueles en ocasiones. Mi mejor amiga y yo acostumbrábamos sentarnos cerca del campo de fútbol de la escuela para observar a los jugadores ejercitarse en el terreno. Desde una distancia prudente, admirábamos a nuestros respectivos crush. Casualmente ambos eran jugadores importantes en el equipo que representaba el instituto educativo dónde estudiábamos. Era allí, sentadas en la grama bajo la refrescante sombra de un enorme árbol, dónde le dábamos rienda suelta a nuestras fantasías adolescentes con esos chicos que para esa época nos parecían muy atractivos. Soñando despiertas con el escenario hipotético, y casi imposible de que esos chicos notaran nuestras insignificantes existencias... ¡Ya saben!, ese tipo de tonterías infantiles de las cuales nos avergonzamos de recordar cuando somos adultas. Recuerdo que esa tarde no fue distinta a las anteriores. Nosotras como de costumbre, nos encontrábamos sentadas en ese lugar específico desde dónde siempre admirábamos a nuestros no-novios con los típicos suspiros espontáneos que acompañan cada una de las fantasías locas que nuestras femeniles cabezas pueden inventar. Cuando algo cuya posibilidad de ocurrir era nula, terminó ocurriendo justo frente nuestras narices llenas de acné. — ¿Estás listo para esto? — preguntó uno de los amigos de Andrés mientras sostenía un balón en sus manos. — ¡hagamoslo! — respondió el gañán de Andrés Ferraresi agitando un poco su cuerpo como si se preparara para hacer algo que no quería hacer. — ¡De acuerdo! — exclamó el compañero de equipo de Andrés pateando con fuerza ese balón, teniendo la suficiente puntería como para hacer que cayera justo dónde estábamos nosotras sentadas. — ¡Qué imbécil eres, Nataniel! — grité con desprecio luego de colocar mis manos para evitar que ese balón golpeara mi rostro. Al levantar la mirada nuevamente, lo primero que observé me dejo anonadada. No podía creer que el chico más popular, y codiciado de toda la escuela estuviera caminando directamente hacía mí. No importaba que fuera simplemente para buscar su balón de vuelta, el simple hecho de ver su sedoso cabello ser batido suavemente con la brisa que soplaba, era suficiente para hacerme suspirar. ¿En qué diablos pensaba cuando tenía dieciséis años? — Stella... ¿A caso estoy soñando? — tomé su brazo muy fuerte pero sin dejar de ver al horizonte mientras el mismísimo Andrés Ferraresi se acercaba tan campante. — ¡No amiga... Yo también lo veo! — expresó Stella con mucha emoción a través de un costado de su boca para que solamente yo la escuchara. — Señoritas, ¿serían tan amables de devolver mi balón? — preguntó con esa sonrisa detestable, aunque debo aceptar que en esos días me parecía perfecta. Ok pausa. En ese preciso momento no lo sabía, pero me encontraba justo frente al hombre que me ocasionaría la peor vergüenza de toda mi vida. Ese tipejo que ven allí con sus rostro de rasgos perfectos, y brazos musculosos. Como desearía poder gritarle a mi yo de ese momento, y decirle: "¡Corre, huye lo más fuerte que puedas!". — Aquí tienes — entregué el balón en sus manos pudiendo percibir ese exquisito olor a canela que emanaba su sudor, mi rostro enrojecido delataba lo emocionada que estaba, mi voz se quebró en forma de suspiro mientras no podía dejar de mirarlo. — ¡Gracias! — dijo antes de dar media vuelta para marcharse, aunque justo antes de hacerlo, volteó su mirada nuevamente hacia mí para preguntarme — ¿tu nombre es Samantah Villareal, no es cierto? — Eeeeee... Si, así me llamo — apenas pude hablar debido al asombro tan inmenso que causó en mí que el chico de mis sueños supiera mi nombre, quizás tuve un orgasmos en esos momentos, y nunca súper por mi inexperiencia total en el ámbito s****l. — ¿Tienes planes para este fin de semana? — él solamente hablaba mientras que yo viajaba en una nube bien fuera de este planeta, no me importaba que pudiera ver mi expresión de estúpida al estarlo admirando de forma tan indiscreta. — Noooo — respondí en forma de suspiro solamente dejando salir el aire que había dentro de mis pulmones mientras me desvivía de amor por él. — Perfecto, entonces paso por tí como... A la una, ¿te parece? — guiñó su ojo izquierdo provocando un pequeño infarto en mí, ya saben, como esa sensación de cosquilleo en el pecho cuando tocas tu bolsillo, y no sientes tu teléfono. De esa manera se alejó caminando con su balón en manos. Automáticamente Stella, y yo nos miramos al rostro para empezar a saltar de emoción, era lo más increíble que había pasado en nuestras vidas. Sin saber todo lo que estaba por ocurrir.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
83.4K
bc

Bajo acuerdo

read
4.1K
bc

Navidad con mi ex

read
7.9K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
47.4K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
151.8K
bc

Tras Mi Divorcio

read
503.4K
bc

Yo, no soy él

read
86.9K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook