Juegos de una traición

Caos y ruina es lo que veo en medio de la destrucción que esta dejando las elecciones. Todos quieren ganar sin importar que método utilicen. Lo peor de todo es que sin querer estar en medio de esto, lo estoy y no solamente porque han visto que no soy fácil de derribar, sino, por el respaldo que aquella familia que no recordaba aún después de estar lejos de mí, me proporciona. La guerra ha empezado, las reglas del juego están escritas. Pero lo peor de todo es que con el premio del titulo de amo y señor del narcotráfico y tráfico de personas, también tendrán con el triunfo una compañía. Y esa mano derecha, soy yo. Quien además de contar con el dinero para apoyar a quien gane, tengo la inteligencia y valentía que lo puede llevar más lejos y puedo seguir con su legado. Soy el paquete completo. Adinerada, inteligente, valiente, hermosa y puedo traer hijos al mundo. Por ello me adorarán y condenaran. Jamás pensé que ser capaz me colocaría en el puesto de trofeo para quien gane en este juego sangriento. Pero sucedió. — Debí matarte cuando tenía la oportunidad. — le grito con rabia acumulada por todos estos meses que me ha dañado. El hombre que en algún momento sentí atracción física, sonríe con malicia para responderme. — No podías, así como yo no podía matarte a ti. Ambos necesitamos el trono. Nos necesitamos mutuamente para crecer, porque aunque no lo quieras aceptar, solo conmigo puedes gobernar, solo conmigo puedes follar y solo a mi me puedes parir. Niego ante su respuesta. Me cabrea que aún con todo lo que nos hemos hecho, persista en tenerme a su lado. Ambos somos domadores, en nuestro ser no hay sumisión y eso es lo que tarde o temprano nos acabará destruyendo si permanecemos juntos. — No obtendrás lo que quieres, eso te lo juro. Se carcajea mientras camina hacia mí. Yo no retrocedo, hacerlo seria demostrar miedo que no tengo. — ¿Estas segura? Ya comencé — comenta con voz baja, ronca y tan perversa como su alma. Y yo que pensé que todo había acabado