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Losing Virginity

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Blurb

"La apuesta consiste en que la última de nosotras cuatro en perder su virginidad tendrá que realizar un reto vergonzoso en frente de toda la sociedad estudiantil. Todas tienen un máximo de tiempo hasta el baile de graduación, si no realizas ningún acto s****l antes de ese día, tendrás que enseñar tus pechos en la graduación, más específicamente cuando te entreguen el diploma.

No importa con quién o cómo pierdas tu virginidad, pero si eres la única de las cuatro virgen cuando la fecha expire, tendrás que cumplir el reto, sin excusas o problemas.

¿Aceptas el reto? ¡A perder la virginidad!"

Un grupo de cuatro amigas vírgenes deciden hacer una apuesta en su último curso de preparatoria. Solo una de ellas perderá la apuesta y tendrá que realizar un acto vergonzoso frente a todos. Pero en el transcurso de la historia, unos idiotas se cruzarán en sus caminos, y revolverán todo.

Al fin y al cabo, el sexo es solo sexo. Pero, ¿Qué pasa cuando deja de solo ser sexo y se convierte en sexo con amor?

"Si no hay amor, no vale la pena."

-No se podía sentir amor, el amor en ese juego era ser débil. Así que tú tampoco te enamores. Te prohibimos enamorarte.- Con amor, Less, Lenn, Julie y Val.

Una historia de amor y pasión que no se la desearías ni a tu peor enemigo.

