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Siempre hay un amanecer

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Blurb

Siempre el amor es poderoso cuando nace de la perseverancia. Si te interesa lo sobre natural, el amor y la realidad juntos estoy segura de que esta historia te gustará.

Desde los 4 años, la vida de Halia se convirtió en un caos de desgracias y sufrimiento a pesar de eso, Siempre confió en un futuro mejor. A los 8 años tiene la fortuna de encontrarse con un salvador de origen asiático, poderoso, con muchos enemigos ocultos. Siempre recibes lo que das, por lo que ambos crean un vínculo afectivo fuerte. Pero como en toda historia siempre hay secretos ocultos que los vincula y que solo el karma puede revelar.

Liam es un joven fuerte, valiente con un peligroso secreto, confía en que la perseverancia y el trabajo duro siempre trae frutos por lo que vive atrapado en una mentira que casi le hace perder la vida, decide no volver a bajar la cabeza, y dentro de sus objetivos es tener a la mujer que ama. Ambos con carácter y objetivos diferentes. Pero como siempre, tienen algo en común Destino.

¡Aventúrate conmigo a conocer los secretos que te trae esta historia!

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Capítulo 1 La oscuridad
- ¡AYUDA! ¡Alguien que me ayude- Vocifera a todo pulmón! No pudiendo contener el dolor y la angustia. La pequeña niña grita entre sollozos y lágrimas. Todo su cuerpo endurecido por la tensión. En una oscura noche, sola la pequeña habitación parece ser testigo de la desgracia que se avecina. Se vislumbran decoraciones infantiles una cama tan estrecha que solo permitía una persona. En el interior de la habitación apenas se puede escuchar el grito ahogado de un cuerpo pequeño, estaba aterrada viendo frente a ella un destino despiadado. «No lo podía aceptar. ¿Porque también a ella? acaso ¿Ya estaba en edad?, pero no tenía ni pechos como sus hermanas, ¿Qué fue lo que hizo para que le pasara?» -Todavía soy pequeña --¡Por favoooor, no! - Grita entre balbuceo y lágrimas. Negándose a rendirse. Arrinconada en la esquina de cama. Cubriéndose son las sanana no puede evitar que se acerca más y más. El hombre de más de 100kg, jadeante, sudoroso, con un apestoso hedor a licor y cigarro, que se podía percibir a varios metros. Fue así como la niña advirtió su presencia. Mientras el infame la observa desde el umbral de la puerta. ¡Defenderse! Parecía Imposible, la diferencia de fuerza es abismal, con el rosto lleno de lágrimas, suplica - ¡Por favor! ¡guaaaaa! -solo soy una niña- ¡guaaaaa! – dice sin poder contener el lloriqueo.   Pero el pedófilo lejos de detener su marcha se le acerca como una fiera asechando a su presa, sus mirada llena de lujuria, se quita su camisa de tirantes, abriendo su cremallera, la mira por unos instantes para luego inclinarse en dirección a la infanta. Ella se escurre como una serpiente para alejarse de él. El individuo la toma de un tobillo para acortar la distancia. La niña negándose a rendirse, lo empuja con todas sus fuerzas pataleando, luchando y gritado a todo pulmón. -Ayuda por favor. ¡Auxili…o¨! En un instante - ¡Ay! ¡Que mierda¬! - Protesta el hombre. Un fuerte dolor de cabeza, acompañado por zumbidos en los oídos, presenta el hombre de mediana edad. El tipo pierde fuerza en el agarre del tobillo, permitiendo a esta patearlos con fuerza para liberarse. Al parecer el atacante parece desconcertado pone ambas manos sobre la cama. Un líquido caliente cae sobre las sananas desordenadas. Al mirar su mano se percata que está herido. El hombre por reflejo cubre con una mano donde le duele tratando de hacer presión y detener el sangrado, tambaleándose se sienta en el borde de la cama tratando de ubicarse. - «Qué diablos pasa»          La infanta aprovecha la oportunidad y en un santiamén brinca el respaldar de la cama y se refugia detrás un vejestorio televisor que se encontraba frente al pie de la cama, en encima de una mesita enclenque. De pie, pálida, temblorosa, vestida solo con una bata de sirenitas. Siente por un momento gratitud con el hombre. - «Por fin se detuvo, me dejo ir»- un suspiro involuntario. - «Pero ¿Porque se detuvo?, ¿Se le ablando el corazón?» Con el cuerpo hecho un lío, su rostro bañado de lágrimas. Observa hacia la puerta. De pie contra la tenue luz que entra desde el pasillo, una pequeña figura sobre sale; usando una camiseta desgastada y unos pantalones de igual condición, una de sus manos al lado y la otra a su espalda con un objeto detrás de él. - ¡MOCOSO DEL INFIERNO!, ¿hoy quieres morir? -vocifera el hombre. El joven de escaso 11 años observa al hombre quieto, inmutable sin expresión en su rostro, peros sus ojos oscuros como la noche reflejaban su odio y repugnancia. - ¡CORRE! -Le grita el joven -Es tu oportunidad de escapar, no dejaré que te lastimen, no mientras yo viva. Pero su pequeño cuerpo estaba petrificado por el miedo, la frustración y la angustia. - «¿Hacia dónde corro?, «¡No hay donde correr!» con los ojos llenos de lágrimas, Ella sabía que era imposible que ambos salieran ilesos de este conflicto. - ¡No te atrevas a moverte! - le ordena el hombre. Con los ojos llenos de deseo y rabia- La señala -Maldito déjala ir- comprendiendo la influencia de este sobre la chica. El hombre se levanta inestable tambaleándose, escupe para luego limpiar su boca con el antebrazo. Si figura es grotesca, un gran abdomen sobre sale del tórax. Una barba sombreada, ya sin camisa sus pantalones cortos con la cremallera abierta pero aún permanecía en su lugar. ‘- ¡Ja, ja, ja! ¡De hoy no pasas maldito mocoso!… ¡Ya me debes muchas! Y sin más avanza hacia el chico. - ¡Bastardo! ¿Crees que te tengo miedo? Y sin pensarlo el joven se pone en guardia y juntando las manos sobre el bate desgastado de béisbol que escondía en su espalda lo golpea en la cabeza con todas sus fuerzas cayendo el mismo al piso, el movimiento fue tan rápido que no le dio tiempo al hombre de reaccionar. - ¡Oh NO! - La niña coloca sus manos en la boca se siente aterrada, ella sabe que los mataran a golpes. Como en cámara lenta el hombre cayó frente al aparato viejo, quizás por su estado de embriaguez no se levantó enseguida. En el reflejo de la pantalla del televisor se podía ver como trataba de levantarse. - «Todo esto está pasando por mi culpa, por tratar de protegerme ahora Álvaro será arrastrado conmigo al infierno. Tarde o temprano el me tomará» Los niños intercambias miradas para luego fíjalas en el televisor. Asienten con la cabeza. La pequeña toma la decisión empujar con todas sus fuerzas el televisor. ¡Crac! ¡Bimp, bimp! ¡Pum! En un solo golpe apaga el despertador. Abre los ojos, viendo el familiar techo de tablilla color mármol blanco de su cuarto. Da un Suspiro de alivio. - «Hogar dulce hogar» Su pegajoso cuerpo anhela la refrescante sensación de limpieza. - «Estúpidas pesadillas sino es una son las otras» se masaje las sienes. Se levanta de su cama matrimonial con rapidez, recoge la ropa de cama tirándola dentro de la canasta ubicada en el espacioso cuarto de baño, una esplendorosa luz natural entra por los grandes ventanales ubicados cerca del techo, su pijama de tirantes y pantalón corto, caen en el mismo lugar. Circulando en su cabeza todavía las inquietantes imágenes. -Cuando dejaré de soñar con el pasado. Vamos tranquila. Estamos a salvo- se dice a sí misma. Entra en la ducha con la cabeza pegada en el azulejo claro y el agua corriendo por su cuerpo bien definido por el ejercicio, no puede evitar sentirse abatida. Tomando una tolla grande, cubre su cuerpo, frente al espejo distingue a una joven de casi 20 años, con un rostro cuadrado pero delgado, ojos de color miel, una nariz un poco gruesa, pero combina bien con el resto de sus rasgos, sus labios son gruesos con un tono rosado natural, su piel clara y saludable, su cabello castaño cobrizo oscuro con ondas en las puntas cae a su espalda más allá de sus hombros, con una sonrisa irónica en sus labios piensa - «Muy diferente a esa niña. Ella jamás volverá. Soy muy diferente ahora» –A quien engaño- «ese pasado de ninguna manera me dejara ir» piensa moviendo su cabeza de un lado para otro, una sensación de tristeza nace en su corazón. -Bueno señorita Halia Koyama. No hay tiempo para el pasado. Es hora de ponernos en acción. Se pone su ropa deportiva, dejando al descubierto una pequeña parte de su cadera derecha que deja ver una pequeña mancha de nacimiento en forma de medialuna. -Es tiempo de cumplir las obligaciones matutinas «si quiero seguir teniendo un hogar no puedo decepcionar Bàba, no puedo perderlo a él también» Baja corriendo las escaleras, sujetado la baranda de hierro forjado color plata que se ondula en espiral igual a un caracol, al final de los escalones. Respira profundo llenado sus pulmones del aire circulante. --«Me encanta este lugar» Frente a ella, una acogedora sala, seguida de un amplio y moderno comedor, para terminar hasta fondo con una espaciosa y hermosa cocina. Todo unido en un conjunto de decoración de estilo abierto, el techo es alto, muy por encima de los 157 cm de Halia que lo hace ver gigantesco. La chica camina por la sala tocando los grandes sillones color crema de textura suave, pasa a la par de la mesa de estilo moderno para 10 personas. - «Siempre me he preguntado porque Bàba no se ha deshecho de este comedor ¡Grande!, no lo usamos» piensa levantando los hombros. Al llegar a la cocina, Halia le da un beso en la mejilla a Belinda. Una mujer de mediana edad acostumbra a usar delantal encima de su vestido de flores, unos pequeños cabellos rebeldes salen de su apretado moño. Ella se encuentra afanada preparando el desayuno. - ¡Buenos días, señorita! Debería desayunar primero le prepare una arepa de banano con miel, y un jugo de manzana. - ¡Buenos días, Nana! Me gustaría, pero primero debo completar el circuito que me dejo Bàba, no quiero otra clase catedrática sobre la perseverancia, apenas termino, regreso para desayunar- Le contesta con la mano derecha levantada y la otra en el pecho. Sin agregar sale por la puerta trasera que da a un enorme patio. Empieza hacer un leve estiramiento, apenas bajando 2 escalones visualiza los arbustos enanos que su padre arregla con tanto amor, a cierta distancia del lado derecho, se encuentra la piscina olímpica con estructuras para clavados. Al otro lado están las mesitas de estar para el jardín y más allá él imponente muro con alambrado electrificado y un alto equipo de seguridad. - «A veces pienso que mi Bàba exagera» Inicia su recorrido a gran velocidad, adentrarse a través de la gran variedad de árboles, varios minutos después llega a un pequeño claro, donde está el gran circuito de entrenamiento.

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