*HISTORIA TERMINADA*

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Capítulo 1: "La apuesta"
Tendría que empezar esto como lo típico de todos los malditos comienzos de historias que he leído. Algo así como que "el sol que entraba por la ventana me hizo abrir los ojos de a poco" y entonces una enorme sonrisa aparece en mi rostro y empiezo mis típicas rutinas de las mañanas. Pero esta no era una mañana normal, era el puto primer día de mi último año de preparatoria. Solo eran las seis de la mañana y ya estaba odiando todo lo que estuviera vivo sobre la Tierra.  Quejándome y bufando quise levantarme de mi cómoda y preciada cama, pero cuando mi pie pisó el piso e intenté ponerme de pie, no me di cuenta que estaba toda enredada en mis sábanas, por lo cual terminé de cara al piso con la nariz completamente aplastada.   Genial, y yo que dije "Oh, este será un gran primer día". Una jodida mierda es lo que realmente sería. Me puse de pie girando los ojos al techo y salí de mi habitación con camino al único baño de la casa.  Cuando quise abrir la puerta del baño, me di cuenta que estaba con seguro, ya que mi rostro terminó pegado a la puerta por el hecho de que había empujado con demasiada fuerza. Las ganas de gritar por la frustración no me faltaban. Empecé a azotar la puerta con mi puño lo más fuerte que podía.  - ¡Puta madre, Matt! - Grité - ¡Deja de mirarte al jodido espejo de una vez y déjame entrar! - Volví a gritar después de unos minutos a mi preciado hermano. Al no recibir respuesta volví a golpear - ¡No por seguir mirándote te harás más atractivo! ¡Siempre serás la rubia oxigenada come moco de siempre, hermanito! - Sabía que en algún momento se cansaría de mis gritos, así que seguí insultándolo hasta que por fin la puerta del baño se abrió y un semidesnudo Matthew apareció frente a mí con una de las sonrisas más falsas que he visto en mi vida.  - Todo tuyo, hermanita. - me dijo saliendo del baño y tirándome su bóxer sucio a la cabeza. Lo quité rápidamente con asco y se lo aventé a la espalda mientras el caminaba a su habitación.  Ese era mi hermoso, preciado e insoportable hermano. Ya empezarán a odiarlo tanto como yo, solo denle tiempo.   Entré en el baño, me quité mi pijama y me metí bajo la lluvia de la ducha.  Siempre odié los primeros días, absolutamente siempre. De vez en cuando le veía algo bueno, aunque ahora todo lo que trato de pensar que será bueno, simplemente se hace malo. Lo único que me hace seguir de pie en este puto día es el hecho de que este es mi último maldito año en esa cárcel a la que la hacen llamar escuela. Créanme, si soy negativa la mayor parte del tiempo, este día estoy rompiendo mi propio récord.  Lenn, Julie y Less pasarán por mi hoy, lo que hace más llevadera esta mañana, ya que no soportaría compartir auto con mi hermano, y apuesto mi vida a que él jamás dejaría que sus amigos me vieran a su lado, ya que Matthew pertenece al grupo de los "populares". Que en realidad tiene más que ver con personas que son lo suficientemente atractivas para llamar constamente la atención, que no tienen otra cosa que hacer además de vivir de fiesta en fiesta, y los días de clases contar acerca de sus aventuras de "borrachera". Yo poseo un poco más de materia gris que mi hermano, por suerte.Me gusta pensar que pertenezco al grupo de personas que si poseen un cerebro con un intelecto más alto que el de una ardilla.   Mi hermano es el tipo de chico que más he aprendido a odiar a lo largo de mis diecisiete años. Es atractivo y bastante presumido, creído y mujeriego, juega en el equipo de fútbol americano y tiene a todas las chicas de la escuela detrás de él. Pero eso no es lo peor, además de ir al mismo instituto y compartir todas las malditas clases, es nada más y nada menos que mi mellizo.  Así es, hay un segundo yo pero con pene. Lo cual quiere decir que existe otro yo pero sumamente más insoportable. Matt es más grande  solo por unos once minutos, lo cual a la hora de las discusiones me hace perder créditos porque él cree que tiene derecho a más cosas que yo. En fin, es un idiota, y ya está en busca de su título en el asunto.   Jamás fuimos muy unidos, hasta creo que nos queremos casi nada. Nos toleramos porque básicamente tenemos que hacerlo, pero usualmente nuestra relación es poca. Por no decir nula. Él simplemente me ignora, yo lo ignoro, él tiene su vida, yo la mía, y cuando esté triunfando y sea multimillonaria y el esté trabajando de cartonero, no lo ayudaré. O bueno, quizás sí, un poco.  Somos muy diferentes a pesar de ser casi idénticos. Él no quiere por nada del mundo que la preparatoria termine. Yo, en cambio, no veo la hora de salir de esta ciudad de cuarta. Él tiene muchísimos amigos, es conocido y popular. Yo, por otro lado, tengo un pequeño grupo de amigas, y simplemente me conocen los profesores y el conserje Raúl. Un ancianito encantador con el que varias veces intercambio el almuerzo. ¿Qué más puedo decir de mi preciado mellizo? Matthew ha estado con más chicas de las que puedo contar. Y bueno, yo simplemente he llegado a dar mi primer beso a los quince, lo cual por cierto, fue lo más asqueroso que hice en toda mi vida. No sé si yo era muy nueva en eso, o el chico simplemente no sabía cómo carajos besar.  Despejándome de todos los pensamientos estúpidos me dirigí a mi habitación, me sequé y me preparé para el instituto. Elegí lo de siempre: las primeras prendas limpias que se cruzaban por mi camino. Las que vendrían a ser unos jeans dos tallas más grandes que la mía, una camiseta blanca que me llegaba hasta la mitad del muslo y mis zapatillas converse de siempre. Jamás fui muy fanática de la moda. Más que nada porque nunca considere que mi gusto fuera demasiado bueno. No sabía combinar colores, pero tampoco me preocupaba en hacerlo. No me gustaba mucho salir de compras para encontrar algo que relativamente me gustase. Todo eso por el simple hecho de que me ponía nerviosa ir de tienda en tienda, en busca de prendas que eran demasiado costosas para su calidad. Así que me conformaba con mi ropa vieja, que era bastante, y tampoco me molestaba usar ropa que a mi hermano le empezaba a quedar pequeña.  Me miré en el espejo bufando y con unas bolsas enormes debajo de mis ojos. Sin saber qué hacer con mi cabello simplemente lo até en una cola de caballo a pesar de que estaba algo húmedo todavía. Me eché una última mirada, me colgué la mochila en mi hombro y salí de mi habitación.  Matthew y yo nos encontramos en el pie de la escalera. Él iba vestido con una camiseta blanca ajustada, unos jeans azules, unas zapatillas comunes y la chaqueta del equipo de fútbol. Así es, una chaqueta, a pesar de que hacían como cuarenta grados.   >    Mi hermano me miró de arriba abajo con una expresión de burla pegada en el rostro. El rostro que pronto deformaría si no dejaba de mirarme de esa manera que odiaba tanto.  - ¿En serio eres una chica? Digo, ¿Estás segura de que tienes v****a? - preguntó divertido.  - La última vez que fui al baño si la tenía. Y seguramente sigue ahí, y seguirá ahí mañana, y pasado. - Contesté -. Pero en cuanto a ti, tu pene se te seguirá achicando con el pasar de los días.-le dediqué una sonrisa falsa.  Me miró disimulando una sonrisa divertida, se notaba que mi comentario lo irritó.  - Pero que clase tienes, hermanita - bufó, revoleando los ojos, antes de escanearme con la mirada de nuevo -. Etonces, si tan segura estás de que eres una chica, ¿Por qué no te vistes como una, Val?  - ¿Y ahora quién carajos eres? ¿Asesor de modas? - dije empujándolo por los hombros con el ceño fruncido -. Además, ¿quién dice como se tienen que vestir las chicas? No hay tal cosa como "ropa de hombre" y "ropa de mujer", Matt - revoleó los ojos ante mi comentario -.Y si me visto así es porque se me da la regalada gana. Yo no te digo nada acerca de que uses tu jodida chaqueta a pesar de que hacen más de cuarenta grados, imbécil.  Matthew estaba a punto de contestarme, pero entonces mi padre empezó a bajar las escaleras mirándonos con ojos filosos, vestido con su traje y con su maletín en mano. Cuando estuvo junto a nosotros, le dio un apretón de manos a mi hermano y un beso en la frente a mí.  - Mantengamos la fiesta en paz por hoy, ¿De acuerdo? - preguntó, y no pude negarme a esos arrugados y hermosos ojos azules.  - Está bien, papá. - Respondí abrazándolo - Pero solo por hoy. - dije divertida y el rió.  - Nos vemos esta noche en la cena, ¿De acuerdo? - Nos dijo a ambos al mismo tiempo que salía por la puerta principal - ¡Los quiero! - Gritó antes de cerrar la puerta.  Me quedé pensando unos segundos mientras miraba la puerta de madera de la enorme mansión en la que vivíamos.   Cada vez esta maldita casa estaba un poco más vacía de lo habitual, desde que mamá murió, papá se la pasa trabajando de sol a sol y solo lo veíamos en la cena o en algunos almuerzos los fines de semana. Mi relación con Matthew después de lo sucedido no ha hecho otra cosa que empeorar, y ninguno de los dos pone de su parte para que todo esto se haga más fácil.  Perder a mamá no fue sido nada fácil, aunque supongo que nunca lo sería. No creo en ese tipo de cosas de que "ella nos cuida desde dónde quiera que esté", ella nos cuidaba cuando estaba con nosotros, ahora simplemente es un ente que nos observa, pero no puede aconsejarnos, ni abrazarnos, ni cocinarnos galletas de chispas de chocolate cuando algo anda mal. No está, y los tres tuvimos que aceptarlo. Pero, carajo, nos hacía demasiada falta.  Las bocinas sonando de fondo me sacaron de mis pensamientos y sin siquiera despedirme de mi hermano o decirle algo salí disparada por la puerta. Corrí hacia el viejo auto de Lenn y me subí en el asiento del acompañante, mis amigas ya sabían que claramente yo iría adelante este horroroso primer día.  - Cada vez te ves más hecha mierda, Val. - dijo Lenn en cuanto entré al auto y ella empezó a avanzar.  - Oh, buenos días, amiga, tu también estás hermosa en esta estúpida mañana. Y también me alegro de verte. - dije sarcásticamente a mi hermosa amiga, quién sonrió de oreja a oreja al mismo tiempo que escuchaba como Less y Julie reían.   Se sentía genial volver a verlas, de alguna manera siempre me quitaban el estrés de encima solo con su presencia. Simplemente a veces, porque o si no, eran ellas las que me causaban el estrés.  - ¿Cómo estuvo el verano en la granja de tu abuela, Julie? - pregunté mirando por el retrovisor.  - ¿La verdad? - Preguntó ella con una mueca rara en el rostro -. Jamás me había aburrido tanto en toda mi puta vida. No había internet, ni siquiera señal, no había ni un jodido supermercado y si quería desayunar tenía que ordeñar a una vaca y recoger huevos de un gallinero. - todas rieron a carcajadas por las palabras de Julie. No me la imaginaba para nada haciendo alguna de esas cosas, seguramente se habrá muerto de hambre todo el verano en esa casa -.. Lo único que hizo soportable ese fatídico viaje fue el hecho de que un grajero sumamente sexi trabaja para mi abuela. Su nombre es Tucker, y estaba tan bueno que te daban ganas de untarle chocolate y lamerlo. - hice una mueca de asco por las tan delicadas palabras que había elegido mi amiga para expresarse.  Vi como Lenn sonreía negando con la cabeza, ya que era algo común en Julie. Eso de enamorarse de un hombre en menos de dos segundos y quedar más loca que una mula era muy característico de ella. Observé a Less y ella simplemente puso los ojos en blanco mientras revisaba algo en su celular.  - ¿Y cuántos años tiene? - preguntó Less antes de darle un trago a su botella de agua.  - Creo que treinta y cinco. - respondió de lo más normal Julie.  Mis ojos se abrieron como platos, Lenn empezó a carcajearse hasta no poder respirar, y Less simplemente se atragantó con el agua que estaba tragando, tanto que empezó a toser como loca y Julie tuvo que golpearle la espalda repetidas veces antes de que se muriera ahogada. Y cuando pudo respirar con normalidad empezó a hablar, bastante alterada.  - ¿Treinta y cinco? - preguntó atónita, con los ojos como platos -. ¡Es un jodido viejo arrugado! - no era para tanto, en realidad -. Dime por el amor de Dios que no tuviste nada con ese hombre. - Rogó mi morena amiga.  - ¿Y qué si tuve algo con él? - dijo Julie cruzándose de brazos.  - ¿Y qué? ¡¿Y qué?! - gritó exasperada -, ¡Eso solo tiene un nombre, Julie! ¡p*******a! ¡Un maldito pedófilo! - ahora la que puso los ojos en blanco fui yo. No es por nada, pero Less casi siempre era bastante exagerada, y para mi gusto, siempre se preocupaba demasiado por cosas que para mí no eran tan relevantes. De nosotras cuatro, Less y yo somos las más diferentes, pero aún así nos queremos y esas cosas.  - ¡Relájate, cabra loca! - gritó Julie -, no pasó nada. - puso los ojos en blanco -. Está casado y tiene dos hijos, ni en mis sueños podría llegar a pasar algo.  - ¿Y tú qué hiciste en las vacaciones, Lenn? - preguntó Less mirando de forma extraña a Julie. Juro que estaba a punto de decirle que parecía un monito haciendo ese tipo de gestos, pero me contuve y simplemente sonreí.  - ¿Además de ver series, comer, dormir e ir al baño? - sonreí por las palabras de Lenn -. Absolutamente nada. ¿Tú, Val?  ¿Qué había hecho en el verano? Nada. Simplemente me escapé unas veces de casa, me perdí más de dos veces en la ciudad por lo ebria que estaba, y solo me desperté en el suelo del baño dos veces. Pero nada fuera de lo común. Me encogí de hombros.  - Lo mismo que siempre. Nada nuevo. - dije indiferente al mismo tiempo que llegábamos al instituto.  Miles de adolescentes estúpidos estaban en frente de mí. Las porristas estaban con los jugadores de fútbol, entre ellos mi hermano, recostados por sus autos caros. Los fanáticos de la computación y los vídeo-juegos estaban con la cabeza enterrada en sus computadora. Los drogadictos estaban arrancando flores sentados debajo de un árbol o algo así. Algunas chicas saltaban de felicidad mientras se abrazaban, otros miraban con odio todo a su alrededor, y nunca falta la típica pareja que necesita urgentemente una habitación.  Detestaba admitir que los institutos eran así de predecibles, como en todas las películas que alguna vez se hubieran hecho. El mundo en la preparatoria era un infierno para algunos y un reinado para otros. Aunque no quisieran eras asignado a cierto grupo, criticado si no eras lo que todos querías que fueras... En fin, quien quiera que haya dicho que la adolescencia era la mejor etapa del mundo, definitivamente formaba parte de las personas que tuvieron la vida muy, pero muy fácil en la secundaria.  Todas bajamos del auto y empezamos a caminar hacia la entrada del instituto. Al pasar por el frente de mi hermano y sus amigos, pude notar como el apartaba la vista y ni siquiera me miraba. Lo cual no me importó ni un comino, definitivamente podría seguir tranquilamente con mi vida. Varios chicos y chicas saludaron a mis amigas cuando entramos al enorme y viejo edificio. Yo simplemente me preguntaba cuando terminaría esa tortura. No quería seguir conviviendo con todos estos idiotas que viven en termos, o en castillos de cristal, o simplemente no viven. Necesitaba urgentemente un cambio de aires.  Llegamos a nuestros casilleros y Less se colocó a mi lado, mientras que Julie y Lenn se pararon en frente nuestro. Julie tenía una mirada en los ojos que no me gustaba nada, algo así como demasiado emocionada. Y supuse que empezaría con su interrogatorio o chismerío de todas las mañanas.  - ¿Ninguna tuvo un amor de verano épico? - las tres negamos con la cabeza -, ¿un beso? - Repetimos la acción -, ¿un baile sexy, o algo parecido? - y de nuevo la negación - . Oh, vamos! ¿Todas seguimos vírgenes? - preguntó algo así como aburrida u ofendida.  - ¿Y qué hay de malo en eso? - preguntó Lenn. Julie la miró obvia.  - ¿Si sabes que la virginidad es una construcción social implementada por la Iglesia y construida por la Biblia, no? - enarqué una ceja al terminar de formar mi oración. Ninguna me prestó atención.  - Estamos en último año y ninguna de las cuatro ha tenido sexo. Para mí eso significa fracaso total. - dijo Lenn. Quise volver a intervenir y hacer algún comentario al respecto, pero me mordí la lengua. Mi humor estaba de perros y no quería empezar una pelea tan temprano. Sería más sencillo si les seguía el ritmo de la conversación y listo.  - Opino lo mismo. - dije yo de la nada, las tres me miraron con los ojos como platos y yo me encogí de hombros -. ¿Qué? Es cierto, estamos en el último año y ninguna ha visto un pene en su vida. Y no, la clase de educación s****l, la clase de biología y el porno, no cuenta. - aclaré. Todas rieron por lo bajo -. Creo que es momento de hacer algo al respecto - dije encogiéndome de hombros, abrieron la boca para decir algo pero elevé una mano -. Igualmente sigo pensando que la virginidad es una construcción social.  Mis amigas revolearon los ojos, pero rieron.   - Apuesto a que la primera en perder la virginidad serás tú. - dijo Less apuntando a Julie.  - ¿Yo? ¿Por qué yo? - preguntó confundida.  - Porque eres la que más piensa en ello, quizá. - respondió obvia.  - No te creas. Para la mí la primera será Val. - dijo Lenn mirándome.   Ok, ok, ¿desde cuándo yo entraba en ese tipo de conversaciones?  - Yo apuesto a que la primera serás tú.-dije mirando a Less, ella abrió los ojos como platos - ¡Oh, vamos! Debajo de toda esa pinta de santa, apuesto a que hay un Christina Grey que quiere salir a la luz.  - Yo digo que seré la última en perder la virginidad. - respondió ella encogiéndose de hombros. - mis amigas soltaron una carcajada por mis palabras, y sonreí.  - ¿Quieren apostar de verdad? - dijo Lenn con una ceja enarcada.   Antes de que ninguna de nosotras dijera otra cosa, Lenn sacó una hoja de su mochila, con una pluma, apoyó la hoja sobre un casillero y empezó a escribir rápidamente. Julie, Less y yo nos miramos completamente confundidas. Después de unos minutos, Lenn nos dejó ver lo que había escrito.  "La apuesta consiste en que la última de nosotras cuatro en perder su virginidad tendrá que realizar un reto vergonzoso en frente de toda la sociedad estudiantil. Todas tienen un máximo de tiempo hasta el baile de graduación, si no realizas ningún acto s****l antes de ese día, tendrás que enseñar tus pechos en la graduación, más específicamente cuando te entreguen el diploma. No importa con quién o cómo pierdas tu virginidad, pero si eres la única de las cuatro virgen cuando la fecha expire, tendrás que cumplir el reto, sin excusas o problemas. ¿Aceptas el reto? ¡A perder la virginidad!"  Todas miramos con los ojos como platos y sumamente divertidas a Lenn, pensado que seguramente todo eso que había escrito era un chiste. Pero por su expresión seria, todas supimos que estaba hablando sumamente en serio.  Me tomó unos momentos analizar lo que en esa hoja decía. ¿Una apuesta acerca de quién perdería su virginidad primero? ¿era en serio?   Lo pensé por un minuto y decidí que no tenía nada que perder al respecto, así que fui la primera en firmar la hoja. Todas me miraron sorprendidas y con sonrisas de oreja a oreja. La siguiente en firmar fue Julie, luego Lenn, y la única que quedaba era Less, que se encontraba bastante indecisa al respecto.  Todas la miramos con ojos de cachorro y con pucheros, y dijimos al mismo tiempo: -¡Por favoooooor!  Less simplemente puso los ojos en blanco y finalmente terminó firmando la hoja. En ese momento el timbre de inicio de clases sonó y todas empezamos a caminar a nuestra primera clase del día, abrazadas por los hombros.  - Definitivamente, será un año bastante interesante. - dijo Lenn antes de entrar al aula.  Si, seguramente lo sería. 

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